Antonio “Cholo” García: Un dirigente que siempre dio la cara

Por Roberto Baschetti*

Nació en Villa Argentina, partido de Gerli, el 16 de septiembre de 1929. “Fassora” para los amigos de la niñez; “Cholo” para sus compañeros de sindicalismo y militancia. Máximo dirigente del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda. Su ideología es fácil de deducir si se lee lo que en octubre de 1975 dijo públicamente, parafraseando a Eva Perón: “Si es como usted dice, mi coronel, la causa del Pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir en el camino, no dejaré de estar a su lado hasta morir”.

En 1953 se casó con una calabresa de Catanzaro: Lena Gigliotti. Ella dice de su marido: “El ‘Cholo’ era pasión que tenía Por Perón y Evita. Fue concejal porque se lo pidieron en el barrio. Otra vez querían que se postulara para Intendente, pero él dijo que no. Pensaba qué si resultaba electo, sería como convertirse en patrón de sus propios compañeros. Y contestó que no”.

Como muchos otros gremialistas y sindicalistas peronistas, honestos y combativos, dedicó su vida a defender a los trabajadores y no a servirse de ellos para tener un buen pasar con mansión, coche importado y cuenta bancaria; nunca tuvo ni siquiera un guardaespaldas y jamás prepoteó ni impugnó a las listas opositoras. Su hijo Daniel Omar recuerda una anécdota graciosa que habla de cómo y en donde vivía Antonio García, en ese único hogar del que nunca se fue: “A mi casa, hasta que levantamos el piso, entraban 35 cm. de agua más o menos cada vez que llovía. Cuando se inundaba, mientras sacábamos el agua porque casi llegaba a la mesa del televisor, el viejo ponía ‘La Marcha Peronista’ a todo volumen. ‘Vas a ver que nos va a ayudar’, decía… ¡Parece mentira! Le aseguro que paraba de llover y comenzaba a descender… ¡Era de no creer!”.

Antonio “Cholo” García resistió a la última dictadura militar como un integrante más del estoico pueblo peronista y el 16 de diciembre de 1982 se puso al frente de la inmensa columna de la Confederación General del Trabajo (Regional Avellaneda y Lanús) que cruzó el puente y se dirigió a pie hasta la Plaza de Mayo para pedir elecciones y el retiro de los uniformados a sus cuarteles.

Para esa ocasión dijo: “La situación caótica a que han llevado al país los representantes de la oligarquía y las cúpulas militares, hacen necesario que ningún argentino deje de participar en esta marcha que puede transformarse, si nos lo proponemos, en el punto de partida de la Liberación Nacional”.

Ya para ese entonces, era uno más, un referente, de las Agrupaciones Sindicales Peronistas (ASP), brazo obrero de Intransigencia y Movilización Peronista (IMP). Falleció imprevistamente, cuando lo estaban interviniendo quirúrgicamente, en agosto de 1993.

El poeta Horacio Ramos, un año más tarde, publicó un libro a su memoria en base de testimonios recogidos entre familiares, amigos y compañeros, al que tituló: “Antonio Cholo García. Un dirigente que siempre dio la cara”.

*Historiador