A 50 años del “Choconazo”: El orgullo de un obrero por trabajar y luchar por sus derechos

Pedro Alarcón llegó a Neuquén en 1969 para la construcción de la represa y participó de la histórica huelga. Como tantos trabajadores que a fines de los años 60 llegaron de diversas provincias del país y de países limítrofes para poner manos a la “obra del siglo”, como se denominó a la construcción del complejo hidroeléctrico El Chocón-Cerros Colorados, Pedro Alarcón arribó proveniente de Mendoza el 21 de julio de 1969. En esa provincia quedaron su mujer y sus dos hijos, de 6 y 7 años. Alarcón tenía 40 años cuando comenzó a trabajar en la obra que cambió la fisonomía de aquella pequeña localidad neuquina.

Por Pablo Montanaro

El primer recuerdo que menciona es la confusión que reinaba en el lugar, la llamada “villa provisoria” donde los trabajadores vivían en condiciones infrahumanas, de hacinamiento, y las malas condiciones laborales. “Estábamos todos juntos, hacinados, se comía mal, tierra había por donde uno buscara, el viento corría todos los días y así el plato se llenaba más de tierra que de comida”, describe a LM Neuquén en su casa del barrio Islas Malvinas.

Nacido en el sur de Chile en junio de 1929, Alarcón arribó a El Chocón cargando en sus espaldas una vasta experiencia por haber trabajado en Mendoza en la construcción de los embalses Agua del Toro y El Nihuil. También durante su labor en esas obras participó de reclamos por las condiciones laborales. “Cuando trabajé en El Nihuil estuvimos más de un mes de huelgapara que nos aumentaran un 5 por ciento. La empresa, que era negrera, nos despidió a todos”, señala. Cuenta que en Agua del Toro fue designado delegado durante la medida de fuerza. “Después de que pasó la huelga, les pagaron a todos los obreros menos a mí porque era delegado. Me tomaron como revolucionario”, asegura.

Durante la construcción de la represa hidroeléctrica, Alarcón trabajaba ocho horas pero siempre hacía extras, por lo que se extendían tres o cuatro horas más. “En El Chocón ganaba $3 la hora y los demás compañeros, $1,70. Yo no podía quedarme atrás, tenía que ir donde estaba la mayoría. Así que nos plegamos todos al paro porque era una cosa legal, creíamos que era legal pero para muchos no lo era, especialmente para los señores dirigentes”, explica Alarcón.

Sobre aquellas convulsionadas jornadas de la huelga que se extendió por más de veinte días, resalta que los obreros pasaron muchas necesidades y sobrevivían “con las cosas que nos mandaban los grupos solidarios”, que se habían organizado en la ciudad Neuquén como también en distintas localidades de la provincia, y que llegaban en camiones. “Nos tenían que dejar las cosas por las noches porque estábamos todo el tiempo resguardados por todos lados por la Policía y la Gendarmería. No podíamos entrar ni salir y, si salíamos, teníamos que hacerlo escondidos de la Policía a buscar las cosas que nos traían esas personas solidarias. Los que nos llevaban las cosas también tenían que llegar a escondidas”, describe.

Comenta que al principio hubo enfrentamientos con la Policía pero, que pasados unos días, entre los mismos obreros y los delegados acordaron “no ir al enfrentamiento porque eso iba a ser una carnicería”. “Nosotros no teníamos más que pólvora y municiones, que usábamos para trabajar en la obra, con eso nos íbamos a defender”, dice.

Choconazo: Pedro Alarcón, protagonista de la huelga.

Choconazo: Pedro Alarcón, protagonista de la huelga.

Considera que la presencia del obispo Jaime de Nevares en las negociaciones fue fundamental para los trabajadores en huelga. “Don Jaime estaba al frente para que no nos atacaran, y cuando nos movilizábamos iba al frente también junto a los obreros, al igual que el cura Rubén Capitanio y el cura obrero Pascual Rodríguez, que también estaba con nosotros”, recuerda.

“De Nevares nos decía que lo que estábamos haciendo y pidiendo era lo correcto. Pero la patronal como siempre nos decía que mañana se iba a arreglar, que pasado mañana se iba a arreglar, y nosotros decíamos que no nos íbamos a mover hasta que consiguiéramos lo que reclamábamos”, agrega.

Una vez terminada la huelga, el 14 de marzo de 1970, este hombre, al igual que cientos de obreros, fue despedido. “Nos dijeron: ‘Bueno, no hay más trabajo para los que estaban en huelga’. No podíamos entrar a ninguna empresa porque veníamos de otras huelgas. Nos tomaron por revolucionarios, sobre todo a mí porque había estado en huelga en otros lugares. Pero las huelgas no las hacía yo, las hacen los obreros y uno no se puede quedar afuera”, sostiene.

Choconazo: Pedro Alarcón, protagonista de la huelga.

Unos días después, Alarcón llegó al Alto Valle, buscó trabajo y consiguió enseguida. Al poco tiempo se reencontró en Neuquén con su mujer y sus dos hijos que habían quedado en Mendoza.

Emocionado al recordar ese tiempo, el hombre de 90 años confiesa su orgullo por haber participado junto a miles de obreros en ese tiempo de lucha, reclamos y defensa como trabajadores. El mismo sentimiento expresa por haber sido parte de la construcción de semejante obra. “Para un obrero, una obra de la magnitud de El Chocón es un orgullo y que preste los servicios que presta. Puedo decir con orgullo que trabajé en esa obra. Es lo único que a uno le queda,, es orgullo de obrero”, remarca.

El reclamo de los obreros no era atendido por los delegados de la Uocra nacional, encabezado por Rogelio Coria. En diciembre de 1969, una asamblea de trabajadores designó a los delegados Antonio Alac, Armando Olivares y Edgardo Torres, integrantes del Partido Comunista opuestos. Se les encomendó pedir un aumento y realizar una serie de reclamos referidos a las condiciones de trabajo. La empresa, avalada por el gobierno de facto de Juan Onganía y la conducción sindical porteña, respondió al petitorio obrero desconociendo a los gremialistas elegidos y haciendo detener al cura Pascual Rodríguez, que trabajaba en la obra. Como respuesta, los trabajadores decretaron una huelga. Días después, recibieron un aumento. En febrero de 1970, la asamblea de trabajadores envió a dos de sus delegados a un congreso en Córdoba, organizado por sectores opuestos a la Uocra oficial. Las autoridades gremiales a nivel nacional aprovecharon para expulsarlos del gremio. El 23 de febrero se desató la segunda huelga.

Fuente: www.lmneuquen.com