No se juega con el hambre de nuestro pueblo. El hambre es un crimen en la Argentina y hay que terminarlo ganando las calles con la organización popular y luchando codo a codo para poder construir una sociedad diferente. Nadie se salva solo. La salida es colectiva. Al hambre se lo combate con solidaridad. Entre todos los que creemos en una sociedad sin explotadores ni explotados.
En todo caso, es momento de plantearse los cambios desde lo micro, multiplicar pequeñas acciones en el territorio para llegar a instancias superiores de elaboración y construcción de una alternativa por una nueva democracia de carnadura social, de masas, plebiscitaria, porque nunca habrá Justicia Social en la dependencia neocolonial.