Flores para La Chancha

Por Juan Manual Mannarino

Alberto Osvaldo Perego Mayea tenía 25 años. Había nacido en 1952 y al momento de su secuestro, certificado ahora que ocurrió el 11 de octubre de 1977, en Temperley, trabajaba en el Mercado Regional de La Plata. Alberto militaba en la Juventud Peronista. Era hermano de Carlos Damián Perego y estaba casado con Rosa Noemí Magistrati. Carlos y Rosa continúan desaparecidos.

El cuerpo de Alberto, como el de tantos otros, permanecía desaparecido en las catacumbas del horror de la dictadura. Hasta que fue reconocido: lograron identificarlo con el cruce de datos genéticos con sus hijos.

Lo curioso es que el del Alberto fue el primer caso de identificación en el marco de un convenio firmado entre el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. A través del acuerdo, en efecto, en los hospitales públicos provinciales “se toman muestras de sangre a familiares de desaparecidos de la última dictadura cívico-militar, para su análisis y comparación con unos 600 restos óseos hallados en fosas comunes e individuales que datan de esa época y aún faltan identificar”, según reza la letra principal del convenio.

En el caso de Perego, la muestra fue tomada a su hijo en el Hospital Interzonal General de Agudos Rodolfo Rossi de La Plata en julio de 2022. “La articulación entre los diferentes organismos potencia las políticas públicas y demuestra que da resultados. Es un orgullo hacer este anuncio en el Auditorio Hebe Pastor de Bonafini. Gracias al EAAF por la dedicación para realizar estas identificaciones”, dijo Matías Moreno, subsecretario de Derechos Humanos provincial, que anunció la identificación en conferencia de prensa junto a los hijos de Alberto Perego.

Ellos contaron parte de la historia de vida de su padre, que desapareció cuando ellos cursaban la escuela primaria en Tolosa, barrio de La Plata. “Nos acordamos de la Unidad Básica, nos llevaba, lo veíamos poco porque estábamos más con nuestra madre que también está desaparecida. Vivimos siempre en Tolosa con nuestra abuela materna. A mi papá lo esperábamos, nos contaban miles de historias, ahora sabemos dónde está. Ahora podemos festejar un Día del Padre y le vamos a poder llevar una flor”, dijo uno de ellos.

El otro hijo dijo que sus padres cambiaban con frecuencia de domicilio, perseguidos por los grupos de tareas. “De mi viejo siempre esperábamos noticias. Preguntamos y preguntamos pero nadie sabía nada. Nos dijeron que había partido a Brasil y Paraguay, hubo muchas versiones”.

Rosa Noemí Magistrati, su madre, también era militante peronista. Fue secuestrada al año siguiente de su padre y sigue desaparecida. Carlos Damián Perego, su tío y hermano de Alberto, conocido como “Coquito”, fue secretario general de la Unidad Básica del barrio “El Churrasco” de Tolosa. Era una U.B. que respondía a la Juventud Peronista de las Regionales y tenía un activo rol social, como sus frecuentes jornadas solidarias en la Escuela 124, donde hacían tareas de mantenimiento, pintura o albañilería. Carlos fue secuestrado-desaparecido el 29 de julio de 1976 en su casa de La Plata. Fue visto con vida en el CCD Pozo de Arana. Su caso aún espera justicia.

En el caso de Alberto Perego, su reciente identificación prueba que su asesinato se produjo el 11 de octubre de 1977 y no como inicialmente se había denunciado, dando fecha de desaparición el 1º de octubre de 1978 –así, de hecho, estaba asentado en los registros oficiales–. En la causa judicial se pudo conocer que murió tras ser gravemente herido cuando una patota policial intentó secuestrarlo en la vía pública, cerca del campo de deportes ubicado en calles 32 y 23, hoy Estadio Diego Armando Maradona. Su cuerpo fue enterrado como NN en el cementerio municipal de La Plata e inhumado en 2009.

Por su asesinato, en 2016, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 de La Plata condenó a prisión perpetua a seis ex efectivos de la Policía Federal acusados de tres homicidios, de tres secuestros y de aplicar tormentos, cometidos en una serie de procedimientos perpetrados en octubre de 1977. En aquel momento, una de las seis víctimas había sido identificada como “Jorge” o “La Chancha”. Ahora, gracias al análisis efectuado por el EAAF, se sabe que era Alberto Perego.

Aquel juicio de 2016, en el que se condenó a cadena perpetua al ex jefe de la Delegación La Plata de la PFA, Martín Eduardo Zuñiga; el ex inspector Rafael Oscar Romero; el sargento Horacio Alfredo Ortiz; el cabo Roberto Arturo Gigli, y los cabos 1° José Carlos Sánchez y Jorge Alberto Blanco, fue un importante antecedente: comprobó que los cuerpos de las víctimas Adela Esther Fonrouge, Juan Oscar Cugura, Juan José Libralato y de “La Chancha” –como se identificaba en ese momento a Perego– habían sido enterrados como NN en el cementerio platense. Fonrouge fue identificada en 2004 y Juan José Cugura en el 2007 por el EAAF. Juan José Libralato, que había sido trasladado a Capital, fue enterrado en el cementerio de Berazategui como NN e identificado en 2014 por el Equipo. Además, la sentencia ordenó investigar la posible falsedad ideológica en el acta de defunción. Estas irregularidades de los médicos de la morgue de La Plata serán juzgadas conjuntamente con más casos en la causa conocida como “Cementerio de La Plata”, que fuera impulsada por Adelina Dematti de Alaye y aún hoy se encuentra en instrucción.

“Este tipo de anuncios no hacen más que ahondar en las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en un contexto donde sectores marginales todavía nos siguen intentando hablar del negacionismo. Donde todavía siguen intentando poner en cuestionamiento la cantidad de detenidos desaparecidos”, dejó en claro el subsecretario Matías Moreno en la conferencia de prensa por la identificación de Alberto Perego. Por su parte, la viceministra de salud provincial, Alexia Navarro, detalló que “el rol del Ministerio de Salud y de los hospitales públicos siempre fue una deuda pendiente. Los hospitales fueron instituciones que no sólo dieron la espalda, sino que muchas veces fueron cómplices de todas estas desapariciones, todas estas muertes”.

Los restos hablan. El titular de la Dirección de Investigación y Memoria provincial, Víctor “Beto” Díaz, habló del trabajo codo a codo junto a la familia en la búsqueda de Perego y apuntó que “en un encuentro muy íntimo le informamos a Omar, uno de sus hijos, de la identificación”, algo que, dijo, los “conmovió profundamente”.

Díaz contó sobre los detalles de la identificación, sobre el perfil genético de la víctima, e hizo particular foco en su historia social. “El EAAF nombró el mayor desarrollo del lado derecho de la parte superior del cuerpo de Alberto. Eso se debía a que él cargaba cajones del Mercado Regional. Los restos nos siguen hablando. Además de a un militante político, estamos homenajeando a un trabajador”, concluyó Díaz en el acto de la identificación.

“Tenés una historia, tenés un derecho”. Con ese lema, el Equipo de Antropología Forense lleva adelante la campaña para seguir identificando a las víctimas de la dictadura, una tarea aún inconclusa. “Tenés una historia, tenés un derecho” busca identificar a los más de 600 cuerpos de personas desaparecidas entre 1974 y 1983 que tiene en resguardo la organización.

Los familiares de personas desaparecidas que aún no hayan aportado su muestra de sangre pueden llamar al 0800 345 3236, escribir al mail iniciativa@eaaf.org, contactarse por redes sociales a @EAAFoficial, o vía un formulario de la página web www.eaaf.org. Las muestras de ADN son confidenciales, gratuitas y no implican ningún tipo de obligación para los familiares.

Foto de portada: Los hijos de Perego, que dejaron su muestra de sangre en 2022. “Ahora podemos festejar un Día del Padre y le vamos a poder llevar una flor”. Foto: Eva Cabrera, Télam

Fuente: www.elcohetealaluna.com