Por mejores salarios y contra la privatización de la Fábrica de Pólvora de Villa María

Por Jesús Chirino*

Los trabajadores de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María tienen una larga historia de lucha por sus derechos. En algunos períodos esas luchas fueron más intensas y en otros, no tanto, pero siempre tuvieron que pelearla. Esto es algo que se dio desde el inicio del establecimiento.

A lo largo de la historia tuvieron que lidiar con organizaciones obreras organizadas desde la dirección de la Fábrica, con el pago de sueldos bajos, el no reconocimiento de adicionales, la reducción de la actividad del lugar y el consiguiente desempleo, la precarización laboral y, cada tanto, la reiterada amenaza de privatización (que ahora ha regresado).

Aquí repaso un pequeño capítulo de las constantes luchas que han dado estos trabajadores.

Trabajadores defendiéndose con medidas de fuerza

El sábado 8 de marzo de 1986, en la tapa de El Diario se publicó que, a nivel nacional, la Confederación General de Trabajo (CGT) “decretó huelga general para el martes 25”. También se aclaraba que otra huelga “de 36 horas se haría en abril” e informó que el gremio docente “CTERA dispuso parar sin fijar fecha”. En ese tiempo de mucha protesta gremial, en la tapa de este medio de prensa, se publicó una foto en la cual se ve un automóvil Fiat 1500 y un gran grupo de trabajadores caminando. El título dice “Obreros de la Fábrica marcharon por la ruta 9”.

Entre los principales reclamos realizados por la central obrera que preparaba el paro se encontraban la inmediata recomposición salarial “para los trabajadores activos y jubilados”, la “negociación de los convenios colectivos de trabajo…” y la “reactivación del aparato productivo mediante un enérgico programa generador de fuentes de trabajo”.

Por mejores salarios, más trabajo y contra la privatización

Por su parte, los trabajadores de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María reclamaban el pago de un adicional por lo riesgoso de las tareas que realizaban. También pedían la pronta reactivación del establecimiento, a la vez que rechazaban el proyecto de privatización de la Fábrica de Pólvora. Los obreros de ese establecimiento también pedían el pago de 15 australes por refrigerio, retroactivo al primer día de ese año. El secretario general de la seccional Villa María de ATE, Mario Rimoldi, declaró a la prensa que “lisa y llanamente, la Dirección General de Fabricaciones Militares está dilatando nuestros reclamos argumentando que para determinar la peligrosidad de la actividad tienen que venir a inspeccionar y posteriormente comunicar a los ministros de Defensa y Economía para volver a Fabricaciones Militares, mientras que esa categorización se está pagando ya en cuatro fábricas del país”. Esa misma semana los dirigentes Oscar “Cacho” Mengarelli y Carlos Lescano habían realizado gestiones en las oficinas de Fabricaciones en Buenos Aires donde pidieron que, por lo menos, le pagaran “la peligrosidad” de manera transitoria hasta que se superara la traba burocrática para que el adicional fuera definitivo.

Con relación a la reactivación, el Secretario General de ATE Villa María declaró que no había signos de ella “a pesar de que la dirección de la Fábrica anunció en diciembre que en enero iba a estar en marcha y de la misma forma quieren dilatar los otros puntos”. Por su parte, el director de la Fábrica de Villa María se ofreció para ser el mediador entre los trabajadores y Fabricaciones Militares, pero los resultados no llegaban. El dirigente de ATE destacó que “los trabajadores desarrollaban su lucha de manera pacífica y sin romper el diálogo”, pero que “las bases” estaban “dispuestas a luchar hasta las últimas consecuencias, no queremos perder la fuente de trabajo de 700 familias”.

Marchando a pie por la ruta

La Jornada de Protesta del 7 de marzo de ese año inició, a las 10 de la mañana, con el abandono de tarea por parte de los trabajadores de la Fábrica de Pólvora. Desde las puertas del establecimiento iniciaron la marcha hacia la sede sindical de la calle Santa Fe. La primera parada fue sobre la ruta nacional 9, en el monolito que recuerda el lugar donde, en abril de 1943, en un accidente ferroviario murieron 11 trabajadores. Allí dejaron una ofrenda floral y se originó una asamblea que, ante la presencia policial que pedía que no obstaculizaran el tránsito, decidió que todos seguirían la marcha a pie, en actitud de protesta.

Fue así que 350 operarios, luego de rendir homenaje a sus compañeros muertos, caminaron por la ruta 9 ocupando media calzada. Llegaron al núcleo de la ciudad donde tomaron la calle Entre Ríos, luego San Martín y cuando llegaron a Santa Fe se dirigieron a la sede sindical. La marcha a pie les tomó un total de dos horas, en las asambleas que habían desarrollado en el camino decidieron “seguir en estado de alerta y movilización”. También adhirieron al paro, de dos horas por turno, decidido por la conducción nacional de ATE que peleaba contra la privatización de las fábricas militares y pedía la reactivación de las mismas.

Paro General

El 25, día de Huelga General, más de mil personas se reunieron en la tradicional esquina de San Martín y Corrientes respondiendo a la convocatoria de la CGT local. El acto inició con los trabajadores cantando el Himno Nacional, luego se hizo un minuto de silencio en memoria de los trabajadores desaparecidos en “la lucha por la liberación nacional”. ATE fue unos de los tantos gremios que adhirió a la medida y formó parte del acto frente a la Plaza Centenario donde hablaron los cosecretarios generales de la regional de la central, Camilo Rodríguez y Luis Juárez. También hizo uso de la palabra el gremialista José Foresto que leyó un documento acerca de las motivaciones del paro y recordó el aniversario del golpe militar de 1976.

Por su parte, ATE prosiguió con sus reclamos y el último día de marzo dictó un plan de lucha con medidas más profundas que las vigentes durante el estado de alerta y movilización que venía desarrollando. La acción de ATE produjo algunos resultados y a los pocos días, el 4 de abril, el gremio comunicó que suspendía el plan de lucha que venía realizando en Villa María dado el “avance de las negociaciones que se mantuvieron con los directivos de Fabricaciones Militares”. Juan José Bussetti, Secretario de Prensa de la seccional, declaró que existía un “principio de compromiso por parte de Fabricaciones Militares de aceptar nuestros planteos reivindicativos, especialmente la bonificación por peligrosidad en las tareas y hacerse cargo del ciento por ciento del abono del transporte automotor”. También existía predisposición de las autoridades de otorgar el adicional por refrigerio. La decisión de suspender el plan de lucha fue tomada por asamblea.

Los trabajadores se encaminaban a ganar el reconocimiento de algunos de sus reclamos, pero, como todos sabemos, en las luchas por los derechos, no existen triunfos ni derrotas definitivas. De allí la necesidad de estar organizados para poder tener fuerza a la hora de  enfrentar nuevos conflictos.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTAA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar