Por Ismael Bermúdez
“Anunciamos el primer aumento de la Movilidad Jubilatoria de 2022. Es de un 12,28% en jubilaciones , pensiones y asignaciones y alcanza a más de 16 millones de argentinas y argentinos. Todas las jubiladas y jubilados empezarán el año ganándole a la inflación”.
El tuit del Presidente Alberto Fernández no es verificable porque el 12,28% corresponde a un trimestre (marzo-mayo) y se desconoce a cuánto ascenderá la inflación de enero (el dato se conocerá el martes 15) y cuánto será la de febrero y marzo.
Si estimamos una inflación mensual del 4%, acumulada a marzo, daría un 12,48%. Pero estamos en un período en que la inflación está en ascenso, por la suba de los alimentos, combustibles y los aumentos que se vienen en luz, gas, transporte y demás servicios públicos. Así, habrá que esperar varios meses para dar por cierta o no la afirmación del Presidente.
Resulta por lo tanto apresurado asegurar que “todas las jubiladas y los jubilados empezarán el año ganándole a la inflación”, cuando además comenzarán a cobrar el aumento en marzo y se mantendrán en el mismo valor en abril y mayo.
Además, se trata de una afirmación dirigida a un sector al que se le prometió que el actual gobierno le mejoraría la pérdida jubilatoria de 2018/19 bajo el anterior gobierno. Entre septiembre de 2017 y diciembre de 2021, todas las jubilaciones y pensiones tuvieron una pérdida del 18,5% en relación a la inflación.
Esa pérdida se mantuvo luego y se acrecentó para un sector de jubilados y pensionados.
En 2020 hubo aumentos por decreto diferenciados que perjudicaron a los jubilados de haberes medios y altos. Ese año, punta a punta, la jubilación mínima aumentó un 35,3% contra una inflación del 36,1%, pero los que cobran por encima de la mínima recibieron menos, con un piso del 24,3%. Son hasta 11,8 puntos menos.
Esa pérdida no solo se mantuvo en el tiempo sino que se acrecentó, por cuanto los jubilados de haberes más bajos recibieron bonos para compensar las pérdidas intratrimestrales, mientras los de haberes medianos y máximos no recibieron ninguna compensación.
En 2021, con la nueva fórmula de movilidad, los aumentos trimestrales fueron uniformes, pero por las pérdidas intertrimestrales se otorgaron bonos a los de haberes más bajos, excluyendo a los haberes medianos y más altos.
Por esa razón, entre otras, el gasto previsional viene achicándose desde 2017 en adelante por el “ahorro” que significa recortar de “por vida” los haberes de más de 3 millones de jubilaciones y pensiones.
También incide que los nuevos jubilados, por la informalidad y el desempleo, acceden a jubilaciones más bajas que los que van dejando el padrón, agravado por la pandemia que golpeó con más fuerza a las personas mayores.
Con este estado de cosas, el sistema previsional requiere una reformulación porque, con parches, sigue vigente la ley aprobada durante la era de Menen y Cavallo, que lleva a que los que se jubilaron con aportes plenos, sin moratoria, acceden a una jubilación equivalente al 60/65% del sueldo actualizado de los últimos diez años.
El que se jubila desciende varios escalones en su nivel de vida y luego se agrega el deterioro por efecto de la inflación. Más grave es la situación de los golpeados por la informalidad o el desempleo, que a los 65 años, tengan o no menos de 30 años de aportes, tienen el recurso de la PUMA (Pensión Universal al Adulto Mayor) con un haber más bajo, del 80% del haber mínimo (en marzo de $ 26.104).
Fuente: www.airesdesantafe.com.ar