Héctor Quagliaro: El compañero

Por Leónidas “Noni” Ceruti*
El 25 de enero de 2010 fallecía el querido y recordado compañero Héctor Quagliaro. 
“Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha”. Del Programa del 1º de Mayo de 1968 de la CGT de los Argentinos
Si algo lo distinguió fue su solidaridad, su militancia, pero sobre todo el ser compañero de los compañeros/as, de sus amigos y de su familia.
La solidaridad la dio en los lugares de trabajo, en el sindicato, en cada lucha, en cada reclamo, con los trabajadores de otros gremios, con los estudiantes, con los perseguidos, con los presos, con cada necesitado de una mano.
La militancia fue su vida, y por esa militancia, fue un activo protagonista de hechos históricos del movimiento obrero y del país: Como la Resistencia Peronista, después del golpe de los fusiladores, de las huelgas que enfrentaron los planes de ajuste, despidos y racionalización de Frondizi, de las tomas de fábricas del Plan de Lucha del 63, no dudó en luchar contra las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse, no le sacó el cuerpo cuando los caranchos genocidas de Videla, Massera y Martínez de Hoz, se paseaban por el país, y posteriormente en los años 90, las calles y rutas lo vieron hacer frente junto a miles de compañeros/as a las políticas neoliberales del “Menemismo”.
Fue sobre todo compañero de los compañeros/as, siempre dispuesto a reunirse con todos, a sacar experiencias de cada lucha, de trasmitirlas a los más jóvenes, de organizar y participar.
Por eso desde muy joven estuvo codo a codo con ellos. A los 20 años ingresó en los talleres del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, y así recorrió toda su existencia hasta sus últimos días cuando era Presidente del Centro Nacional de Jubilados de ATE y de la Federación de Jubilados de la CTA.
En 1957 participó del Congreso de la Lista Azul de ATE y al año siguiente de la fundación de la Lista Unidad y Acción de la ATE y de la huelga de los trabajadores del Ministerio de Obras Públicas, conflicto que lo encontró como delegado sindical. Fue electo Secretario General de ATE Rosario en el año 1959 siendo reelecto en 1961 e integra las 62 Organizaciones (Pre-vandoristas) de donde surgieron los documentos de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962).
Luego, durante 1963 fue electo por primera vez Secretario General de la CGT Rosario, y organiza el “Operativo 7” en el cordón industrial Villa Constitución-Puerto San Martín, destacándose las fábricas tomadas en defensa de las fuentes de trabajo, integrando las 62 Organizaciones de Pie, en clara oposición al denominado “neoperonismo” que respondía a Augusto Timoteo Vandor.
Será uno de los principales dirigentes de la histórica CGT de los Argentinos (CGTA). A comienzos de Abril de 1968, lideró a un sector del movimiento obrero de Rosario y del Cordón Industrial, que lanzo una convocatoria titulada “Por una CGT sin compromisos o ataduras espurias” en donde se afirmaba: “Asumimos la responsabilidad que el momento nos exige, UNIR en torno a esta Regional de la CGT, a todos los que, sin compromisos o ataduras espurias, entendemos que a los trabajadores se los arma de fe y de ansias de lucha, con posiciones claras, que no dividen, sino que unifican y sirven para hacer surgir dirigentes leales a las ideas e intereses del pueblo trabajador”.
Posteriormente, el 17 de ese mes, presidio un plenario de 27 gremios, que conformo la “CGT de los Argentinos Regional Rosario”, que adhirió a la central obrera que lideraba Raimundo Ongaro, aprobando lo resuelto en el congreso normalizador, siendo una de las regionales más combativas.
La lucha contra la dictadura de Onganía, lo llevo a ser dirigente, organizador y partícipe de los “Rosariazos” de mayo y septiembre de 1969.
Por su militancia supo de persecuciones, despidos, y lo que es la clandestinidad. Fue cesanteado en septiembre del año 1976 por la dictadura militar y en diciembre del mismo año separado de la conducción nacional de ATE, siendo expulsado del gremio en un congreso fraudulento. Luego generó espacios de resistencia civil a la dictadura militar, junto a jóvenes militantes sindicales y políticos como Germán Abdala y Víctor De Gennaro organizando la Agrupación Nacional de ATE (ANUSATE), agrupación que en el año 1984 recuperó la conducción nacional de la Asociación Trabajadores del Estado.
En el año 1985 es reincorporado a su antiguo puesto de trabajo en el Distrito Inferior de la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables. En el mismo año es designado Director de la Escuela de Capacitación Sindical de ATE. En 1987 es elegido Secretario General de ATE, cargo en el que fue reelecto hasta el año 1999. Fue un activo participante de la construcción de una nueva experiencia sindical, como lo es la Central de Trabajadores Argentinos, e impulsando la Constituyente Social.
Como hombre íntegro que fue, “nada de lo humano le era ajeno”, por eso su amor por su familia, por su esposa Inés, sus hijos Leticia y Héctor y sus nietos, Franco, Santiago, Lautaro, Genaro y Paulo. Por eso su pasión por el fútbol, que lo llevó a ser jugador y ferviente hincha de su club Rosario Central.
De Gennaro, siempre ha destacado el acompañamiento familiar en la lucha sindical. “Ella nos esperaba con olor a milanesa, cuando volvíamos de recorrer el país para pelear contra la dictadura. Quagliaro es Quagliaro también por Inés. Esa esencial coherencia de ser un ser humano completo es el orgullo que sentimos hoy por él, que hoy permite que su nieto en el futuro sepa que hay fortalezas que no se pueden abandonar”.
Vivió su vida de militancia, solidaridad y compañero, con tanta intensidad, que en el último año de su vida, allá por el 2009, participó con la energía de un joven en cada uno de los actos organizados por los “40 Años de los Rosariazos”, y de las tareas como Presidente del Centro Nacional de Jubilados y Pensionados de ATE y de la Federación de Jubilados de la CTA.
*Historiador