Son psicólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, entre otros, que asisten a niños y adultos en las áreas de salud y educación. Cada mes, facturan a obras sociales y prepagas que no están obligadas a pagarles por sus servicios desde el 20 de marzo, pese a estar trabajando. El reclamo y la organización.
El efecto colateral de la pandemia de coronavirus, el aislamiento social, trajo consigo consecuencias que impactan sobre todo en quienes más necesitan de los otros. En ese grupo se encuentran los chicos y adultos con alguna discapacidad, quienes a menudo requieren de distintas asistencias en su cotidianeidad. Pero muchos de los profesionales que brindan esas asistencias no están cobrando por sus prestaciones.
“Somos monotributistas con todo lo que esto conllenva. Muchos de nuestros ingresos están por debajo de la canasta básica y además cobramos a 60, 90 o más días. No tenemos gremios, o convenio colectivo de trabajo en el cual ampararnos. Estamos los que nos dedicamos a la salud, que hacemos atención en consultorios, centros, clínicas, etc., que en general nos tercerizan, les facturamos a las obras sociales y prepagas y nos retienen un porcentaje”, explica María Emilia Lobais, psicopedagoga y una de las voceras de Prestadorxs Precarizadxs de Salud y Educación.
Luego agrega: “Hay obra sociales y prepagas que están por fuera del sistema de reparto solidario de la Superintendencia de Servicios de Salud, como OSDE, IOMA, Policía Federal, y otras, que al estar por fuera no están obligadas a cubrir la totalidad (del pago) ni todas las prestaciones. Lo que estamos reclamando es que todas se vean obligadas a abonar la totalidad de este período, porque también hay otras obras sociales y prepagas que nos dicen que van a abonar sólo hasta el 19 (de marzo), que es cuando comenzó la medida del aislamiento social obligatorio”.
Precarización en tiempos de pandemia
Prestadorxs Precarizados de Salud y Educación es un colectivo que agrupa a psicólogos, psicopedagogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales, acompañantes terapéuticos, músico terapeutas, psicomotricistas, y maestros integradores, entre otros rubros, que luchan contra la precarización laboral ejercida por el Estado y ámbitos privados, como centros y prepagas.
Aislamiento mediante, adaptaron sus servicios a la forma virtual –en muchos casos- o utilizando distintas estrategias, según la profesión, para no descuidar a los pacientes. Pero se encuentran en serias dificultades para cobrar por ellos, aunque son cientos de miles en todo el país.