Defender el Bosque Nativo y seguir viviendo en el campo

Por Mariángeles Guerrero

Foto: Luan Colectiva Fotográfica

En Córdoba los desmontes y la resistencia campesina también son una realidad. En 2008, cuando Córdoba conformó la Comisión de Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo (Cotbn), se relevaron 6400 kilómetros cuadrados (km2 )de bosques de los 120.000 kilómetros cuadrados que existían a principios del siglo XX. En 2017, un estudio realizado por el Foro Ambiental de Córdoba indicó que quedaban apenas 300 mil km2 de Bosque Nativo. La expansión del agronegocio y la presión de los empresarios inmobiliarios son causas del avance sobre el monte nativo, proceso en el que las comunidades campesinas e indígenas son expulsadas de sus territorios.

El Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) es una obligación que la provincia asumió al adherirse a la Ley de Bosques y se aprobó, finalmente, en 2010, con un acuerdo con la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CARTEZ, ligada a las Confederaciones Rurales de Argentina), CONINAGRO y la Sociedad Rural. En 2016, se cumplió el plazo de cinco años establecido para la renovación del OTBN.

Entonces, el Movimiento Campesino de Córdoba reclamó que “se garantice el proceso participativo en la elaboración de la propuesta, ponderando la voz de los que realmente vivimos y producimos respetando el bosque y poniendo en su lugar a los responsables de la deforestación”. La gestión del Gobernador Juan Schiaretti se encargó de demorar la consulta y, tal como denuncian las organizaciones ambientales y campesinas, el ordenamiento de bosques continúa sin actualizarse.

“Nos involucramos en la discusión por la Ley de Bosques porque detrás de los desmontes venían los desalojos de la gente que vive en el campo. Hicimos talleres participativos. Lo organizamos desde el campo que alimenta, y el campo que destruye se autoexcluyó. Finalmente el gobierno de la provincia acordó con los que excluyen”, recapitula Alberto Salas, integrante del Movimiento Campesino de Córdoba, productor de 60 años monte adentro.

Y completa: “Hoy el Gobierno de Córdoba habla de producción. Yo le preguntaría al Gobernador de qué producción está hablando, si la producción que hacen los grandes productores va a parar afuera. Y lo que venden afuera a precio de dólar, lo quieren vender al mismo precio acá en la ciudad”.

Por generaciones, las familias campesinas se dedicaron a la producción de cabritos, terneros, leña, madera, carbón, miel, con prácticas de podas y raleos sobre árboles secos y enfermos, protegiendo el bosque nativo para las generaciones futuras. El Valle de Traslasierra es guardián de numerosas especies de flora, fauna y recursos naturales. Allí queda en pie el escaso bosque nativo que logró sobrevivir al avance progresivo del desmonte y del monocultivo.

Los campesinos afectados realizan prácticas tradicionales asociadas a la cría de animales. En 35 hectáreas ubicadas en Chancaní (Departamento de Pocho, en la frontera con La Rioja), Salas cría cabras, cerdos y gallinas. Trabaja de forma agroecológica y tienen en cuenta la protección de la flora nativa.

“Siempre vida viví del monte. Pero el monte se acabó, se empezó a desmontar con la topadora. Y ahí empezó a cambiar nuestra producción. Ellos ponen soja o maíz y las cabras que nosotros criamos se meten en sus campos, entonces las matan”, relata el productor del MCC. Explica que “lo único que se puede hacer es achicar la majada: en vez de tener cien, tenemos cincuenta. Siempre achicamos porque no nos da el lugar”.

En la memoria del campesino, hijo de hacheros, quedan las especies autóctonas del oeste cordobés: el algarrobo, la tusca, el mistol, el chañar, la sombra de toro. “Se llama así porque tiene unas espinas que parecen la sombra de un toro”, relata. Al achicarse los campos, nos fuimos replegando, insiste Salas. “Hoy cortamos la leña seca: aprovechamos la acción del bicho taladro, que agujerea los árboles, y de ahí juntamos leña. Tenemos que acostumbrarnos a vivir en espacios reducidos sin dejar de producir como lo hicimos toda la vida”, reconoce, pero celebra que, como él, hay gente que aún vive en el campo y defiende el monte.

“Los que vivimos en el campo no tenemos nada que ver con aquellos que lo destruyen. Por eso nos hemos juntado con el Movimiento Campesino de Córdoba, para defender la vida campesina”, reivindica.

Fuente: www.agenciatierraviva.com.ar