Milei, el político conservador que va contra los trabajadores

Por Jesús Chirino*

El Presidente de la Nación ha dicho que la licuadora, uno de los pilares del plan de ajuste que lleva adelante, no se negocia. Manera bastante clara de señalar que los sueldos de los trabajadores argentinos van a seguir licuándose, es decir reduciendo su poder adquisitivo vía inflación.

Las palabras del Presidente dejan en claro que la baja de los sueldos no es un accidente o una consecuencia no buscada de su plan. Es más, tiene coherencia con lo dicho por Sturzenegger en Harvard afirmando que “hay que empobrecer a los grupos de interés… drenarlos de recursos” y poner entre esos grupos a los sindicatos cuestionando el aporte que hacen los trabajadores a sus organizaciones.

Nótese que desde el poder político no se está hablando de contribuir a la libertad sindical, mejorar la representación de los trabajadores. Por el contrario, se plantea como enemigo a los trabajadores organizados, es decir a quienes pueden ejercer resistencia a sus políticas de ajuste.

El Presidente Milei en medio de sus agravios constantes, afirmaciones que carecen de sentido, mentiras y todos los condimentos de su actividad como showman, mantiene una coherencia bastante destacable que puede corroborarse en sus actos, mucho más que en sus dichos. Que ataca a los trabajadores es claro, los castiga con el aumento del transporte, pretende quitarles el incentivo a los docentes y sigue la lista de medidas que no van contra ninguna casta pudiente sino contra el pueblo trabajador.

En su campaña a la presidencia supo señalar que admiraba a Margaret Thatcher. La política conservadora del Reino Unido que en 1984 anunció el despido de 20.000 mineros, iniciando un ataque contra los trabajadores que resistieron con huelgas que duraron un año.

En el marco de ese conflicto Thatcher manifestó que en la Guerra de Malvinas había derrotado al enemigo externo y que ahora le tocaba derrotar al “enemigo interno” que no eran otros que los trabajadores mineros. El planteo de los mineros como enemigos no era por la actividad que realizaban sino por su condición de trabajadores. Derrotarlos en su reclamo respeto por sus derechos era imprescindible para disciplinar al resto de los trabajadores.

En aquella oportunidad, la solidaridad con los huelguistas no provino de las organizaciones gremiales burocratizadas sino de trabajadores que se organizaron por fuera de ellas. Se terminó perdiendo la huelga, eso permitió el avance del neoliberalismo hasta límites impensados, como que el propio Laborismo inglés no viera salidas sin medidas neoliberales.

Conviene recordar esa huelga y ver cómo dirigentes conservadores, en este caso Milei, asumen con todas las letras que gobiernan teniendo como enemigo a los trabajadores. Aquello que dijo que iría contra la casta, solo fue parte de su show. El ataque es contra los trabajadores y los jubilados.

Ilustraciones: Jericles

*Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTAA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María