El otro subsuelo de la Patria

Por Néstor Pérez*

Los despedazados por la pobreza lo votaron.

Lo votaron aquellos a quienes ya no les entra una ausencia más.

Hizo su elección aquel sujeto político al que nadie le hablara desde otro lugar que no fuera la condescendencia y la vacuidad.

Los jóvenes que no tienen sino los bolsillos raídos, la mirada turbada por el miedo a morir en cualquier calle, y que a nadie le importe.

Hartos tal vez de gritar su soledad sin recibir otra cosa que mala paga, desdén, ningún amparo, mucha mala historia familiar, hogares sin recursos  – pasados demasiados años bajo administraciones con recursos ideológicos como para tapizar la Muralla China-.

Rapis, albañiles, enfermeros, Uberizados,  monotributistas explotados, vendedores callejeros, tantos trabajadores aguas abajo del empleo formal, regularizado, pymista, decían: ¿Y por qué no, este Milei?…

Del mismo modo que a los seres humanos les corresponde ver, por eso son invidentes aunque se diga de ellos “no videntes”, les corresponde progresar aunque más no sea con la imaginación. Hasta eso está cancelado en una patria que se nos hizo mierda en las manos. No hay casi pibe que quiera construir futuro en la patria que habita; aquí lo persiguen malos augurios, jornadas que amontonan ocasos desmayados, no amaneceres luminosos.

Hoy abundan los críticos del votante que le diera apoyo a este oscuro candidato que es Milei; otra vez, es un desvío político que no llevará a otro lado que la pesadilla final. Prefiero pensar que este otro subsuelo de la patria que se sublevó, virtualmente primero – mientras lo desdeñábamos-, y después lo plasmó en las urnas, podría encontrar otro cauce para escurrir su angustia si se lo empieza a ver con respeto, con la consideración que nadie le arrimó.

Hace horas en un barrio cordobés agrietado por el abandono, “El Pueblito”, mataron de un disparo en el pecho a un trabajador que manejaba un remis. Su esposa, conocedora de la violencia sin contestación, no habló con odio, lo hizo con la mansedumbre del que no busca revancha: “Que se haga justicia”, alcanzó a balbucear, con el dolor de un tajo en el pecho.

Ese registro de violencia, muerte y desprecio, explica también la opción que estos “eternos” sufridores hicieron por Milei.

Rebusquemos en la oferta política la explicación a esta bomba que nos estalló en este compromiso electoral. No puede ser la pared culpable de que la mee el perro.

*Periodista. Secretario de Finanzas del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren-CTAA)