Siempre fue posible, pero intentaron hacernos creer que no era posible

Por Fabián Menichetti*

Los avances científicos, en el medio del contexto por el COVID-19, han demostrado que la capacidad nacional pudo hacer posible que la Argentina fuera una nación líder en diferentes áreas y no solo exportadora de materias primas. En diferentes etapas históricas, hubo avances en ese sentido, siempre bloqueados por intereses, sin dudas que no eran los intereses del país y de las mayorías.

Primero se conoció que científicos argentinos con fondos públicos, habían desarrollado un test rápido, de los que se estaban importando y demanda el mundo en el medio de la pandemia por el COVID-19. Se trataba de los que determinan si una persona tiene anticuerpos del virus; los denominados “serológicos”.

En ese caso, solo ocho lugares en el mundo los producen actualmente. Entre los mismos se encuentran los Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido y Hong Kong. Se sumó la Argentina. Ergo, no depende de otras naciones para contar con los mismos.

Hasta el viernes, en tanto, no se conocía muy bien si había sitios en el planeta en donde existiera un método de detección rápida del virus en el cuerpo del ser humano. Hasta ahora, los estudios demandan unas 12 horas.

Lo que sí se conoció y se anunció, es que científicos argentinos desarrollaron y ya fue aprobado por la ANMAT, para su producción, un método que determina en el lapso de unas dos horas si una persona está infectada por el virus, lo que propiciará que la detección sea rápida y el tratamiento (los existentes hasta hoy), también.

En otros lugares, como en el Ceprocor de Córdoba, en tanto, se avanza en un posible tratamiento, con sus primeros resultados alentadores. Lo mismo sucede con la extracción del plasma de los pacientes recuperados para asistir a quienes cursan la enfermedad.

Todos estos proyectos fueron financiados con fondos públicos. No es poco. Pero también se conoció que en el ámbito privado existen emprendimientos que hasta el momento no se conocían, o no los conocía la mayoría.

En Córdoba, por caso, hay empresas que desarrollan respiradores, tan demandados hoy. Las mismas, que los exportaban, por pedido del Gobierno, dejaron de hacerlo, lo que implicó que estén trabajando a destajo en su producción y sirven, claro, para reforzar el sistema de salud del país, y no solo serán para esta contingencia.

La historia

La historia nos indica que hoy estaríamos en una nación de las más desarrolladas del mundo, pero cuando existieron proyectos en ese sentido, siempre fueron frustrados, bloqueados, desmantelados, seguramente por intereses foráneos, pero sin dudas, con complicidades autóctonas.

Un breve repaso por el siglo 20, permite observarlo. Argentina siempre fue pródiga en generar productos innovadores. Según lo señalaba en una entrevista con quien escribe la hija de Ladislao Biró, el inventor del bolígrafo, hace dos años, el país se encontraba en el puesto número 14 del mundo en inventos.

Señalaba, entre otras cosas, que su padre era un admirador de las naciones nórdicas, en donde existe un capitalismo social. Allí, se implementa una fuerte presencia del Estado, en ocasiones, articulado con lo privado. Allí, a diferencia de lo que señalan cuando hay inversión estatal, algunos sectores aquí, lo que provee el Estado, es considerada “inversión pública” y no “gasto público”, como lo mencionan algunos panelistas de estas pampas.

La mujer, señalaba, entre otras cosas, que aquel invento de su padre, uno de tantos, el bolígrafo, al vender la patente del mismo, comprada por un francés, Marcel Bic, Ladislado le solicitaba, como una de las condiciones de la venta, que lo produjera en serie, con un bajo costo y que todos pudieran tenerlo. El resultado: el bolígrafo de la marca “Bic”, al que puede acceder, por su costo, cualquier persona. La “birome”, como se la conoce.

Biró no era argentino, pero llegó como inmigrante al país. Aquí pudo desarrollar muchos de sus inventos. Fue invitado para viajar con su familia por una de las autoridades nacionales que se encontraba ocasionalmente en Europa y que lo observó con su primer bolígrafo, el que aún era para su uso personal. La intención, que desarrollara aquí. Y así sería.

El Pulqui

El I.Ae. 27 Pulqui (flecha en idioma mapuche) fue un avión a reacción diseñado y construido en la Argentina. Un detalle: fue el primero de ese tipo en fabricarse en Latinoamérica, y el noveno en todo el mundo.

El Pulqui colocaba al país entre los pocos del planeta en ostentar dicho desarrollo. El proyecto había nacido en 1946 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. La responsabilidad de llevarlo a la realidad, sería del Instituto Aerotécnico de Córdoba (luego Fábrica Militar de Aviones y ahora Fábrica Argentina de Aviones).

Sobre la base de los resultados obtenidos por el prototipo del I.Ae. 27 Pulqui I, el Instituto Aerotécnico decidiría iniciar un nuevo proyecto de avión a reacción. Hacia fines de 1947 se comenzaba elaborar un anteproyecto llamado IA-33. Las características: una motorización más potente que la del Pulqui I, alas bajas en flecha y los estabilizadores instalados a la mitad de la deriva.

El gobierno argentino había invitado a trabajar en la construcción de un jet nacional, luego de la segunda guerra mundial, al ingeniero Kurt Tank, uno de los mejores diseñadores de Alemania. Tras llegar Tank se instalaría en Córdoba para unirse al proyecto del futuro Pulqui II.

Trabajarían en el mismo dos equipos: uno alemán, liderado por Kurt Tank, y uno argentino, liderado por el ingeniero Norberto Morchio. El primer avión completo, realizó su vuelo de baustismo el 27 de junio de 1950.

Después del derrocamiento de Perón en 1955, el proyecto se quedaría sin el respaldo del gobierno. En febrero de 1956, Tank y 14 de sus ingenieros, perseguidos por la dictadura autodenominada “Revolución Libertadora”, abandonarían el país, marchándose a trabajar en la industria aeronáutica de la India.

Estados Unidos ofrecería la entrega inmediata de 100 F-86 Sabre. Hacia 1959 se construía el quinto y último  Pulqui. Al poco tiempo se produciría la cancelación del programa. Finalmente, la Fuerza Aérea acabaría recibiendo en septiembre de 1960 solo 28 de los ya obsoletos aviones prometidos por los Estados Unidos.

El Pulqui, actualmente se puede observar en uno de los museos aeronáuticos de la Argentina. Aquel proyecto que hubiera podido representar un salto cuantitativo y cualitativo en la industria aeronáutica nacional y del mundo, posicionando al país como una potencia en el continente, sería desarticulado.

El bypass coronario y René Favaloro

¿Quién puede desconocer la trayectoria y creación de René Favaloro? Educador y cardiocirujano argentino, fue y es reconocido en el mundo por haber desarrollado el bypass coronario que continúa salvando la vida de millones de personas en todo el planeta.

Favaloro había estudiado medicina en la Universidad Nacional de La Plata. En esa casa de altos estudios se doctoró. A fines de la década de 1960, en la clínica de Cleveland, Ohio, Estados Unidos, comenzó a estudiar una técnica para utilizar la vena safena en la cirugía coronaria.

En 1971, regresaba a la Argentina a operar al sanatorio privado Güemes. A principios de aquella década crearía la fundación que lleva su nombre.

Durante la crisis del 2000, el PAMI tenía una gran deuda económica con su fundación. La crítica situación financiera por la que atravesaba, se indica, hizo que Favaloro ingresara en una profunda depresión. El 29 de julio de 2000, después de escribir una carta al presidente De la Rúa, se quitaba la vida de un disparo al corazón.

El ARSAT e INVAP

El ARSAT-1 es un satélite de comunicaciones geostacionario íntegramente diseñado, construido y ensayado por la empresa argentina INVAP. El mismo sería puesto en órbita en el año 2014.

Tanto con el ARSAT-1 como con su sucesor, el ARSAT-2, el gobierno apuntaba al ahorro de unos de 25 millones de dólares anuales en gastos a empresas de telecomunicaciones extranjeras. Además permitía que el país no perdiera las posiciones orbitales, que le había asignado la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ya que el Reino Unido aspiraba a ese slot geoestacionario. Estas enfocan desde Estados Unidos hasta las Islas Malvinas.

Argentina ingresaba así al selecto club de los 10 países que desarrollaban satélites en el mundo. Y en ese grupo, es que podía colocar un aparato de esas características en una órbita geoestacional.

El ARSAT-3 o SG1 en tanto, sería el tercer satélite de comunicaciones geostacionario operado por la compañía, propiedad del Gobierno. Se planeaba localizarlo en el slot geoestacionario en la longitud 81° Oeste y establecer cobertura en todo el continente americano.

Hacia mediados de 2014 se encontraba en proceso de diseño. A mediados de 2015 se había iniciado su construcción, siendo su lanzamiento programado para 2019, a bordo de un Ariane-5ECA desde el Puerto espacial de Kourou en la Guayana Francesa. Nunca sucedería.

En enero de 2016 el anterior gobierno suspendía la construcción del mismo. En 2017, según un artículo periodístico, estaba decidido a retomar el proyecto.

Con la actual gestión, en febrero de 2020, INVAP, confirmó la construcción del satélite y cambios en el mismo, como el reemplazo del combustible por energía eléctrica que permitirá ahorrar cerca de 45 millones de dólares.

Será el tercer satélite de la flota geoestacionaria que se pondrá en funcionamiento en 2023 para universalizar el servicio de Internet a todo el país.

¿Casualidades o causalidades?

Evidentemente, los ejemplos de desarrollos científicos y en otros aspectos, podrían haber colocado a la Argentina, no solo como una exportadora de materias primas, sino como una nación líder en el mundo en diferentes áreas, desarrollada, industrializada, pero siempre esa iniciativas serían truncadas.

¿Casualidades o causalidades?

Ejemplos como los citados, pueden contarse de a decenas.

Los Bastones Largos

La denominada “Noche de los Bastones Largos”, fue el desalojo por parte de la Policía Federal Argentina, a los golpes, el 29 de julio de 1966, de cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ocupadas por estudiantes, profesores y graduados. Se oponían a la decisión de la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía, que había derrocado al presidente Arturo Illia, de intervenir las universidades.

En los meses siguientes, cientos de profesores fueron despedidos, renunciaron a sus cátedras o abandonaron el país. Así emigraban las mentes más lúcidas de la Argentina. En algunos casos equipos completos fueron desmantelados. Sucedió, por ejemplo, con “Clementina”, la primera computadora de América Latina.

Renunciaron y emigraron los 70 miembros del Instituto de Cálculo de Ciencias Exactas. Lo mismo sucedió con el Instituto de Radiación Cósmica, que sería desmantelado. El hecho está considerado como una referencia central de la decadencia cultural y académica, y de la fuga de cerebros en el país.

Demasiado para enumerar

Sería innumerable narrar los avances de la ciencia que colocaron, en su momento, al país entre los más destacados del mundo. Otro ejemplo, ya citado en una columna de este sitio de noticias, es el de César Milteins.

En 1956 había recibido su doctorado en Química y un premio especial por parte de la Sociedad Bioquímica Argentina. Sería becado por la Universidad de Cambridge en donde conseguiría su segundo doctorado en 1960.

Regresaría a la Argentina en 1961 para hacerse cargo de la División de Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología, pero sólo estaría un año en el cargo para regresar a Inglaterra tras el golpe militar de 1962.

Milstein, se encontraba al frente del Malbrán.  El Instituto fue intervenido y el trabajo del futuro Nobel se vio perjudicado por inconvenientes políticos que incluyeron numerosas cesantías y perturbaron a su equipo en la etapa crucial de un programa de estudios muy avanzados para el contexto de entonces.

Como se podrá apreciar, siempre los avances de toda índole, estuvieron interrumpidos por políticas y falta de apoyo del Estado que decidía retirarse, perseguir o ignorar a quienes marcaban esos avances, no individuales, sino para el colectivo social, y que podrían haber colocado a la Argentina entre las potencias actuales.

Una oportunidad, con memoria

La excelencia científica argentina, en medio de la crisis sanitaria que padece el mundo, existe. Quedó demostrado con los últimos avances. El Estado Nacional, ha señalado que el apoyo para las investigaciones, está garantizado. De hecho, lo señalan los propios científicos, a cargo de las mismas.

Al parecer, atrás, aunque no hace mucho tiempo, quedó aquello de un ministro señalando que los científicos fueran a “lavar los platos”, o más acá, no hace nada, apenas un año, una investigadora participando en un programa de televisión para ganar un premio en dinero, que le permitiera suplir lo que no invertía el Estado.

Ejemplos de lo que se pudo hacer y se frustró (lo frustraron), sobran, como está señalado, en la historia del país.

Siempre fue posible. Sucede que intentaron hacerle creer a la sociedad de que no era posible.

Tal vez en el medio de un problema que nos está aquejando, surja la oportunidad de no repetir la historia, con un Estado presente, que articule con lo privado, pero para generar avances que sean en beneficio de las mayorías, no de selectas minorías.

Solo es necesaria la memoria.

*Locutor. Periodista. Editor Tercer Río Noticias. Director periodístico Mestiza Rock. Autor de los libros: “Noviembre” (1997) y “Esquirlas de Noviembre” (2011)

Fuente: www.3rionoticias.com.ar