Ambiente: La Defensoría del Pueblo quiere saber

Haca casi un año la Defensoría del Pueblo de Río Cuarto a caro de Ismael Rins remitió un pedido de informes a la Municipalidad de la ciudad para conocer detalles de interés público acerca de la instalación de la empresa multinacional Bitfarms y el eventual impacto ambiental que esa radicación conlleva. Petición que, hasta el momento, no ha sido respondida por el Gobierno Municipal.

A continuación, transcribimos la solicitud formulada por la Defensoría del Pueblo:

Río Cuarto, 17 de enero de 2022 

Dr. Julián Oberti

Jefe Coordinador de Gabinete del

Gobierno de Río Cuarto

S__________/__________D

De mi mayor consideración:

Me dirijo a Ud. en mi carácter de Defensor del Pueblo de la Ciudad de Río Cuarto y conforme las atribuciones de las que me inviste la Carta Orgánica Municipal (art. 103 y art. 112) y la Ordenanza Municipal N° 105/1996 a los fines de solicitar información respecto de la instalación de la empresa multinacional Bitfarms en nuestra ciudad.

Desde esta Defensoría vemos con preocupación que ante dicho anuncio se haya hablado tan poco del potencial impacto ambiental que esta actividad genera y que es de preocupación y alarma en el resto del mundo.

Según las cifras del Centro de Energía Alternativa de la Universidad de Cambridge[1], Bitcóin consume más energía en un año que Argentina u Holanda. “Si bitcóin fuera de un país, estaría entre los 30 principales países consumidores de energía del mundo”. Dicho estudio, determinó que la energía anual que se necesita para gestionar la principal criptomoneda, el bitcoin, es más que la que consumen cerca de 50 millones de argentinos para moverse, producir, calentarse, iluminar sus calles y todo lo demás.

Según Andrés Rabosto[2], sociólogo y becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina: La minería de criptomonedas se realiza con hardware especializado que se vuelve obsoleto muy rápidamente, aproximadamente cada un año y medio. Cuando termina su vida útil, ese hardware se transforma en una gigantesca masa de cables, fierros y placas electrónicas que van al basural. Por esto la utilización aún si se utilizara energía renovable, bitcoin seguiría teniendo un impacto ambiental significativo”.

Recomendamos leer la investigación Digiconomist[3], donde se estima la huella de carbono en un estudio de septiembre de 2021: “Si estas monedas virtuales fueran países ocuparía el puesto número 41 en el ránking de naciones que más electricidad consumen de manera anual. La generación anual de desechos electrónicos de Bitcoin (30,7 kilotones métricos o 272 g por transacción en promedio) es comparable a los pequeños desechos de equipos de TI producidos por un país como los Países Bajos”.

La siguiente tabla presenta un desglose del consumo de energía de las instalaciones mineras encuestadas por Hileman y Rauchs. Al aplicar los factores de emisión de la red del país respectivo, encontramos que la red Bitcoin tenía una intensidad de carbono promedio ponderada de 475 gCO2eq por kWh consumido. (Este número se aplica actualmente para determinar la huella de carbono de la red Bitcoin según el índice de consumo de energía de Bitcoin).

Ubicación Consumo de energía (megavatios) % de establecimientos encuestados Intensidad de carbono (gCO2eq/kWh)
China 111 47.60 711
Georgia 60 25.80 231
Estados Unidos 27 11.60 489
Canadá 18 7.70 158
Suecia 10 4.3 13
Islandia 5 2.1 0
Estonia 2 0.90 793
Total / Promedio Ponderado 233 100.00 475

Países como Suecia, consideran que el impacto medio ambiental les impide cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, así en Euronews se informa que dos directores de la Autoridad de Supervisión Financiera de Suecia, Erik Thedéen y Bjorn Risinger, dijeron que el aumento de la criptominería en el país y el posterior aumento en el uso de energía amenaza su capacidad para cumplir los objetivos establecidos en el Acuerdo Climático de París. Por lo tanto, sugieren prohibir la cripto minería en toda Europa, y que Suecia evite el establecimiento de nuevas operaciones de cripto minería y que las empresas que comercian e invierten en criptoactivos tengan prohibido describirse a sí mismas como ambientalmente sostenibles. “Los criptoactivos son una amenaza para la transición climática: La minería intensiva debería prohibirse”, dijeron los reguladores en un comunicado. “La Universidad de Cambridge y Digiconomist estiman que los dos activos criptográficos más grandes, Bitcoin y Ethereum, juntos usan alrededor del doble de electricidad en un año que toda Suecia”.[4]

Al excesivo consumo de energía se le suma la cantidad de residuos electrónicos que genera. Un nuevo estudio, titulado «Bitcoin’s growing e-waste problem» (El creciente problema de los residuos electrónicos de Bitcoin), y publicado este mes en la revista Resources, Conservation and Recycling, cuantifica que toda la red de Bitcoin genera ya hasta 30,7 kilotoneladas de residuos electrónicos al año. «Este nivel es comparable a los residuos de pequeños equipos informáticos que produce un país como Holanda», según los autores del artículo.

El estudio explica que estos residuos electrónicos son el resultado del uso de máquinas altamente especializadas para el proceso de minería de Bitcoins, que rápidamente se quedan obsoletas a medida que los mineros «se apresuran por desarrollar y desplegar hardware de minería más eficiente» con el fin de obtener una ventaja competitiva sobre su competencia.

Los autores del estudio cuantifican que, por término medio, el tiempo que tarda un dispositivo de minería en dejar de ser rentable asciende a menos de 1,3 años, tras lo cual ya no sirve para nada, pues están diseñados para esa función específica. Sobre una cantidad estimada de 2,9 millones de máquinas activas que pesan 39,75 kilotoneladas en total, esto da como resultado esas 30,7 kilotoneladas de residuos electrónicos al año.

Los residuos electrónicos en general «representan una amenaza creciente para nuestro medio ambiente, desde los productos químicos tóxicos y los metales pesados que se filtran en los suelos, hasta la contaminación del aire y el agua causada por un reciclaje inadecuado», explican los autores[5].

Por lo anteriormente expuesto solicitamos:

Se nos informe sobre todas las actuaciones solicitadas a la empresa, tales como uso de suelo y Estudio de Impacto Ambiental que este emprendimiento implicará para la ciudad, que se suma al impacto de la propia planta Maranzana, que ya es altísimo tal como se demostró en la Audiencia Pública, que según los datos técnicos que surgen del informe de EDECOM “arrojan un número inicial de emisiones de aproximadamente 600 mil toneladas anuales de Dióxido de Carbono. Consideremos, en relación a esto que Los principios de Ecuador 2013 indican que con 100 mil toneladas ya es lo suficientemente preocupante para que el emisor lo notifique a las comunidades cercanas. Esas 600 mil toneladas equivalen a la emisión de 300 mil automóviles y para purificar ese aire se requerirían 300 mil árboles, que ocuparían un bosque de 1500 hectáreas”.

Según comunicado de abril de 2021 de la propia empresa BirtFarms: “La compañía ha firmado un acuerdo de compra de energía significativamente mejorado con un productor de energía privado de grado de utilidad en la Argentina, en virtud del cual Bitfarms tiene derecho a extraer hasta 210 MW de electricidad a su discreción. La duración inicial del contrato es de ocho años. Durante los primeros cuatro años, el costo efectivo de la electricidad será de US$0,022 por kWh [kilovatio-hora]”. Esto equivale a US$22 el megavatio-hora (MWh).

Este contrato, sin embargo, plantea ciertas dudas, más aún en momentos de crisis energéticas: la central es parte del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) a través de la red de alta tensión de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), nos preguntamos: ¿Tiene la Central permiso para quitar esta planta del sistema por parte de Cammesa, la compañía con control estatal encargada de los despachos de energía eléctrica?

Estamos ante un umbral de irreversibilidad con respecto al calentamiento global, las emisiones de GEI (Gases de efecto invernadero) y sus efectos en términos de cambio climático. Hoy vemos en nuestro país inundaciones, y demás eventos que son agravados por un modelo de desarrollo profundamente insostenible.

No hay país en el mundo que no haya experimentado los dramáticos efectos del cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y hoy son un 50 por ciento superior al nivel de 1990. Además, el calentamiento global está provocando cambios permanentes en el sistema climático, cuyas consecuencias pueden ser irreversibles si no se toman medidas urgentes, es decir, ahora.

El Acuerdo de París es un acuerdo histórico cuyo objetivo principal es detener el cambio climático y mantener la temperatura global por debajo del umbral crítico de 1,5°C. Cada país se comprometió a desarrollar un plan a largo plazo para transformar sus economías, prepararse para los impactos que este cambio pueda provocar y darle soporte a la población más vulnerables.

Hay una enorme distancia entre “lo que debemos hacer” y “lo que realmente estamos haciendo”.  Según el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2018 de ONU Medio Ambiente la brecha entre las emisiones de CO2 Dióxido de Cárbono y los niveles requeridos para lograr los objetivos del Acuerdo de París es cada vez más amplia y Argentina, nuestro país, es uno de los que no está cumpliendo las metas fijadas.

El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2018 de ONU Medio Ambiente examina de cerca los compromisos que han hecho los países para reducir sus emisiones. En él se evalúan los últimos estudios científicos sobre las emisiones actuales y futuras estimadas de gases de efecto invernadero, que se comparan con los niveles de emisiones admisibles para que el mundo progrese hacia la consecución de los objetivos del Acuerdo de París. Este último informe reporta una situación mucho más grave que la presentada durante la firma del tratado, por lo que los países tendrían que triplicar sus esfuerzos para llegar a la meta más conservadora de las propuestas.

Nuestro país, no solo es uno de los 195 países que firmó el acuerdo de París, sino que declaró el año 2017 como el año de las energías renovables, declarando como objetivo que el 8%  de la matriz energética provenga de energías renovables -en la actualidad es sólo el 1 %- y que represente el 20% para 2025.

Considerando además, que los derechos humanos y la protección del medio ambiente son interdependientes, que un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible es necesario para el pleno disfrute de los derechos humanos, al más alto nivel posible de salud física y mental, así como el derecho a disfrutar de un medio ambiente sin riesgo y saludable per se, que se reconoce en nuestra Constitución Nacional, Provincial y Carta Orgánica Municipal.

Se trata, después de todo, de honrar en los hechos las normas que nos rigen: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”. Artículo 41 de nuestra Constitución Nacional.

Sin otro particular y convencido que nos une el mismo interés en resguardar el ambiente y la salud de las y los habitantes de nuestra ciudad, quedo a la espera de una pronta respuesta, cordialmente.

[1] https://ccaf.io/cbeci/index

[2]http://anccom.sociales.uba.ar/2021/04/28/el-bitcoin-se-convirtio-en-el-nuevo-depredador-del-planeta/

[3] https://digiconomist.net/bitcoin-energy-consumption

[4] https://www.hd-tecnologia.com/suecia-pide-a-europa-que-prohiba-la-mineria-criptomonedas-por-preocupaciones-con-el-medio-ambiente/

[5] https://www.residuosprofesional.com/residuos-electronicos-bitcoin/