¿Vivir del plástico?

Los recuperadores urbanos festejan a medias la inauguración de la planta experimental de tratamiento de plástico en la ciudad de Río Cuarto. “Nos sentimos maltratados”, expresan al considerar que su aporte a la limpieza de la ciudad no es reconocido como se debe.

Por Gabriel Marclé

La Municipalidad de Río Cuarto inauguró la primer planta experimental de tratamiento de plásticos en la ciudad, un logro que forma parte del regente Código de Higiene Urbana y que apunta a propiciar el trabajo de recuperadores urbanos de la ciudad, además de ser un aporte a la ecología. Esta planta llevará a cabo el procesamiento y puesta en venta del material a empresas que puedan utilizarlo para la producción de -por ejemplo- escobas y sogas, dejando en su camino un rédito a los recuperadores que proporcionan centenas de kilos del material. Pero, ¿se puede vivir del plástico?

La realidad de los mal llamados “cirujas” se impone con dureza a las buenas expectativas, tal como al resto de la clase trabajadora argentina. En tiempos de crisis económica y escasos recursos, ellos también deben arreglárselas para poner comida en sus mesas. Si bien la planta se presenta como una alternativa viable, la actualidad del sector va por un rumbo diferente e incierto.

La Cooperativa de Recuperadores Urbanos funciona en la ciudad desde hace siete años. Enrique Bazán (foto) es su presidente, alguien que entiende el lugar que los recuperadores ocupan en la ciudad. Pero entender no significa aceptarlo, y más en tiempos donde “es la pobreza la que nos está pisando”, según dice.

“Estamos siendo muy basureados”, señala Enrique, sin ánimos de hacer un juego de palabras. Así se sienten, “el eslabón más débil de esta cadena”, mientras observan que en la foto de la Planta de Tratamientos, solo aparecen las sonrientes caras de funcionarios. Esa planta, que se presenta con la expectativa de ayudarlos, puede ser tan solo un parche ante la problemática real.

Vivir del plástico

“Caemos en las chacaritas y centros de acopio chicos, pero necesitamos salir adelante y en Río Cuarto se pagan míseros centavos por el reciclado, cuando en ciudades más grandes se paga el triple”, cuenta Bazán. De acuerdo a lo registrado por los recuperadores de la ciudad, el kilogramo de plástico es vendido al valor de 1 peso con cincuenta, mientras que en ciudades como Buenos Aires es comercializado a 15 pesos cada kilo. Estos son los números que manejan quienes día a día buscan “ganarse el mango” vendiendo residuos que pasan a convertirse en moneda corriente.

De todas maneras, los recuperadores que lleven el plástico a la nueva planta recibirían un pago superior al que están acostumbrados. Por cada kilo de plástico, se les pagará unos 8 pesos, lo que lleva a pensar cuánto plástico es necesario recolectar para obtener una ganancia favorable y acorde a las horas invertidas.

Pero el temor principal de los recuperadores es cómo se manejarán los materiales procesados, ya que nada impide que el Municipio saque una tajada mucho mayor al venderlo a empresas que están dispuestas a manejar otros montos. En ese caso, el intermediario se llevaría la mejor parte.

Reconociendo el valor del trabajo realizado y el aporte a lo saludable de una ciudad limpia, la Cooperativa sueña con que las cosas estén en su lugar, y la real ponderación de sus roles parece ser el camino.Sería bueno que el intendente incorpore a todos los recuperadores en el contrato de COTRECO. La empresa cobra el 100 por ciento del valor de la basura recolectada, mientras que nosotros cobramos el 20 de esa basura. Todos estaríamos contentos, con un salario digno, aunque necesitamos más fuentes de trabajo”, apunta.

El “hoy” más duro

“Hay tantos recicladores en Río Cuarto que nos estamos peleando por un cartón. Pero lo más grave es que hay mucha gente que vive con salarios complementarios, en las cooperativas, pero que no alcanzan para vivir dignamente”, dice Enrique, lamentándose el proceso que lleva a tener más gente juntando basura en las calles. Según lo relata, en 2004 se realizó un censo en el que se registraban 800 personas trabajando en esto. “Hoy, por la situación del país, en Río Cuarto tenemos más de 1300 recuperadores urbanos, muchas de las cuales están realmente mal”, sostiene.

En ese “estar mal” se encuentra la falta de recursos, la plata que no alcanza para costearse estudios médicos y tratamientos, todo esto para personas que acostumbran a sufrir el frío de la noche y a hurgar entre la basura para ganarse la vida.

“Antes el recuperador era el padre o la madre, hoy los niños también salen. Se ve mucha gente con carritos de supermercado juntando bolsas y bolsas de basura. Muchos comen de ahí. Nos da lástima ver que en una ciudad tan linda como esta hay gente abriendo las bolsas para ver si encuentran algo para alimentarse”, describe Bazán. La peor pregunta es qué ocurre con aquellos que a diferencia de Enrique y otros tantos, no pueden formar cooperativas ni contar con el apoyo de estructuras oficiales. Ellos son los reales desplazados, los hambrientos, los enfermos. ¿Cuántas veces en el día nos preguntamos que ocurre entre las bolsas cuando cerramos la tapa de la basura?

Fuente: www.retruco.com.ar