Río Tercero: 25 años de impunidad y esperanza

Por Jorge Martino
“25 años han pasado, nada más y nada menos. 25 vueltas orbitales al sol, un cuarto de siglo, casi una decena de miles de días. Pasaron huracanes, lluvias, tsunamis, virus y pandemia, gobiernos mundiales populares y antipopulares, guerras y pacificaciones. Podría decirse que en un tiempo de 25 años pasan todas las formas y contenidos de las grandezas, las vilezas y los desvaríos humanos, ya sea en lo individual como en lo social.
“Pero es una evidencia irrefutable que, en una pequeña ciudad del interior de la provincia de Córdoba, en Argentina, con todo el tiempo que pasó, aún no fue resuelta en Justicia y reparación nacional la causa por la explosiones en Fabricaciones Militares de Río Tercero. 25 años de aquel día inadmisible para la conciencia humana, donde la corrupción criminal de un grupo de militares y funcionarios de turno, no dudó en avasallar, bombardear y ultrajar a una población alegre y tranquila, para disimular -como accidente- el faltante de armas contrabandeadas a países en conflicto.
“25 años, y una Causa que aún continúa en su trayecto inacabable, con avances y retrocesos, con sus luces y sombras, sus boicots y extorsiones, muertes dudosas de testigos, mentiras y certezas, intencionalidad comprobada y sentencias con apreciables cuotas de Justicia medianamente cumplidas. 25 años del brutal asesinato de siete vidas, de muchas otras mutilaciones, contaminando severamente de dolores y quebrantos a una ciudad entera que todavía sigue esperando.
“Y ante la dudosa pregunta: ¿Porqué la Justicia definitiva no llega?, la certera respuesta mayoritariamente conocida, que pone en tela de juicio a la condición humana;dejando claramente visibleque el principal responsable, Jefe de Estado de entonces, incluso ya imputado y condenado por el contrabando de armas, nunca cumplió su condenasobreviviendo en su libertad, por el cómplice amparo de los amiguismos políticos, judiciales y legislativos, que se protegen entre sí, resguardando en este caso los fueros parlamentarios de un siniestro capitán pirata, hoy ya demasiado inútil y anciano, todavía sentado en una banca del Senado Nacional.
“Dirigencias partidarias de diferentes ideologías, enfermas de insensibilidad y decadencias, revolcadas en el mismo barro podrido de la impunidad, por intereses personales o grupales, donde el poder, la codicia y el dinero fácil, reemplazaron toda ética y moral necesaria para la función pública, sacrificaron vilmente el verdadero tesoro de la Política y la Democracia, que no es otra cosa que el Bien Común y condenaron los principios e idealismos políticos a la buhardilla de los viejos y gastados recuerdos.
“Desde hace 25 años, entre tantas voluntades de lucha y resistencia, este Cauce Común, grupo de artistas y protagonistas culturales, vuelve para señalar la verdadera naturaleza de los silencios no comprometidos, las mentiras disfrazadas, las falsedades cotidianas, los años perdidos, sabiendo que la memoria y la sensibilidad humana deben ser los dos grandiosos pilares que sostengan la convicción permanente de la esperanza, sin la cual la humanidad estaría irremediablemente perdida.
“Pasaron 25 años, y ciertamente seguirán pasando las noches y los días, causas justas que serán victoriosas o vencidas, los obsecuentes inmorales, las pasiones renacidas, las muertes y las vidas…y una ciudad salvajemente herida que a la orilla de un querido río, sigue esperando con la defensa inclaudicable de una gran parte de sus hijos, estoica, luminosa y dignamente altiva”.