Los empresarios arremetieron contra la negociación colectiva en la OIT

A pesar de que en 2020 se perdieron 495 millones de puestos de trabajo a tiempo completo y aún se estima que otros 150 millones puede correr la misma suerte al final de la pandemia de COVID-19, el Grupo de Empleadores atacó el Convenio 98 sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva.

La 109ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), que por primera vez en su historia se realiza de manera virtual, a tenor de los cambios que ha provocado la crisis de la COVID 19, tuvo este viernes una nueva sesión de la Comisión de Aplicación de Normas.

En diálogo con ACTA, el Secretario Gremial de la CTA Autónoma, Daniel Jorajuría, señaló que en dicho encuentro “los empleadores, que ya habían cuestionado a los expertos por el Derecho de Huelga, pusieron el ojo sobre el Convenio 98 de Negociación Colectiva. Sostuvieron que los Estados solo pueden promover a la negociación colectiva y no tienen derecho a obligar a las partes a negociar y quien no lo quiere puede no negociar, también dijeron que tampoco el Estado puede definir a qué nivel es prioritario negociar afectando la objetividad, imparcialidad y la equidad entre las partes”.

Además objetaron el artículo 4° del Convenio 98 de OIT que manifiesta: “Deberán adoptarse medidas adecuadas a las condiciones nacionales, cuando ello sea necesario, para estimular y fomentar entre los empleadores y las organizaciones de empleadores, por una parte, y las organizaciones de trabajadores, por otra, el pleno desarrollo y uso de procedimientos de negociación voluntaria, con el objeto de reglamentar, por medio de contratos colectivos, las condiciones de empleo”.

Explicó Jorajuría: “Luego de este cuestionamiento plantearon que la pandemia agravó el empleo por lo que no tiene sentido poner la prioridad en las normas, sino que hay que priorizar el respaldo a las empresas sostenibles y facilitarles un entorno propicio. También cuestionaron a la Recomendación 198 que resuelve la relación de trabajo. Sostienen que hay una diversidad de formas de prestar trabajo que hay que respetar, que las cadenas de valor están fuera de esa Recomendación y que tampoco esta puede impedir las relaciones comerciales. Demandaron respeto por el derecho de propiedad y pidieron incentivos fiscales, acceso al crédito y tecnología”.

Asimismo, “pidieron respetar el deseo del trabajador, independiente, autónomo, artesanal, free lance a no ser acorralado por las normas, en definitiva la generación de empleo para ellos, depende de la desregulación de las normas, por eso cuestionan: las normas, el Convenio 98, la Recomendación 198 y piden más flexibilidad y más productividad”.

Por último, exigieron normas de emergencia para un entorno propicio para la competitividad y pidieron medidas como la suspensión de normas y la rebaja de salarios para mantener el empleo en pandemia.

La respuesta –informó Jorajuría– fue inmediata por parte del vocero del Grupo de Trabajadores. Defendió a la Comisión de Expertos y su trabajo. Sostuvo que no es una función de esta comisión calificar a los expertos, ni decidir cómo se eligen. “Esta comisión no está para darle instrucción a los expertos; ellos tienen un mandato, que es la aplicación de las normas ya existentes, no creer otras”.

En ese sentido el dirigente ceteatista destacó que el Convenio 98 de Negociación Colectiva y la Declaración de 1998 lo establecen como un derecho fundamental, por lo que es necesario garantizar la autoridad de los/as expertos/as y no someterlos/as a los deseos o el humor de ningún grupo.

– Esta Comisión tiene que adoptar medidas contra los Estados que violan estos derecho.
– No se puede juzgar el funcionamiento de la Comisión de Aplicación de Normas.
– El Convenio 122 de OIT es un instrumento clave para la concreción del pleno empleo productivo y libremente elegido.
– El Covid 19 mostró que el que protegió el empleo fue el Estado y no el mercado, los empleadores también recurrieron a él.
– Se incrementó el teletrabajo. La lucha está en la búsqueda de igualdad de derechos con el trabajador presencial.
– La inspección del trabajo es fundamental. En este contexto pandémico los más perjudicados han sido trabajadores informales y mujeres, para quienes se agravó la violencia y se triplicó el trabajo. Además del que tenían, se convirtieron en maestras de sus hijos e hijas, realizaron el trabajo doméstico y el de cuidados.
– Los nuevos modelos económicos tienen que tener en cuenta la eliminación de los obstáculos no solo para la mujer, sino también para les jóvenes, les migrantes y les discapacitades.
– Les empleadores ya no saben qué tipo de contrato inventar para evadir responsabilidades y acumular ganancias.
– La Recomendación 198 pone claridad a la relación del trabajo.
– El mejor entorno propicio es que se respeten las normas internacionales del trabajo. Los convenios 87 y 98 no son un problema, sino una solución y hay que garantizar su cumplimiento.
– Debemos poner coto a ese festival de flexibilización que pone en peligro el equilibrio de la sociedad y sus organizaciones.
– Las relaciones encubiertas son un peligro para el equilibrio y la protección social.
– Las sociedades con mayor protección social han soportado mejor la pandemia.
– Los empleadores han dicho que la Recomendación 198 frena el empleo y no presentaron un solo elemento que lo demuestre. Esta recomendación impide el dumping y la competencia desleal. Destacó al respecto los fallos favorables en varios países que consideran que les trabajadores de plataforma tienen una relación de subordinación por lo tanto una relación de trabajo.
– Por último, lamentó que la Conferencia concediera sólo tres horas para un tema fundamental en pandemia.

El Grupo de les Trabajadores recibió al final la visita del director General de la OIT, Guy Ryder, quien manifestó que “son los trabajadores los que mantienen viva a la OIT”; “Estamos haciendo algo extraordinario, teníamos muchas dudas sobre una conferencia virtual por los diferentes horarios, la conectividad y estamos demostrando que es posible”; “el mundo del trabajo está convulsionado, la emergencia sanitaria se ha expresado como la crisis económica y social más grande de la historia”; “hemos mantenida viva la organización”; “hemos tratado de apoyar a los mandantes en todo el mundo”; “hemos tratado de no ser meros espectadores, sino verdaderos actores».

Ryder informó que “realizaremos siete monitoreos de la situación y llegaremos a un documento final que dé una respuesta mundial al COVID-19. La economía mundial va a crecer, pero será una recuperación injusta para los países pobres; en cambio será buena para los países desarrollados. Ellos tendrán acceso a las vacunas, capacidad fiscal y mayor conectividad. Por estas razones sacarán más ventajas y habrá mayor desigualdad. Tenemos que ser capaces de diseñar una recuperación basada en las personas y esto tiene que ser un mandato a la Organización Mundial del Comercio, al Banco Mundial y al FMI”.

El máximo referente de la OIT subrayó que “tendremos también las comisiones sobre Protección Social, también una para tratar las desigualdades y otra sobre capacidades y aprendizajes a lo largo de la vida”.

Y concluyó: “Todas las alarmas están sonando y allí estará la Comisión de Aplicación de Normas que garantizará la supervisión del cumplimiento de las normas internacionales del trabajo”.

En esta Comisión, la CTA-A, que en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2019, contó con la presencia de su secretario General, Ricardo Peidro y el Gremial, Daniel Jorajuría, quienes ejercieron la defensa de los trabajadores de Uruguay, Brasil, Bolivia, Honduras y Argelia, este año por las restricciones de la virtualidad está representada por Jorajuría como observador y por el director del Departamento Jurídico de la CTA Autónoma y colaborador del equipo jurídico de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), Horacio Meguira.

Fuente: www.ctaa.org.ar