Navidad, rebeldía y designio

Por Carlos del Frade

María y José fueron perseguidos pero insistieron en su convicción de tener a Jesús. En la clandestinidad ordenada por el poder romano, invasor de aquella porción de la geografía llamada Palestina, no tuvieron más opción que refugiarse entre los animales.

Cuna y destino de muchas y muchos.

Nacer, vivir y morir como animales.

Un mandato del imperio.

Y, sin embargo, el niño nace y constituye una fenomenal rebeldía ante las imposiciones del poder económico y político de aquella colonia romana. Siempre la metáfora de la Navidad tiene esa imprescindible referencia a la desobediencia, a la no resignación.

Días después, según marca el almanaque en distintos lugares de la cápsula cósmica que es el planeta Tierra, la masacre de los inocentes es la continuidad de aquella política de saqueo que necesita de la subordinación de las mayorías.

Saqueo de riquezas y castigo desmesurado contra las chicas y los chicos, los “santos inocentes”.

Pero para eso hay que desterrar la idea de la “santidad” de las niñas y los niños.

Hay que hacerlos sujetos de penas y culpabilidades de la ferocidad que desarrollan los adultos, verdaderos responsables de la concentración y extranjerización de riquezas y multiplicadores de la desigualdad. No es una cuestión económica. Es hacer del pesebre una realidad inmodificable. Nacer, vivir y morir como animales. Por eso es fundamental subrayar la rebeldía que conlleva la metáfora de la Navidad.

Más de dos mil años después, la Argentina vuelve a ser parte de un proyecto colonizador, extractivista y depredador.

Y como en aquellos tiempos, la matriz debe elegir responsables de los dolores que no sean los verdaderos. Y una vez más la decisión es cargar contra la pibada.

El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, adelantó -horas antes de la Navidad- que el gobierno buscará reducir la edad de imputabilidad de 16 a 14 años, pero que todavía está “en el análisis con una comisión para ver si es que es para todos los delitos o solo para algunos”.

-El menor necesita un cuidado, educación, resocialización, de nada sirve sacarlo de la sociedad y meterlo en una cárcel porque se hace amigo de los otros menores y forma una banda…Frente al delito, su consecuencia tiene que ser una pena que en los casos de menores tiene que ser educación. Si no, no te sirve, vas a seguir teniendo delincuentes menores – agregó el ministro de Justicia.

La idea de descargar sobre la espalda de niñas, niños y adolescentes la ferocidad del sistema tiene, como siempre, una idea central: la impunidad de los saqueadores de las riquezas de las mayorías.

-… el único designio de la ley es la libertad de mercado – aclara de manera implacable el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.

“Que triunfe la idea libertaria económica de la libertad de mercado”, agrega el funcionario.

Nacer, vivir y morir como animales. El “designio” del imperio romano para su colonia palestina está en el mito del pesebre navideño y en la masacre de los “santos inocentes”.

Saqueo material y encubrimiento de los saqueadores.

Para construir ese ocultamiento deliberado de delincuentes de guante blanco hay que desatar la cacería contra niñas, niños y adolescentes.

La continuidad de las imágenes del calendario no es solamente una sucesión de fechas, si no la pedagógica demostración de las políticas de los imperios y sus serviciales colaboradores locales.

Transferencia de recursos de las grandes mayorías hacia las minorías del privilegio y rigurosidad contra la pibada.

Porque el designio, como dice Libarona y sería aplaudido por Herodes, Poncio Pilatos y otros tantos, es la libertad de mercado.

Fuente: www.pelotadetrapo.org.ar