Malvinas 1982–FMIlei 2023: Otra aventura con final desastroso

Por Javier LLorens

El filósofo Arthur Schopenhauer decía qué partiendo de un punto de vista equivocado, solo se puede llegar a un disparate. El cual además puede transformarse en una gran tragedia. Como fue el caso de la Guerra de Malvinas de 1982, en la cual la Junta Militar creía ser aliado estratégico de EEUU, por su participación en la “guerra sucia” en Centroamérica. Y que Inglaterra no reaccionaría, porque supuestamente no le interesaban las islas sino el petróleo, que se podía concesionar a su favor, además de estar supuestamente por desguazar su Royal Navy.

Ese marco referencial absolutamente falso, en búsqueda una salida exitosa de la última dictadura -como había sucedido con Perón en la de 1943/46- con una Plaza de Mayo repleta de argentinos entusiasmados, y un toque religioso al denominar a dicha acción “Operación Rosario” en honor de esa virgen católica, derivaron en una trágica guerra con más mil muertos de ambos bandos, otro tanto de discapacitados y suicidios posteriores, y la caída de ese gobierno militar y la dictadura.

Brindando EEUU y el Reino Unido, como única alternativa a esa guerra, el renunciar al éxito diplomático de la resolución de la ONU 2065, del año 1965, que había negado la autodeterminación de los isleños. Para poder instalar una base al servicio de la OTAN allí, sin conflictos de por medio.

Este también parece ser el caso respecto el presidente de la Nación Javier Milei, quien como cerrando un ciclo en relación a esa trágica aventura, se declaró admirador de Margaret Thatcher. Pero partiendo igualmente de un marco referencial absolutamente falso, al señalar que nuestra debacle económica como país, se produjo hace más de 100 años, con el advenimiento a la presidencia del radical Hipólito Yrigoyen. Cuando claramente eso sucedió en forma coincidente con la Guerra de Malvinas, como se verá en esta nota.

Invocando “las fuerzas del cielo”, igual que la Junta Militar, Milei también se ha encerrado en su propia trampa. Al tener como único plan económico, abatir la inflación mediante la dolarización. La cual ante la negativa de apoyarla por parte de EEUU, pretende hacerla sin dólares oficiales. Con un shock hipercapitalista y pro FMI, dictado con un mega DNU y una ley Omnibus, que ha puesto en serio riesgo las instituciones.

A los efectos de propiciar la venida de dólares desde el exterior, y la aparición de los atesorados informalmente por los argentinos. Cuyo fracaso hundirá a Argentina en un “rodrigrazo” continuado, con consecuencias sociales que pueden ser tan trágicas como la de la Guerra de Malvinas. Y que en el caso de tener éxito, ella no solucionara los problemas socioeconómicos que enfrenta la compleja economía argentina. Y atará definitivamente a Argentina al carro de EEUU, que está lejos en este momento ser el del triunfo. Sin tener en cuenta el verdadero rol que cumplió esta potencia en la debacle argentina.

¿Cuando se jodió Argentina? Coincidió con la Guerra de Malvinas

La respuesta a la inquietante pregunta de cuando se jodió Argentina, que Milei atribuye al abandono del régimen oligárquico de la Generación del 80, la aporta un gráfico que recientemente publicó la Casa Blanca, en uno de sus tantos informes. Donde comparó el PIB per Cápita de EEUU, Argentina, y Singapur, en dólares constantes al 2011, que se puede apreciar a continuación.

Malvinas 1982 - FMIlei 2023, otra aventura con final desastroso
https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2023/03/ERP-2023.pdf

El gráfico es engañoso, porque tiene escala logarítmica, pero dejando de lado el paraíso fiscal de Singapur, qué con su población de 5,6 millones de habitantes, sus leyes inusitadamente estrictas, y su partido hegemónico de derecha, tiene actualmente el PIB per Cápita más alto del mundo, se puede apreciar que EEUU y Argentina con sus altibajos, tuvieron un curso paralelo a lo largo de casi dos siglos. Que se rompió claramente a mitad de los últimos 50 años del siglo pasado, como esta resaltado en el gráfico.

La absurda comparación con EEUU

Pero además compararnos con EEUU es una aberración, propio de alguien que desconoce enteramente la historia. A haber iniciado su industrialización un siglo y medio antes que nosotros, cuando aun no éramos independientes, cerrando sus fronteras a las mercaderías del exterior. Tras haber vencido militarmente al imperio de entonces, Inglaterra, para lograr su independencia.

Luego también se expandió militarmente, engullendo Luisiana, medio México, y La Florida, hasta hacerse un país bioceánico, e incorporar a Alaska. Tras pactar con Inglaterra la doctrina Monroe, que impedía el colonialismo de hecho en América. Lo que le posibilitó al imperio inglés, sojuzgar neocolonialmente a las ex colonias españolas en Sudamérica, mediante el comercio, las finanzas, y la deuda. Y la primera operación en tandem de esa “alianza especial” que nació allí, fue la destrucción de la colonia argentina en Malvinas en 1831/32 por parte de EEUU, para que Gran Bretaña la pudiera ocupar en 1833 sin disparar un tiro.

Seguidamente, habiendo adquirido musculatura, EEUU en 1900 se quedó con Cuba, Filipinas, Centroamérica, y el Canal de Panamá. Para consagrarse en el medio siglo siguiente como el gran triunfador de la 1ra y 2da Guerra Mundial. Tras la cual pasó a ser la fábrica del mundo y desplazó a los ingleses de Sudamérica, a la que convirtió en su “patio trasero”, convirtiéndose en la potencia hegemónica occidental.

La que pasó a ser mundial, al imponerse sobre la URSS, tras la creación de los petrodólares con el shock petrolero de 1973, con los que inundó al mundo, permitiéndose así tener un déficit fiscal de mas del 11 % anual. Por eso comparar a EEUU, con su “destino manifiesto” y 76 millones de habitantes en 1900, con una Argentina de 4,7 millones de habitantes por entonces, es propio de alguien que carece de sentido común y percepción de la realidad. Exagerando la comparación, sería algo parecido a comparar hoy a Argentina con la República Popular China.

Argentina y la región

El gráfico de la Casa Blanca que parte de 1800, está elaborado en base a las famosas estadísticas de Angus Maddison. Y estas ayudan a precisar mejor cuando exactamente se jodió Argentina. Dejando las veleidades con EEUU, también nos permiten comparar el desempeño de Argentina en relación con sus pares de la región latinoamericana. En base a la denominada PPA (Paridad Poder Adquisitivo) que es un indicador más relevante que el dólar como moneda de comparación. Tal como se puede apreciar en el siguiente gráfico.

Malvinas 1982 - FMIlei 2023, otra aventura con final desastroso

Se observa desde 1900 una clara supremacía por parte de Argentina (línea azul), especialmente en relación con México (línea gris) y Brasil (línea ocre), los países más grandes de la región. La que se mantiene sólidamente hasta 1974, registrando ese año un PIB per cápita casi el doble de los restantes países. E incluso más del doble, como es el caso de Brasil.

A partir de allí Argentina registra un estancamiento hasta 1980, año en que se precipita en una inusitada caída y recuperación posterior, que finalmente la llevan en 1994 a tener el mismo PIB per Cápita de 20 años atrás. Coincidente con el de Chile, que luego la supera en 1995. Y también con Uruguay, que luego la supera en el 2015. Incluso fue momentáneamente superada por México en la caída que registró en el 2002, con la que volvió al PBI per Cápita de 28 años atrás.

Que no dice el INDEC y la mega quiebra de bancos

Lamentablemente, el INDEC se ha empeñado en publicar la evolución del PIB recién a partir de 1980, no encontrándose a la vista nada anterior a ese año fatídico. En el que se produjo el inicio del crac bancario descomunal que asoló a Argentina. Tras haberse multiplicado como peste los bancos y financieras, con la liberación financiera que produjo el neoliberal “Joe” Martínez de Hoz, ministro de Economía durante la última dictadura.

A lo largo de esa década, fueron intervenidas y/o liquidadas 267 entidades financieras. Agregándose en la década de los ’90, otras 219 entidades, y en la primera década del siglo actual, otras 73 entidades. Un total de 559 entidades cerradas, dejando como balance qué de las 608 entidades bancarias y financieras dadas de alta por el BCRA desde su creación en 1935, solo subsisten 17. Acontecimiento que no tiene parangón proporcional en ningún país del mundo.

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Hurgando, ante la reticencia del INDEC de informar al respecto, finalmente saltó en un dataset oficial, el tan buscado dato del PIB de la década del ’70, con base en el año 1970. El que empalmado con él con base 1993 y 2004 del INDEC, permitió confeccionar el siguiente gráfico, que aporta sorprendentes y contundentes conclusiones. En el mismo se visualiza la evolución del PIB a precios constantes de 2004 (línea azul eje derecho ) la evolución del PIB per Cápita en la misma moneda (línea verde eje izquierdo) y los años en los que hubo acuerdos con el FMI.

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Respecto el PBI, se advierte que llegó a un máximo de $ 606 mil millones de pesos en 1979, y a partir de allí se derrumbó en picada hasta llegar en 1982, año de la guerra de Malvinas, a solo $ 388 mil millones, una brutal caída del 37 %. De la que solo -casi- se recuperó 19 años después, en 1998, en el que registro el pico de la convertibilidad de $ 591 mil millones.

Nivel que solo superó 28 años después, en el 2007, en el que el PIB trepó a $ 623 mil millones. Para posteriormente entre el 2011 y 2017, ubicarse apenas por encima de los $ 700 mil millones con un leve serrucho. Para seguidamente caer por efecto de la intervención del FMI y la pandemia cerca nuevamente de los $ 600 mil millones, y recuperarse en el año 2023 en los niveles previos. O sea que el PIB entre 1979 y 2023 solo creció un 19 %, mientras que la población, que pasó de 27,6 millones a 47,7 millones creció un 70 %.

Esta es la raíz de la actual situación socioeconómica, con sus enormes niveles de pobreza e indigencia, por lo que se podría decir que la Argentina con su extensa clase media, durante ese proceso se latinoamericanizó. Lo cual se ver reflejado en el PIB per Cápita, en donde como primera y brutal síntesis, se observa que su nivel actual de $ 15.642, representa una caída del 29 % respecto el nivel máximo que se consiguió en 1974 de $ 22.126.

Habiéndose registrado picos iguales o levemente superiores al actual, solamente entre los años 1997/99, con un pico de $ 16.414 en 1998. Y se puso por encima de ese nivel entre el 2008 y 2017, excepto la caída que produjo la crisis mundial del 2009. Oportunidad en la que llegó a un pico máximo de $ 17.297 en el año 2011. Por eso personas con poca memoria de largo plazo, presentan ese periodo como una época dorada, cuando mirándola bien en comparación con 1974, resulta ser desgraciada.

Dado que sí se extrapola el crecimiento del PIB per Cápita en los 20 años previos a 1979 del 2,3 % anual, según las tablas de Maddison, el PIB per Cápita actual debería superar los $ 59 mil ¡ 170 % más respecto el pico del 2011! Que al tipo de cambio del año 2004 ($ 3 por dólar) sería alrededor de 20 mil dólares, superando de esta manera largamente, incluso con este defectuoso indicador, a todos los países de la región, duplicando el promedio regional.

Argentina jodida: FMI, inflación, “tablita” Martínez de Hoz, y dolarisistitis terminal

En el siguiente gráfico, basado en el anterior, que pone en evidencia la caotización en que estuvo y esta sumida Argentina desde hace 40 años, además de la evolución de PIB (línea verde eje izquierdo) se ha visualizado el tiempo en que Argentina estuvo bajo programas del FMI; la inflación en porciento anual (línea azul eje izquierdo); y el tipo de cambio real bilateral con EEUU (línea violeta eje derecho). Calculado a partir de la cotización promedio del año 1969, de $ 3,50 por dólar, ajustada por la inflación interna, y detraída la inflación estadounidense. Periodo en el cual nuestra moneda paso del pesó Ley 18.188 al peso argentino, con una pérdida de cuatro ceros; al Austral, con una pérdida de tres ceros; y al peso, con una pérdida de cuatro. Once ceros en total.

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En 1972, el peso alcanzó un pico de $ 4,6 por dólar. Por su parte la Inflación trepó súbitamente en 1975 a un 335 % anual, con el programa liberal ideado por Ricardo Mansueto Zinn, el Secretario de Programación y Coordinación Económica del ministro de Economía Celestino Rodrigo, que dio el nombre al “Rodrigazo”. Con el que se quiso equiparar los precios relativos de la economía, atrasados por efecto del shock petrolero de 1973, que conmovió la economía mundial, y por el plan Gelbard, mediante un estallido inflacionario.

Seguidamente Zinn fue asesor del ministro Martínez de Hoz, con sus “privatizaciones periféricas”, y reapareció también como asesor de la privatizadora María Julia Alsogaray durante el liberalismo menemcavallista. También fue director del Banco de Italia y Río de la Plata y presidente de Sevel, del Grupo Macri.

De esa manera el peronismo, dando un brutal giro hacia la derecha económica, quiso evitar el golpe militar de 1976, creyendo que sus fundamentos eran solo económicos, sin vislumbrar sus verdaderos motivos, que se verán al final de esta nota. En 1976 la Inflación se fue aún más para arriba, al 348 % anual, y a partir de allí a lo largo de 15 años fue imposible bajarla de más allá del 100 % anual. No obstante los convenios que tuvo Argentina con el FMI entre 1975 y 1977, que fueron interrumpidos durante el gobierno del presidente de EEUU James Carter, como sanción por la violación a los derechos humanos por la dictadura, y reanudados luego entre 1983 y 2005.

Seguidamente el año 1980, en que se precipitó la crisis bancaria, se podría denominar el año del cataclismo que jodió definitivamente a Argentina. Al caer brutalmente el PIB de $ 606 mil millones a 412 mil millones, un 32 %, casi una tercera parte. A la par que el tipo de cambio, como consecuencia de la “tablita” de Martínez de Hoz, se precipitó a un mínimo histórico de $ 1,2 por dólar, casi la cuarta parte del pico de 1972.

Este quiebre del espinazo de la economía argentina, a la par de la quiebra masiva de bancos descripta antes, es el que a partir de allí repercutió en todos los años posteriores. Pero no solo un daño económico, sino también psíquico, por la dolarización que produjo de la mente de los argentinos. Los que comenzaron a hablar de “palos verdes”, como si un millón de dólares no fuera nada, y si andaban de compra por el mundo, decían “deme dos”, por lo barato que le parecían las mercancías.

Esto sumado a la peste de la caída de los bancos, los obligó a ahorrar informalmente en dólares, escondiéndolos de las más diversas e imaginativas maneras. Y a repudiar al peso como moneda de atesoramiento, siendo este la gravísima enfermedad que padece la economía argentina, que se podría denominar una dólarsistitis terminal. Y allí comenzaron a aparecer las frases célebres que se sucedieron en relación con esa gravísima afección: “el que apueste al dólar perderá”, “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo”; “el que depósito dólares recibirá dólares”, etc.

La dolaristitis posterior

En 1984, en el año previo al Plan Austral, con su promesa de “privatización del crecimiento”, la inflación trepó al 688 % anual. Como consecuencia de las ortodoxas recetas del FMI, de tratar de devaluar el peso, para recuperar la competitividad de la economía, y así aumentar las exportaciones y bajar las importaciones. Sin percatarse de la dolarsistitis terminal conque había envenenado a los argentinos Martínez de Hoz.

Luego en 1989, con la estúpida liberación del dólar dispuesta en las postrimerías del gobierno de Alfonsín, tras el cese de asistencia por parte del FMI, la inflación trepó al 4.924 % anual, y seguidamente al 1.344 % anual en 1990, ambas fuera de la escala del gráfico. Mientras que el PBI en esa “década perdida” se mantuvo planchado en el postrado nivel en que lo dejó Martínez de Hoz, alrededor de $ 400 mil millones.

Seguidamente para tratar de curar la dolarsistitis terminal adquirida por los argentinos, vino la Convertibilidad de Cavallo, de un peso por dólar, con sus privatizaciones rabiosas a cambio de títulos de la deuda, la que luego de un par de años con alta inflación, abatió a esta a los niveles de EEUU. A la par el PIB se recuperó módicamente, ya que en 1998, ni siquiera alcanzó el pico de 19 años atrás en 1979.

Contó, como se puede observar en el gráfico, con un tipo de cambio un poco más arriba del de Martínez de Hoz, entre $ 1,8 y $ 2,2. El que en realidad funcionaba como estatuto de las privatizaciones, para qué cobrando módicas tarifas, los inversores pudieran llevarse sus jugosas ganancias al extranjero, en reemplazo de la renta de la deuda.

Este tipo de cambio bajo derivó en una insuficiencia en la balanza de pagos, que fue solventada con más deuda externa, la qué en lugar de desaparecer, se multiplicó por dos. Y así, en lugar de durar mil años como prometía su autor, la convertibilidad solo duró diez, hasta la crisis del 2001, con el cierre de los bancos y la incautación de los depósitos en dólares, lo cual repotenció la dolarsistitis de los argentinos.

El reputado economista conservador especializado en macroeconomía, Eduardo Conessa, investigador en la Universidad de Harvard, con un doctorado y master en la Universidad de Pennsylvania, afirma que a los países que a EEUU le interesan que crezcan por razones geopolíticas, como Alemania, Japón, Corea del Sur, Taiwan, les deja tener un tipo de cambio alto. Y a los que no, los somete con un tipo de cambio bajo, como ha soportado Argentina gran parte de los últimos 40 años.

La salida de la convertibilidad tuvo un pico de inflación del 41 % anual en el 2002, seguido de una inflación primero rampante, y luego bastante más que rampante, al superar el dígito, trepando hasta un 39 % en el 2014. Contenida por el descenso del tipo de cambio, que trepó en el 2002 a un máximo histórico de $ 5,2 por dólar, y partir de allí cayó en 45 grados, año tras año. Hasta llegar a un mínimo igual al de la convertibilidad de $ 1,8, en el 2015. Así el PIB tuvo un primer impulso de crecimiento inicial, hasta superar en el 2011 los $ 700 mil millones, para estabilizarse hasta hoy en ese nivel, en una meseta alterada solo por la pandemia del 2020.

Seguidamente en el 2018, reapareció el FMI, con sus estúpidas recetas devaluatorias a ultranza, no obstante la dolarsistitis de los argentinos. Y así la inflación trepó al 54 % al final del gobierno de Macri en 2019. Mientras que el tipo de cambio llegó a un pico de $ 3 por dólar en el 2020, que se hundió a $ 1,6 en el 2023, a la par de que inflación este año se disparó al 209 % anual.

Indicadores qué no obstante son equívocos, ante la variedad de dólares “oficiales” dispuestas por el ex ministro y candidato a presidente Sergio Massa. Ya que si se tiene en cuenta el flamante dólar oficial de Caputo Milei de $ 800, momentáneamente en diciembre el tipo de cambio bilateral con base en 1969 habría trepado a $ 4,3, similar al del rodrigazo de 1975.

El cual, en poco tiempo, por la dolarsistitis terminal que padecen los argentinos, se licuara por el pase a precios y la consecuente inflación. Igual que sucedió en 1975, cuando se quiso efectuar una equiparación de los precios relativos de la economía, atrasados en este caso por el gobierno kirchnerista, apelando a un estallido inflacionario que incendió al país.

Para entender a El Loco FMIei

El General Galtieri, para tratar de restañar la dictadura militar, tras el brutal fracaso del plan de Martínez de Hoz expuesto previamente, decidió la recuperación de las islas Malvinas, sin un plan para su defensa posterior. Confiando ingenuamente en una salida diplomática forzada por EEUU. Y por ello luego improvisó la defensa de ella, con el costoso e inútil resultado por todos conocido.

De manera parecida, Milei asumió la presidencia, con el único plan económico de abatir la inflación mediante una dolarización. Convencido que lo demás vendrá por añadidura, y curar así la dolarsistitis que padecen los argentinos. Por esa razón eligió a Luis “Toto” Caputo como ministro de Economía, asistido en patota por sus socios en ANKER, la consultora que en mayo pasado emitió un informe favorable a esa salida.

En el que descartaba el plan de Emilio Ocampo, de liquidar el Banco Central cediendo sus activos a un fideicomiso en el extranjero, que aportara las divisas para la dolarización. Y proponía otro en cambio, consistente en el aporte de fondos por parte del FMI, Wall Street, y la liquidación de las acciones de la ANSES. Con el cual aseguraba factible la obtención de USD 30 mil millones, con los que se podría iniciar la dolarización.

Tras tratar de ganarse al FMI a esos efectos, prometiendo una receta ultra ortodoxa “aún más grande que la exigida por el FMI”, por lo que bien cabe denominarla FMIleismo, Milei y Caputo viajaron a Whasington, y se dieron de narices con esa propuesta. Ante la negativa de la Casa Blanca y el FMI de apoyar esa salida.

A su regreso, igual que Galtieri en la defensa de Malvinas, Caputo y Milei improvisaron una dolarización encubierta, transparentada por Caputo al afirmar, a la par que anunciaba sus primeras medidas: “El objetivo sigue siendo el mismo, llegar a una dolarización. Es el objetivo del Presidente, con el que hizo campaña. El Presidente no miente, me gustaría que quede claro, porque hay que tener un contrato de verdad con la gente”.

La cual está basada, tal como lo dio a entender la ministra de Relaciones Exteriores Diana Mondino, en la enorme cantidad de dólares billetes que detentan los argentinos. Que segun ella trepa a USD 200 mil millones, y según el ex presidente del Banco Central supera los USD 100 mil millones. Y en abrir liberramente las puertas al capital extranjero, aunque el litio por ejemplo, haya caído en su precio a los largo del año, de USD 80.000 la tonelada, a solo USD 20.000.

El shock hipercapitalista vía para la dolarización

Esa intención subrepticia explica el shock hipercapitalista con que se despachó el gobierno, mediante el Mega DNU 70 y el proyecto de ley Omnibus, redactado frontalmente en contra del lema peronista “combatiendo al capital”. En el qué además, se sientan las bases de esa dolarización, al legalizar al dólar como moneda de curso legal; disponer un blanqueo hasta con tasa cero para quienes depositen sus ahorros en dólares los bancos; traspasar el FGS de la ANSES al Tesoro, para vender su tenencia accionaria, tal como proponía ANKER; autorizar al Ejecutivo la toma de deuda externa sin límites; y delegarle poderes para poder formalizar ese camino, etc.

A la par que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, se despachaba con un Protocolo anti manifestaciones, parecido al de Singapur. Que tiene su correlato aun mas agravado, en la ley Omnibus presentada al Congreso.

Por su parte, apenas asumió, el socio de Caputo a cargo del Banco Central supuestamente independiente, Santiago Bausili, se despachó con la creación del bono BOPREAL. Supuestamente dirigido a importadores, para solventar una más que dudosa deuda externa de estos, por cifras equivalentes al monto de las existencias en Leliq y pases pasivos. Como una vía para dolarizarlas expeditivamente.

Pero este improvisado plan, justificado en un dudoso consenso popular obtenido en el balotaje, y bajo la amenaza de una hiperinflación, que en la práctica sería entera responsabilidad de este gobierno, se está tornando actualmente cada vez más vidrioso, por parte de los otros poderes, tanto en el Congreso como en la Justicia.

Y también financieramente, ante el fracaso en las colocaciones del BOPREAL, y el salto que sin mayor explicación tuvieron las Leliq, entre el 7 y 15 de diciembre, cuando asumió el gobierno. De 23,4 billones de pesos a 28 billones, con aumento del 20 % en 7 días, por parte de quien había prometido no emitir pesos.

Esto explica las inquietudes e incluso anarquía que surge desde dentro del gobierno. Y los actos evidentemente evasivos en los que incurre el presidente Milei, propio de cuando a los decididores no le salen fluidamente sus decisiones. Como el ir a la fiesta judía de Januka, a la par que su ministro Caputo informaba a la población con un demorado video, sus improvisados planes económicos. Para luego concurrir a los juegos Macabeos de esa misma colectividad, ir a darse un beso con Fátima Flores a Mar del Plata, y viajar luego a la Antártida, con fines ambientales cuya existencia antes negaba.

Trasuntado esto además, una curiosa impronta religiosa pública, en la que hasta se lo ve balbucear ante un rabino que es su guía religioso, al que propuso como embajador ante Israel, tal como se puede ver en el siguiente video. A la par que, como un retorno a la época de las “relaciones carnales” del menemismo, multiplica sus gestos de adhesión hacia Israel y EEUU, como si de allí pudiera salir el OK para la dolarización.

La edad dorada que no fue tal y las contradicciones de Milei

Milei inició su discurso, pronunciado el día que asumió de espaldas ante el Congreso, hablando de la Generación de 1837 y la Constitución liberal de 1853. Y afirmó “Desde un país de bárbaros enfrascados en una guerra sin cuartel pasamos a ser la primera potencia mundial. Para principios del siglo XX éramos el faro de luz de Occidente.” Lamentablemente el presidente economista parece conocer muy poco de historia económica.

Por entonces nuestro producto bruto solo llegó a ser el equivalente al 5 % del de EEUU, y estábamos muy lejos de ser la primera potencia mundial. Nuestro raudo crecimiento en aquel tiempo, se debió a la asociación dependiente y complementaria con la potencia hegemónica y fábrica del mundo de entonces, Inglaterra. A la que desde nuestra pampa ubérrima le suministrábamos alimentos humanos baratos, para que mantuviera bajos sus salarios industriales y la competitividad de sus industrias. Mientras que las restantes economías regionales de las provincias quedaron relegadas.

Para eso Inglaterra invirtió en ferrocarriles, puertos, frigoríficos y cerealeras, propiedad de empresas inglesas que controlaban los resortes de nuestra economía. Bienestar que se deterioró, no por la aparición del radicalismo, como afirma el presidente, sino por el debacle en que se fue hundiendo Inglaterra tras la 1ra Guerra Mundial, que llegó a su colapso tras la 2da Guerra Mundial.

Pero el presidente enfrascado en la economía, parece que ni siquiera sabe leer las claves de ese momentáneo bienestar, que era la asociación complementaria con la fábrica del mundo de entonces. Y ahora por contrario, desdeña el comercio con China, que se ha convertido en la fábrica del mundo actual, y es la principal socia comercial de 144 países sobre los 192 existentes en él. Y a la par renunció ingresar al BRICS, que representa el 70% de la población y el 60% del PBI mundial,

Impulsa por contrario una alianza única con EEUU, el líder de la OTAN, con la que estamos en conflicto por la cuestión Malvinas. Y con quien tenemos una economía competitiva en la producción de alimentos y energía. Afirmando a la par que ni siquiera tendría relaciones diplomáticas con el Celeste Imperio. Para trascartón, tras asumir el poder, ponerse meloso con este, y pedirle disponer de más efectivo con el swap de monedas firmado con él. A los fines lógicamente, de allegar divisas para lograr la dolarización que EEUU le negó.

Mas adelante el flamante presidente dijo, que luego de esa supuesta edad de oro, se instaló un “modelo que considera al Estado como un botín de guerra que hay que repartir entre los amigos”. Pero eso fue precisamente lo que sucedió en los tiempos que gobernó la oligarquía, donde no existía la división de los poderes, las elecciones se ganaban con el voto cantado a punta de fusil, y así el oro de esa supuesta edad dorada, solo se derramó sobre ella. Y abajo había todo un pueblo de argentinos e inmigrantes, que la yugaban día a día.

También se refirió acerbamente a la pérdida de la calidad de la educación y salud. Sin advertir que fue el gobierno “liberal” del ministro Martínez de Hoz, el que transfirió la educación primaria a las provincias. Y el gobierno “liberal” del ministro Cavallo, al que Milei alaba, el que hizo lo mismo con la educación secundaria. Ambos con el objeto de enjugar el déficit federal, y lo mismo sucedió con la salud.

Traspasándole a las provincias esas cargas, que por su gran dotación de personal son la variable de ajuste de los gobiernos provinciales. Y así por caso, la salida laboral del sector medio bajo de la población a partir de allí, fue ser maestra o policía. Mientras que en los países de punta en educación, son elegidos de la crema universitaria. Con esos gobiernos “liberales” comenzó la debacle en la educación, que antes era lo que distinguía a Argentina, a lo que finalmente se sumó el fenómeno de los celulares, que han complicado la cuestión en todo el mundo.

La democracia renga y su fatal error de diagnóstico

Evidentemente, Milei es otro presidente aquejado por la incapacidad de intelección de lo que realmente sucede y sucedió. Lo cual se ha repetido como una constante, desde Alfonsín en adelante. Y por eso finalmente, en el curso de una democracia renga que a todas luces fracasó socioeconómicamente, apareció y fue refrendado masivamente en las urnas, un candidato como Milei. Estando sometida aparentemente Argentina, a la ley “de mal en peor”.

Al ignorar nuestros mandatarios, que Argentina como consecuencia de la Guerra de Malvinas, sufrió dos enormísimas agresiones. Uno fue la guerra, y la otra fue la preparatoria previa que se hizo de ella, con la criminal gestión de Martínez de Hoz, que como se vio jodió a Argentina hasta hoy. Y hoy esto ya no se trata de una intelección, sino de evidencias, que Stripteasedelpoder.com publica en forma de seriada, de lo que sería el libro bitácora con que se gestionó esa guerra desde 1979.

Tras fracasar la estratagema de hacernos ir a la guerra contra Chile, mediante el fallo avieso de Su Majestad Británica en 1977, que explica el ascenso a ambos lados de la cordillera de dos brutales dictaduras. Interregno en el cual, con la tablita criminal de Martínez de Hoz y la quiebra masiva de bancos, surgió la deuda externa que ha condicionado a Argentina hasta hoy. Y ha tumbado o puesto en enormes apuros a todos los gobiernos democráticos que se sucedieron ínterin.

Conforme el dicho de la CIA “todo esta escrito”, esa bitácora esta escrita en la página opuesta editorial (OP-ED) del diario LA NACION, inaugurada en 1979. A través de la cual se cursaron mensajes convencionales encriptados elípticamente, con el luego canciller durante la Guerra de Malvinas Nicanor Costa Méndez. Instruyéndolo y sosteniéndolo anímicamente en su misión como topo de la OTAN, a los efectos disolver el conflicto de Malvinas, para instalar una base al servicio de la OTAN allí.

Como si no fuera suficiente, en el 2001 la gran banca de EEUU le infligió otra enormísima lesión a Argentina, exacerbando aún mas la dolarisistitis que padecen los argentinos. Al incautarse la reserva de los depósitos bancarios argentinos, a cambio de los titulos de la deuda externa argentina que detentaba, que iban al default. Maniobra de la que fueron artífices, mediando el Blindaje y el Megacanje, Domingo Cavallo,  Daniel Marx, y Federico Sturzenegger.

De la que el autor de esta nota junto con el lamentablemente fallecido diputado Mario Cafiero, dieron cuenta con lujo de detalles en el libro “La Argentina robada”, que la justicia de Comodoro Py se esmero en no investigar. Y así hoy Sturzenegger, redacta la letra de las  mega normas que Milei  dicta o quiere sancionar, para llevar adelante su dolarización sin dólares. Mientras que la hija de Cavallo con ciudadanía estadounidense, ha sido propuesta nada menos que como embajadora en la OEA.

Y como el conflicto de Malvinas no se disolvió, el mismo sigue soterradamente abierto y dañino, precisamente con quienes Milei procura establecer una alianza estratégica integral: EEUU y la OTAN. Argentina se encuentra así ante el gran desafío de su existencia, que no lo podrá resolver ninguna facción política de ella, solo la unidad nacional.

Fuente: www.stripteasedelpoder.com