“Peleamos por acceder a los derechos básicos”

La historia de lucha de Ivanna Aguilera es tan grande como su fortaleza. El Equipo de Comunicación de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) dialogó con la afiliada al sindicato y referenta de la comunidad LGTBIQ+ sobre su vida, su trabajo en la Universidad Nacional de Córdoba y la realidad de la población trans, travesti y no binarie en nuestro país. «Queremos poder elegir de qué trabajar», expresó.

Ivanna Aguilera tiene 61 años. Es Rosarina. Vino en el año 1984 a Córdoba huyendo de la violencia institucional en Rosario. En Córdoba también sufrió persecución, encarcelmiento, «pero desde otro lado ya que en Rosario tenía hermanos y familia policía y por lo tanto sufrí una persecución especialmente virulenta: era otro tipo de sociedad, otras cosas que se hablaban», comenta Ivanna. «Tener una hermana trans era ser un hombre vestido y la palabra homosexual encerraba todas las categorías y apelaban a nosotras como «invertidos», «inmorales», «degenerados»… y si a eso le sumamos la cuestión familiar mía particular, la situación era muy compleja», explicó Aguilera.

En Córdoba la situación de represión, de no respeto a la identidad de género no cambió demasiado. «Era algo permanente y motivo de encarcelamiento, de tortura, de maltrato, de no poder circular libremente, aún en democracia», rememora Ivanna. «Éramos judicializadas por un Código de Faltas y por edictos policiales de aplicación de reglamentaciones creadas por los militares para poder tener un control sobre toda la población civil. Tal es así que el Articulo 19 del Código de faltas era usado contra aquellas personas que vestían con ropa «contraria a su identidad» y, además de ello, nos aplicaban otro artículo especialmente duro que era el 22, el cual decía que vos eras una «prostituta escandalosa» -ya que ese era el título, «prostitución escandalosa»-. Con eso te llevaban detenida, no podías caminar por la calle, te sacaban de los supermercados, no teníamos atención médica y cuando íbamos a los Hospitales te volvías sin atención y encima te llevaban detenida», explica la referenta de la comunidad LGTBQ+.

-¿Cómo fueron tus primeros pasos en la militancia?

-Eran tiempos donde la persecución era muy fuerte. En el año 1989, principio de 1990 había un boliche que se llamaba Planta Baja, que funcionaba en calle San Martín, entre Rincón e Igualdad, cerca del Mercado Norte. El dueño era Eugenio Cessano. Era el único boliche que recibía a personas trans. Una noche hubo una detención masiva en ese lugar, una razzia, donde se llevaron detenidas a 150 personas, incluyendo a los dueños. En el transcurso fueron soltando a todas las personas detenidas y solo nos dejaron a las trans y travestis y a los dueños del local a quienes acusaron de «facilitación a la prostitución». Apelamos todo pero nos encontramos con que no teníamos abogados que nos defendieran o que quisieran hacerlo por cifras razonables de dinero ya que pedían montos exorbitantes. Y éramos cuarenta y pico de compañeras detenidas que terminamos, finalmente, yendo a juicio. Lo llamaron el «juicio de las travestis», en la época de Angeloz. Fuimos penalizadas con 30 días de arresto junto a los dueños del local. Estando detenides empezó a circular la idea de que eso no podía suceder más: entendíamos que teníamos derecho a estar en un lugar, escuchando música, tomar algo, como cualquier persona. Y teníamos que empezar a reclamar por nosotras porque nadie iba a hacerlo y no sabíamos cómo hacerlo. Fue así como nos comenzamos a reunir.

Nos comunicamos con Derechos Humanos de Córdoba, con el compañero abogado Amalio Rey, quien se ofreció a acompañarnos junto al compañero Vasco Orzacoa quienes fueron haciendo el camino junto a nosotres porque no había casi experiencia en la defensa de nuestro colectivo. Yo empecé a viajar a Buenos Aires, a contactarme con la CORREPI, donde me formé en Derechos Humanos, en cómo organizarnos.

Así fue como en el año 1990 fundamos la primera organización de diversidad en Córdoba, la ACoDHo (Asociación Contra la Discriminación Homosexual). Empezamos a reclamar sobre nuestros derechos, sobre todo el de poder transitar libremente, y empezamos a trabajar el Código de Faltas de la Provincia de Córdoba, especialmente con un Legislador de apellido Morcillo. Cuando fue la revisión del Código Contravencional logramos derogar el Artículo 19 y aunque luchamos por que se derogue el 22 -de «prostitución escandalosa»-, no logramos que se elimine sino que fue reinterpretado en el Artículo 45bis que pervive hasta hoy y que, al menos, da algunas posibilidades más de defensa porque no hay tanta discrecionalidad para su aplicación por parte de la policía.

Además teníamos el problema de la documentación ya que cuando se nos paraba para identificarnos y se veía el documento, venía el escarnio público. La violencia había virado: ya no te llevaban presa pero te venía la persecución en la calle, en cualquier lado. Los barrotes se transformaron en otro tipo de barrotes y la cárcel en otra cárcel.

-¿Cómo se perciben hoy esos «barrotes» luego de las conquistas del matrimonios igualitario, la ley de identidad de género, de fertilización asistida humana, del código civil y comercial?

-Nadie nos dio nada, fue mucha lucha y ganamos porque supimos aprovechar también las voluntades políticas. Eso nos otorgó las herramientas que hoy tenemos, que podemos decir que, gracias a la fertilización asistida humana, podemos tener hijes como cualquier persona que desee hacerlo.

Así y todo, los barrotes siguen existiendo y esa es una realidad. Nosotras accedemos menos a derechos, a poder trabajar. La población trans y travesti en el 2020 tiene una expectativa de vida de 36 años tanto en Argentina como en América Latina y el Caribe. A esa edad, las compañeras mueres víctimas, asesinadas por el sistema del Estado que ha virado su política de violencia para con nuestra población ¿de qué manera? prohibiéndonos tener el derecho de tener un trabajo registrado, inclusión verdadera. Nuestra única manera de acceder al trabajo para nosotres es acceder al trabajo sexual. Mal llamado trabajo sexual porque no es trabajo la prostitución: es un oficio que lo llamamos trabajo para que no nos margine a priori, solo con nombrarlo. Como no podemos elegirlo sino que es la única opción, no podemos decir que sea trabajo. Cuando te imponen algo para sobrevivir, no vivir, ese algo impuesto se convierte en esclavitud, no en vida. Y hoy peleamos ya no por tener una identidad acorde a nuestra percepción, sino por acceder a todo el conjunto de derechos básicos. Y el primero de todos es poder elegir de qué queremos trabajar. No queremos que nos impongan ser prostitutas. La prostitución es la función que el sistema del Estado ha elegido en este momento para seguir matándonos.

-Hoy vos estás trabajando en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC): ¿Cuál es la historia de ese trabajo?¿cómo percibís vos y las compañeras de lucha y militancia esta situación?¿qué tarea desempeñás allí?

-Es un trabajo colectivo: las luchas son de todas y las conquistas son producto de la constancia y del grupo ya que nada se conquista individualmente, en ningún caso. Estoy orgullosa de este trabajo en la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) de la UNC, que es producto de 36 años de militancia que tengo dentro del territorio universitario. En el año 97, se hizo en la Córdoba el Tercer Encuentro de Organizaciones LGTB, en la Facultad de Filosofía. En ese momento me di cuenta que el espacio donde debía estar era ese, porque de allí salían los formadores del mañana, constantemente.

Y desde el año pasado, luego de 25 años de lucha y trabajo, logramos ingresar a ese espacio, siendo yo personal nodocente de la FFyH, al frente del Área Trans, Travestis y No Binaries de la Facultad.

Mi función, en primer lugar, ha sido relevar toda la población trans travesti y no binarie de la FFyH; conocer las vicisitudes y los problemas de cada une de les compañeres estudiantes; cuáles son sus expectativas, idear cómo hacer acompañamiento a esas poquitas trans y travesti que estudian una carrera universitaria para que su paso dentro de la Universidad sea ameno y puedan culminar sus estudios. El problema para alguien de nuestra población que llega al nivel universitario es que, al no tener una entrada de dinero como otres estudiantes, la salida que les queda es ejercer la prostitución como medio de vida. Eso hace que estén cansados o cansadas y ello deviene en un abandono de los estudios. Desde el área entonces hacemos el acompañamiento de les pibes y pibas. Y desde el 2016, para favorecer otra salida a la población con la que trabajamos, en conjunto con el Centro de Estudiantes (de Estudiantes al Frente), pudimos lograr un espacio donde funciona la primer cantina para la inclusión de personas trans, travestis y no binaries. El espacio genera 4 puestos de trabajo fijos de atención al público -aunque el año pasado terminamos con 6 por la demanda-,  2 de administración y compra la producción a una red de 28 productores/as de la misma población. Y eso es un dinero propio generado por su trabajo.

-Vos hablás de inclusión laboral trans, no de cupo, ¿eso es una definición?

-Yo soy una de las impulsoras de la campaña por la inclusión laboral trans. Hablo de inclusión porque nos falta poder incluirnos en el mercado laboral formal. Un cupo es discriminatorio. Nosotras no somos dos o tres. Somos una población entera que queremos acceder a un circuito: en este caso al circuito laboral. Pero no queremos acceder a partir de un cupo para el Estado. Está bien que deba hacerse responsable el Estado, pero el Estado no puede absorbernos a todas. No todas queremos trabajar para el Estado, tenemos diferentes aspiraciones, como cualquier persona. Queremos elegir. E incluyéndonos podemos elegir. Imaginemos si fuese por cupo y de repente hay una población mayor, la otra parte de la población que no haya ingresado que hace: ¿sigue en la esquina esperando que esas dos o tres se mueran para entrar? No. Si viene un cupo, bienvenido sea, pero queremos trabajar a ampliar los derechos.

-Cambiando de tema. La situación de la población trans travesti y no binarie es crítica: ¿cómo se han visto afectadas con la pandemia? ¿hay redes de asistencia?

-Es un desastre. Nosotras no tenemos contención por parte del Estado. No tenemos dinero. El 90 por ciento de nosotras ejerce la prostitución como medio de vida: ¿de qué viven esas compañeras en medio de la cuarentena y el aislamiento social obligatorio? Esas compañeras todas alquilan, tiene que comer: y comer de ayer, no de hoy o mañana. Estamos viviendo en un sistema burocrático, con un sistema organizativo a nivel gubernamental que es obsoleto. Estamos esperando que nos den un bolsón y para ello te piden que te pongas la camiseta de alguien. ¿Qué es eso? Somos ciudadanas de primera y necesitamos como todos y todas. La estamos pasando muy mal y la estamos sobrellevando gracias a las pequeñas redes que hemos formado por parte de las organizaciones con las que militamos, por amigos de la sociedad civil, compañeros de trabajo. Pero el Estado nos dejó de lado una vez más.

-Te afiliaste a ATE hace poquito, ¿cuál es tu visión al respecto?¿por qué ser parte del sindicato?

-Me afilié a ATE después de charlar con una compañera trans de la Universidad Nacional de Río Cuarto y con Federico Giuliani. Hace muchísimos años que vengo trabajando y militando en política. Los cambios para nuestra población deben hacerse desde adentro de las instituciones, del sistema. Cuando hablo de incluirnos digo poder participar dentro de los espacios de representación y en ello los sindicatos son un lugar importantísimo para adquirir voz propia. Nadie tiene que interpretarnos, que hablar por nosotras, nosotras estamos para poner nuestra propia voz.


Una historia de vida

Nacida el 30/10/1963, en Rosario, Argentina. Expresa política de la última dictadura militar argentina (Batallón 121 de Rosario), 1977.
1990- Fundadora de ACODHO (Asociación contra la discriminación homosexual). Primera organización de diversidad en Córdoba.1995 FUNDA, Flores Diversas acompañamiento a mujeres trans y travestis en estado terminal
1997- Responsable del Proyecto Actividades de Apoyo a la Prevención y Control del VIH/SIDA en Argentina. Subproyecto 310. (ATUC) Asociación Travestis Unidas de Córdoba (Personería Jurídica 170”A”/04).
2008- Promotora de Salud en acciones de prevención de VIH/SIDA del I Programa Provincial de VIH/SIDA y ETS, Córdoba.
2011-2013- ATTTA Regional Córdoba.
2014- Entrevistadora Sector Córdoba del Primer Censo Nacional de población Trans y travesti Argentina. Capacitada por ATTTA, Fundación Huésped y Open Society Foundations (EEUU).
2014 – Presidenta de la asociación civil Devenir Diverse.
2016- Impulsora de la Campaña Nacional por la Inclusión Laboral trans y travesti Argentina.
2017 a la fecha- Vicepresidenta de la Convocatoria Federal de Trans y Travestis Argentina (CFTTA).
2017- Coorganizadora de la Escuela de Formación Política de Liderazgos travestis y trans “Lohana Berkins” (dictada por la Dirección de Diversidad Sexual de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, CFTTA y la Comisión de mujeres y Género del Instituto PATRIA (octubre, noviembre y diciembre).
2018- Apertura de la primera “Cantina de inclusión laboral trans y travesti”en la UNC, en la Facultad de Filosofía y Humanidades, en conjunto con el Centro de Estudiantes de la FFyH.

Fuente: www.atecordoba.org