Vicente Zito Lema, su tránsito por “un mundo que no merece ser lo que es”

El 4 de diciembre de 2022 falleció Vicente Zito Lema después de luchar contra una larga enfermedad. A un año de su partida, el psicólogo social Carlos Martinez comparte un trabajo donde evoca diversos aspectos de las múltiples actividades en la que Vicente Zito Lema se comprometió hasta el último suspiro.

“Acaso, no somos sobrevivientes de un gran naufragio”.

Haroldo Conti

A los pocos días del fallecimiento de Vicente, en el programa Banca Pueblo, se realizó un homenaje en el que participé. Varias compañeras que escucharon el programa me pidieron si tenia el texto sobre el que me había basado mi participación, ya que les permitió conocer una versión de Vicente que desconocían.
A partir de estos pedidos me pareció pertinente escribir este texto que solo es una versión personal, que no intenta historizar la vida de este fecundo y comprometido compañero. Pero sucedió que mientras fui escribiendo pensaba en los y las jóvenes alumnas que cursan el las escuelas y me daba cuenta que estaría bueno destinarlo a ellos.

En la versión original nombraba momentos, personas, sucesos, dando por descontado que todos sabrían a que me refería. Decidí cambiarlo, incluir información, explicar los contextos sociales e históricos donde se desarrollaban los acontecimientos y el texto cambió, pasó de ser una trasmisión de mis sentimientos y momentos compartidos, en un texto que también contribuya a conocer otras facetas de Vicente.
Yo lo conocí referencialmente, a fines de los años 60, a partir de sus textos periodísticos y por la defensa de presos políticos antes que asumiera el presidente Cámpora en 1973.
Tengo un vago recuerdo de haberlo escuchado a él y otros compañeros en el sindicato de Farmacia en el que Jorge Di Pascuale era el secretario General, una vieja casa en la calle Rincón en la Ciudad de Buenos Aires. Di Pascuale participó activamente junto a Raimundo Ongaro (Gráficos), Agustín Tosco (Luz y Fuerza, Córdoba), Amado Olmos (Sanidad), Julio Guillán (telefónicos), Ricardo De Luca (navales), Atilio Santillán (trabajadores azucareros, Tucumán) y otros en la creación de la CGT de los Argentinos. Ahí en el local de la calle Rincón lo conocí a Di Pascuale, Ferraresi, Horacio Mujica, todos dirigentes del sindicato de Farmacia, para mí próceres de la resistencia peronista.

La CGT de los Argentinos se convirtió en un frente político y gremial, de carácter pluralista y de oposición frontal contra la dictadura de Onganía, un espacio de convergencia entre sectores obreros, artistas, intelectuales y profesionales.

Como un dato ilustrativo del momento histórico, cuando se funda la revista “Cristianismo y Revolución” (octubre 1968), un documento de la Agrupación de Estudios Sociales (AES), integrada por jóvenes católicos de la Universidad Católica de Córdoba, afirman que el fin de la agrupación era luchar “por una nueva sociedad, donde el hombre pueda realizarse plenamente”, y en abril de 1969, con motivo de las conclusiones del denominado Congreso de Medellín (que fue la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamérica) afirman: “O se asume el compromiso y se opta por los pobres rompiendo definitivamente con el sistema capitalista, los dictadores y la oligarquía, o se continúa con la adhesión pública a un gobierno (el de Onganía) que explota a su pueblo en beneficio de unos pocos”. Destaco estos acontecimientos para tomar dimensión de los ámbitos en los que Vicente participaba, afín con su compromiso revolucionario.

Como abogado de presos políticos fue parte de lo que se denominó “La Gremial de Abogados” junto con Ortega Peña, Eduardo Duhalde, Mario Hernández, Roberto Sinigaglia. y tantos otros que estuvieron al frente de la defensa de los trabajadores, dirigentes gremiales combativos y militantes de organizaciones revolucionarias. Como un dato que muestra la dimensión político-social de la etapa, mientras los abogados Landaburu, Sandler y Lombardi, estaban en Trelew casi inmediatamente de la masacre del Trelew del 22 de agosto , la sede de la calle Esmeralda en CABA, había quedado en ruinas como resultado de una bomba de alto poder.

La gremial se constituye a partir del hartazgo de las posiciones de la Asociación de Abogados que legitimaba lo que sucedía, en contraposición con profesionales que sostenían reorientar la práctica y el discurso jurídico en momentos históricos de transformación social y favoreciendo a los sectores marginados del poder. En 1971 un grupo disidente, junto con el grupo de abogados de la CGTA[1] y otros independientes realizaron una asamblea y conformaron la Asociación Gremial de Abogados de la Capital Federal. Vicente recordaba que “…nos reunimos abogados de distintas procedencias, del peronismo, comunistas, del trotskismo, del cristianismo revolucionario, otros independientes, del partido radical. Fue una composición compleja, amplia y a la par y singularmente muy fraternal porque, seamos claros, la vida de todos estaba en peligro, entonces la necesidad hace crecer la fraternidad, los vínculos de amistad, compañerismo. Esta experiencia marcó un cambio en lo que podemos llamar las profesiones liberales”. Se le da forma a la interrelación del compromiso político y la práctica profesional revolucionaria.

La gremial tuvo su época de apogeo posteriormente al Cordobazo (mayo de 1969). Durante esos años, los abogados reclamaron a la dictadura el fin de las leyes represivas, en especial la llamada “ley anticomunista”, la pena de muerte (que no era ley, pero se daba de hecho), las torturas y los maltratos carcelarios. Comenzaba a profundizarse una política de disciplinamiento social, con la finalidad de reafirmar la seguridad interna ante la “amenaza comunista”.

Alguna vez Vicente me dijo que la abogacía generalmente está al servicio del poder, pero los que elegimos estar al servicio de los que más necesitan, también podemos encontrar allí un destino que da sentido a la vida, que no será precisamente cómodo.

Surrealismo

Cuenta Vicente que pasando por una galería de arte ve una obra; entró para verla mejor y “veo un cuadro que no me olvido nunca: un hombre que tenía una luna en la mano. Me pongo a mirarlo y se me acerca un hombre grande, con el pelo blanco. Me dice -cómo lo mira al cuadro eh-. Y me salió del alma decirle “nunca robé nada, pero si pudiera robar algo me lo llevaría, porque seguramente lo va a tener en su casa un hijo de puta con plata”. “No sé por qué fui tan agresivo, yo era muy cuidadoso, pero me salió”. El hombre terminó muy asombrado y me dijo “No lo robe porque lo voy a tener que correr, porque yo soy el pintor”. No sabía dónde meterme. Nos reímos y me trajo una copa de vino. Me dijo si no quería pasar por su taller, porque le interesó mucho que quisiera robarme su cuadro. Era Juan Batlle Planas, el introductor del surrealismo en Latinoamérica en artes plásticas, y ahí fui, en esa época sacábamos la revista Cero, entonces le hice un reportaje y poco tiempo después nos hicimos amigos. Yo amo el surrealismo. En su casa conocí poetas como Enrique Molina, Olga Orozco. Y un día hay alguien ahí con la pipa, al que Valle trataba con una deferencia muy especial, con cariño y respeto. Yo los veo y me dice “le presento al doctor Enrique Pichón-Reviere”. Tenía una leve idea de él, sabía que era alguien importante en la cultura, pero no lo había leído. Nos pusimos a hablar y enseguida, por ser tan firme en mis ideas, nos quedamos hablando de poesía. Ahí entablamos una pequeña amistad.[2]

El poeta Jacobo Fijman

Una serie de sucesos encadenados llevo a Vicente a encuentros para conocer, buscar y encontrar al poeta Jacobo Fijman. Juan Batlle le dice; “hay un gran poeta, tal vez el mejor de los que yo leí en mi vida, hace años que quienes lo conocimos y queríamos no sabemos nada de él. Se llamaba Jacobo Fijman y no estaba muy bien. Por sus actitudes algunos lo consideraban un “loco”. Vicente siguió su rastro, hablo con Marechal, Enrique Molina poeta surrealista, opacado en la elite intelectual por ser peronista, y Oliverio Girondo. En un primer momento hace gestiones en el Hospital Borda, las autoridades le informan que no está entre sus pacientes. Busca en otros psiquiátricos del país y no logra información. Tiempo después lo encontró en el Borda hablando con los pacientes uno lo dijo: “está en la biblioteca”. Estaba en una mesa, Vicente contó en la revista Urban Ave aquel primer encuentro:

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VL ¿Usted es Jacobo Fijman?”

JF – Sí.

VL – Hace años que lo estoy buscando.

JF – Si, lo sé. Y yo años que lo estoy esperando.

Vicente pidió su tutoría y así los fines de semana salía del Borda y vivía con él. En 1969, funda y dirige la revista literaria Talismán, que fue considerada la más importante del surrealismo, dedicada por entero a Fijman, donde participaron figuras del surrealismo como Enrique Molina y Aldo Pellegrini. Fue censurado al publicar una fotografía que había ganado un certamen internacional, tapa de un dossier dedicado a la familia, cuya portada presentaba la fotografía de Vicente, su compañera y sus dos hijas, desnudas.

Pidió la libertad total de Fijman, que había estado encerrado veinte y ocho años por demencia, mientras Jacobo escribía notas para su propio sustento convirtiéndose en un poeta conocido en los ámbitos de la cultura. Todos planteaban su libertad, pero no se llegó, el primero de diciembre de 1970 murió en el Borda.

Vicente escribe su último encuentro con Jacobo Fijman:

JF: Sé que dentro de muy poco, me voy a morir, hablo de mi muerte aquí. Ya soy viejo y he sufrido lo suficiente. Pero tengo miedo de lo que me espera. No de la muerte, porque ya estoy muerto en Cristo, sino de que me abran la cabeza como hacen con todos los que mueren en el manicomio…. ¡No quiero presentarme ante Dios cuando resucite con el cerebro dañado y chorreando sangre! Mi vida ha sido el estudio, la poesía, quiero estar hermoso. Además, me aguarda ella, la Virgen, la única que no se burló de mi amor, ni me rechazó… ¿Se ocupará de mí cuando muera? Sáquenme a toda prisa de la morgue del hospicio. No deje que me destrocen y humillen mi último dolor ¿Me lo promete?

ZL: –Se lo prometo… y sentiré que alguien me espera en el final del camino…

Para cumplir esa promesa Vicente la logró robando su cuerpo de la morgue y organizó su velorio. Historia como estas son las que me llevan a pensar desde otra perspectiva cuando hoy se dice -hay que poner el cuerpo-.

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Vicente fue director y fundador de la revista Cero de 1964 a 1967. Integró las revistas Liberación, Hombre Nuevo, Crisis. Una época donde prevalecía la idea que las publicaciones de carácter político, partían de la concepción leninista que afirmaba que, el periódico no es sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino más bien un organizador colectivo.

Fundo e integró el ERP-22 de agosto, una ruptura que se produce cuando con un conjunto de militantes sostienen la importancia de tener una caracterización particular del peronismo al menos del pueblo y las organizaciones revolucionarias y antiburocráticas. Participó en el periódico Liberación órgano político de la organización, Cuando Vicente estuvo a cargo de la publicación tenía una línea, de amplitud respecto a otras organizaciones políticas que sostenían una posición diferente, en especial respecto a la coyuntura y peronismo.

A partir del número cinco Vicente y Di Pascuale asumen la dirección de la revista. Parte del consejo de redacción y el comité solidario (ver foto) no eran miembros del “ERP 22”. Mientras dura esa dirección se mantuvo la idea que participen diferentes sectores, haciendo foco en sus posiciones por sobre las diferentes interpretaciones sobre la coyuntura. Lejos estuvo de ser un periódico leninista que oriente la construcción de la organización. Desde su perspectiva la dirección expresa a un grupo de intelectuales. “Yo me voy de la revista porque considero que no es el medio más idóneo, que es una equivocación el cambio de línea política.”

En esos tiempos precisamente en 1974 se publica otra revista cuyo director fue Eduardo Jozami titulada CONFLUENCIA revolucionaria por la patria socialista. Hago esta referencia ya que el nombre Confluencia psicosocial de la organización de la que soy director proviene de esa experiencia periodística.

Enrique Pichon Riviere

Vicente vivía de lo que ganaba como periodista. Estaba haciendo notas para La Opinión de Jacobo Timerman, críticas de pintura, teatro y culturales. “Y ahí sale la idea de por qué no hacer un reportaje a Pichón-Riviere, se conversaba eso por un Congreso de Psicología, y yo escucho, siendo freelance y necesitando notas para ganar plata, les digo -yo lo conozco bien-. Lo conocía un poco, pero por necesidad me planté firme. Y bueno, Gelman se dio cuenta que necesitaba la nota, él tenía diez años más que yo, y me da la nota. Hago el reportaje y, sin falsa humildad, el reportaje fue muy bueno y tuvo una gran repercusión”.[3]

Poco tiempo después del reportaje, me llama Timerman y me dice que quiere fundar una editorial como el diario Le Monde en París, Y quería tener una colección de diálogos. Yo apenas me dice eso, le digo -sí claro, al estilo socrático-, por la cantidad de veces que había leído a Platón. Y él me dice, bueno, por dos años no vengas al diario, te vamos a pagar un sueldo mínimo y dedicate a escribir ese libro antes de tal época, que va a ser el lanzamiento de Timerman Editores. A lo grande como era él. Fantástico. Eso financió algo, aunque hacía notas en otros diarios y revistas, y ya con juicios penales por defender a los que estaban del otro lado del poder. Con mi amistad con Ortega Peña, con Duhalde, que conocía de la universidad, empecé a meterme en la defensa de los derechos humanos. Y ahí se fue organizando todo mi mundo, y aparece el libro Conversaciones con Pichón-Riviere, sobre el arte y la locura, que es el primer libro de la editorial Timerman, pero con todo el peso y la publicidad que hizo el diario. Es un libro bueno, que sigue vigente y es potente, y me abrió un camino en el campo de la psicología social.[4]

Su relación con Pichon Riviere, convirtió a Conversaciones en una obra magnifica que, junto con el Proceso Grupal, son las dos obras que dan testimonio de los orígenes de nuestra disciplina.

Enrique y Vicente tenían en común el interés por la interrelación entre arte y locura, Fundaron una catedra denominada “Problemática de la creación artística” en la UBA. Algo inédito en América Latina, no contaban con bibliografía relacionada con los mecanismos psicológicos y sociales que determinan la creación. Convocaban a artistas escritores, pintores, músicos, del teatro, que contaban cómo era su proceso creador. “Esto que venía contando: me levanto a la mañana, me choco, no sufro, estoy feliz. Es importante porque hay mitos, y Pichón estaba convencido de que el arte da alegría: no lo veía como una fuente de tristeza. Enrique decía que si estás desesperado es porque la desesperación viene de antes: cuando creás es para superar esa desesperación. Y si no lo podés convertir en algo maravilloso, es porque tenés que seguir probando, hasta lograr, como decía Spinoza, tu potencia de ser. Es como cuando alguien hace un asado, logra cocinarlo bien y la gente lo aplaude. Si no sos feliz, dedicate a otra cosa: ¿por qué querés ser artista si te da sufrimiento? Si querés que te dé sufrimiento, hacete hincha de Racing: ese es un aprendizaje real”.[5]

La Revista Crisis

Cuarenta meses cuarenta números, el primero en marzo de 1973. La revista no dejo de ser un sueño, una locura y las utopías de un grupo de intelectuales comprometidos con su tiempo. Confluyeron hacedores de pensamiento crítico y revolucionario. Eduardo Galeano su director, el editor Federico Vogelius quien vendió un cuadro de Marc Chagall para financiar el proyecto. Juan Gelman, Haroldo Conti, Roberto Santoro, R. Gonzalez Tuñon, E. Sabato, Oliverio Girondo, Mario Benedetti, Ernesto Cardenal, Cortazar, R. Fernández Retamar, Miguel Briante, R. Fontanarrosa, M. Bonasso, T. Eloy Martinez, Paco Urondo, Rodolfo Walsh. Cuenta Vicente que todos cedían sus textos.

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La mayoría pensaban, como muchos lectores (yo era uno de ellos, en ese tiempo militante gremial de la JTP[6]), que era posible construir el socialismo, destruir el capitalismo y organizar la vida en una sociedad realmente humanista. Esto que parece muy abstracto, en ese momento histórico era correcto, posible y trascendente.

Contaba Vicente refiriéndose a Mario Benedetti que el socialismo también existe en la cotidianeidad. Mario impuso sin grandes voces, pero con su conducta, porque tomábamos café y almorzábamos todos juntos en la revista, que cada uno tenía que lavarse su copa, su vaso y su plato, la compañera que hacía la limpieza en la revista, que la invitábamos a comer, participaba y hasta discutía lo que publicábamos, después quedaba con la tarea. Mario se levantaba dos minutos antes de que termináramos, lavaba su plato, su copa y cuando nos fuimos dando cuenta, con ganas o sin ellas, todos terminamos haciéndolo. Para algunos quizás pueda parecer un detalle, pero para mí resume en este instante lo que era el espíritu de Crisis y algo que marco siempre: un discurso político, ideológico, filosófico que no se condice con los actos cotidianos, para mí, huele a mentira.

Galeano cuenta en un texto. “Los hombres que cruzan el rio”, que todos los meses “cruzaban el charco”, provenientes de Uruguay y llegaban a Argentina, compraban un ejemplar de la revista, lo leían y discutían, al finalizar el día la dejan en el bar donde pasaban el día haciendo esta tarea, y volvían a su país donde estaba prohibida. Él decía que por solo eso valía la pena editarla.

Los finales. Juan Gelman estaba en el exilio y Eduardo Galeano también se había ido y luego regresa. El director, Vicente, tenía que dirigir la revista en la calle, entraba en la oficina, con mucho cuidado muy de vez en cuando, se encontraba en bares que se iban cambiando, con los compañeros con los que hacían la revista. Contaba que nadie lo veía como una cuestión de extremo peligro porque en esa época, se había naturalizado la muerte como algo más que te podía pasar en cualquier momento. Todos más allá del ámbito de militancia creíamos que había que continuar, más allá que iban cayendo los compañeros.

El final. En 1976, Galeano y Vicente sabían que la revista, en ese contexto (gobierno de la dictadura cívico-militar), le quedaba poco tiempo. Antes de cada número, tenían que llevar a Casa Rosada el material que se publicarían, y allí les decían que saldría y qué no. En la última reunión habían preguntado también por Haroldo Conti que estaba desaparecido. La única respuesta de los militares fue que si decían algo de Conti en la publicación directamente la cerrarían. Al salir uno de ellos dice “A Crisis no la agacha nadie; la vamos a enterrar parada como vivió”. En la redacción acuerdan con todos que es el final por decisión de ellos.

Exilio

El exilio. Solo hablo de los exilios o los cautiverios de los compañeros si ellos lo cuentan. Nunca pregunté, pero siempre escuché aun las situaciones más dolorosas que me contaron.

Viajó en 1977 España, después a Suecia y decide pedir asilo en Holanda. Cuenta que cuando pidió asilo lo interrogaron y no podían entender que la elección del país era por su amor a Van Gogh, trabajó años en el museo de Holanda, estudio su obra y escribió prolíficamente sobre él. Escribe Mater, una de las primeras obras de teatro sobre los desaparecidos y la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. Junto con Cortázar, y otros constituyeron la CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos) desde donde denunciaban las atrocidades que padecían los compatriotas en Argentina. Publica su obra Rendición de Cuentas que condensa su obra poética entre 1971 y 1981. Cediendo los derechos a la CADHU

Cuando accedí a su libro me introdujo en un mundo turbulento, tierno, lleno de convicciones, recuerdos y certezas. No soy quien, para juzgar su prosa, como en otros temas artísticos solo puedo decir si me gusta o no, si me emocionan o no, y en algunos casos si quedan en mi para siempre. Esta obra como otros libros, los vuelvo a leer insistentemente en algunos casos solo para volver a encontrarme con pequeños textos. Parecería que los busco para tener certeza que siguen estando ahí. En este poema siempre vuelvo a leer las seis líneas finales.

“Los 40 en Ámsterdam”

El bar se llama Hooischip y esta al final de la

Calle Amstel

En mal holandés pido jenever met ujs y me la sirven

En una copa

En extremo delicada

Que no abunda en mi mesa de hombre solo y extranjero

Con pudor saco de la valija papel y lápiz y escribo

ante el testigo frágil de una vela

A pocos metros la mar casi negra y doméstica en los

canales

Mi ventana es el ojo pequeño de un Dios ya sin lagrimas

Pero tampoco reina en nuestro corazón de hombres

la bondad amorosa

Es justo reconocer que tenemos por garganta

una sepultura abierta

Y pocas ganas que la divinidad censure

nuestra cólera

Otra vez llueve en verdad no ha dejado de llover

desde que llegue al norte de Europa

y pienso que en los noviembres de mi patria el sol

ya es fuerte

y hay un aire de malones y glicinas

Una mujer grandota y rubia acaso para otros hermosa

Repara en mi pelo oscuro o en mi soledad y desea

compartir mi mesa

Pero no tengo para ella ni idioma ni siquiera

la tonta ternura de la cuarta ginebra

Mansa es la noche de un poeta nacido en Buenos Aires

que cumple en un rincón de Ámsterdam los 40

Pero no son mansos los recuerdos ni siempre débiles

las penas

La pasión no la confundimos

con la alegría pronta

o el duelo breve

Somos gente de orgullo y de larga memoria …

Argentina

Regresa a la Argentina, nos conocimos en actividades y jornadas referidas a la defensa de los derechos humanos. El vinculado estrechamente a las Madres de Plaza de Mayo Línea Hebe, yo a la Línea Fundadora de Norita Cortiñas, “Pepa” de Noia, Mirta Baravalle.

Vicente fue el Director Académico de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, que comenzó en abril del 2000. Figuras como Ulloa, Fiasché, Pavlosvky, Kesselman, Baremblitt, Moffatt, Volnovich entre otros le dieron la sustancia conceptual e ideológica. Dirigió la revista “Locas, cultura y utopías” Organizaron el Primer Congreso Internacional de Salud mental y Derechos Humanos, su impacto fue un antes y después en la interrelación entre los Derechos Humanos y los profesionales de la salud mental.

En febrero del 2003 se “aleja” como lo escribe en su renuncia publica, para “evitar las groseras provocaciones del administrador, incompatibles con el espíritu y prácticas intelectuales que deben regir una institución universitaria. Son públicas mis profundísimas diferencias con el administrador. Se trata de historias y conductas que remiten a nuestras muy distintas historias personales y que chocan absolutamente en el plano de la ética, la moral, la política y la cultura”.

Desde mi perspectiva que comparten muchos, el mayor conflicto estaba relacionado con la molestia que ocasionaba el pensamiento crítico que siempre circuló en esa etapa de la universidad. Esa molestia que devino en censura, se profundizo a partir del año 2003. Cuenta Herman Schiller, a cargo de la Cátedra de Historia del Movimiento Obrero Argentino. “Una de las primeras clases sobre este gobierno (el de Kirchner) se llamó “De Lavagna-Duhalde a Lavagna-Kirchner”, con la participación de economistas de distintas tendencias. Ahí percibí que la cosa empezaba a generar insatisfacción”. “Hacía rato que venía mal la cosa, yo iba de mala gana, porque no me resultaba fácil soportar la hostilidad de Hebe. Pero el espacio se sostenía por la gran convocatoria y el estímulo de la gente”. Fue despedido por “divergencias ideológicas”, según le dijeron con toda claridad.

Con Vicente nos veíamos en la escuela de Moffatt, jornadas, congresos, marchas y actividades como las causas de la Cuba socialista, el pueblo vasco y palestino eran otros de los espacios que compartíamos. Como decía Eduardo Galeano “…fuimos imperfectos porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.”

No solo fuiste un autor de una vasta obra poética y teatral, también abordaste y formaste en una disciplina que siempre tuvieron la interrelación entre arte y locura, que vos la relacionabas con la libertad y afirmabas que esta última no dejaba de ser una actitud subversiva.

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Fundó y dirigió las revistas Fin de Siglo y La Maga. De sus obras personalmente opino, y es desde ahí que escribo este texto, Rendición de Cuentas, Mater, La pasión del piquetero y Eva Perón resucitada en los tiempos del rencor, son las que con más intensidad me han llegado.

Coincidimos en la fundación de la Universidad de los Trabajadores en IMPA. El lanzamiento fue en junio del 2002. Vicente junto con el “Vasco” Murua en representación de los trabajadores de IMPA, se constituyeron como los Rectores.

El fundamento de su creación. Surge como una necesidad de la clase impulsada por IMPA y se plantea como objetivo generar una opción universitaria, terciaria y superior, desde, para y con los trabajadores. En principio se desarrollará un ciclo terciario. Se trabajará en unión directa con los bachilleratos populares que ya funcionan en IMPA y el proyecto devendrá en una unión entre el ciclo secundario, terciario y universitario. Lo que se busca es construir un saber que tenga peso académico, político y que le dé al trabajador herramientas para la lucha en el campo gremial, de las relaciones de trabajo y empresarial.

En diciembre organizamos una actividad; “Sentarse es una acción”, que consistió en la construcción de 100 sillas Ritfeld. En una convocatoria abierta, durante 3 días se acercaron distintas personas (obreros, estudiantes, profesionales, artistas, desocupados) para participar en una experiencia de cooperación, organización y operatividad, que permitió la concreción de las 100 sillas para la Universidad.

En mayo de 2011 comienza el Seminario Historia del Movimiento Obrero. Participaron como docentes Vicente, el Vasco Murua, Alfredo Grande, Roberto Perdía, Alfredo Ferraresi, Norberto Galasso, Juan Carlos Schmid, Julio Piumato, Víctor De Gennaro, Trabajadores del Subterráneo, de Kraft-Foods, del IMPA, Cooperativa FASINPAT ex Zanón, BAUEN, Movimiento Territorial Liberación (MTL) Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) Movimiento Teresa Rodríguez (MTR). Ese seminario junto con los que realizamos referido a: Derechos Humanos de los Trabajadores, el de Economía humana y el de Grupos y los equipos en el mundo del trabajo eran la base de las cuatro materias transversales que planificamos para las carreras y las formaciones terciarias.

En ese contexto fui trabajando con el equipo de coordinadores grupales, definiendo una metodología general combinando la exposición de los docentes con el trabajo en “grupos operativos”, donde todos tenían algo que aportar, nadie estaba desproveído de saberes. El dispositivo grupal enuncia la diversidad de saberes, desarrolla la capacidad de escucha, análisis y valoración de los diferentes puntos de vista, problematizando aspectos naturalizados. Así, la emergencia de contradicciones deviene en un aprendizaje que lejos de eludir el conflicto posibilita su comprensión, elaborando ansiedades y resistencias. Los coordinadores permitían la fluida circulación de la palabra y transponían el eje de la “queja” o la denuncia hacia la responsabilización, participación y búsqueda de estrategias concretas de transformación.

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Durante varios años coincidimos en nuestros viajes para trabajar en escuelas de psicología social de Resistencia Chaco, también en los congresos del NEA. Creo que el último fue en agosto de 2018. También compartimos en octubre la Charla-Debate que organizó Barbecho, “Intervención psicosocial en tiempos de un nuevo contrato social”.

Promediando las restricciones que impuso la pandemia nos encontramos en abril del 2021 en una marcha en repudio de las atrocidades que el estado genocida de Israel comete sistemáticamente contra el pueblo Palestino.

Me preguntó cómo estás y le conteste – escribiendo un libro…

Me respondió – esta vez usa menos autores, escribí en primera persona…- Como otras veces su palabra autorizaba. 

Le contesté – ¿querés prologarlo? Su respuesta fue – por supuesto –

Se intensificó el vínculo a partir de la tarea en común. No recuerdo bien cuando le entregué los originales de mi libro, pero tengo certeza que su prólogo lo terminó y me lo entrego a mediados de julio. Antes de irme ese día salimos los tres, junto a Regine a dar una vuelta por el barrio.

A principio de septiembre, ya enfermo, me contaba sobre el esfuerzo que había significado asistir o prestarse a entrevistas referidas al aniversario de la masacre de Trelew. “quedamos el Vasco (Fernando Vaca Narvaja miembro de Montoneros) y yo. Somos los únicos vivos”. Siempre luchó contra la muerte, sus discursos y las distintas formas de naturalizarla. Valoró la vida desde una perspectiva colectiva, comunitaria. Nunca se calló la boca, tampoco especuló cuando había que denunciar aberraciones. Como él diría, nunca besó los labios del poder.

Forjamos un vínculo donde no siempre coincidimos, pero prevaleció planificar la esperanza, que paradojalmente fue título de como el prologó en mi libro. Mi respeto siempre fue resultado de que haya vivido como habló.

La última vez que lo vi, fin de octubre, recuerdo dos temas. Compartí la noticia que le trae Regine, su compañera, que una de sus hijas había calificado en un proceso selectivo muy exigente para ocupar una posición deseada, y me decía “tuvo que cargar con el apellido de su padre”. Lo otro, hablamos de ese dicho que afirman que las persona con el pasar de la vida se convierten en más conservadoras, que pierden la rebeldía, la indignación. Coincidíamos en que es una forma que para justificar la renuncia a sus viejas convicciones y es un buen argumento para naturalizar sus conductas.

Circula un video donde Vicente dice; “Uno piensa a veces, ¿valió la pena haber peleado tanto? ¿valió la pena que, en mi agenda que la tengo guardada como recuerdo, la mayor parte de los números de teléfono estén tachados porque casi todos mis amigos han sido asesinados? ¿Valió la pena tanta lucha?  Y sí, yo digo que sí…”. Fuimos incapaces de ser neutrales, resultado de una incapacidad ejercitada y fortalecida aun en los peores momentos, no como un vicio, sino como una convicción.

Me quedó pendiente poder entregarte un ejemplar de mi libro, para que me lo firmaras con ese trazo irreverente que hacías.

Cuando pensábamos con la editorial la tapa del libro, les envié fotos tomadas por mi o integrantes del equipo de Confluencia y sorprendentemente en una de esas fotos que la diseñadora eligió está Vicente con su pulóver rojo.

Chau Vicente, cada generación tiene su momento histórico, nosotros la tuvimos y podemos mostrar el compromiso que sostuvimos con el cuerpo. Las utopías y sueños de nuestra generación no van a dejarnos de acompañarnos.

Carlos R. Martínez*, noviembre de 2023

*Director de Confluencia Psicosocial–Intervención, Formación e Investigación en el campo de las Organizaciones y la Psicología Social. Autor de “Psicología Social en las Organizaciones” Lugar Editorial 2010 y “La Praxis de la Psicología Social” Lugar Editorial 2023. Director de la Especialización en Intervención Organizacional y equipos de trabajo. Fundador de la Universidad de los Trabajadores. Psicólogo Social. Técnico Superior en Psicología Social.

[1] Confederación general de trabajo de los argentinos, disidente de la CGT burocrática.

[2] Entrevista de Marvel Aguilera y Pablo Pagés

[3] Entrevista de Marvel Aguilera y Pablo Pagés

[4] Entrevista de Marvel Aguilera y Pablo Pagés

[5] Entrevista de Lucas Pedulla

[6] La Juventud Trabajadora Peronista fue uno de los frentes de masas de la organización Montoneros

Fuente: www.contrahegemoniaweb.com.ar