Volver al pasado: ¿A cuál?

Por Manuel Justo Gaggero*

En su intento de revertir la derrota electoral en las PASO  Mauricio Macri y  sus acólitos apelan a una  reiterada  figura, en el lenguaje seudo coloquial  que utilizan, sosteniendo que votar a la oposición es “Volver al pasado”. Cabría preguntarse: ¿De qué pasado hablan?

-Los homenajes al Ejército, en estos últimos días, su clara negativa a condenar al Terrorismo de Estado -1976-1983-, el debate que inician sus voceros en torno a cuál es la cifra de “desaparecidos” durante ese período y su pronunciamiento en contra del aborto legal y gratuito rebelan su verdadero pensamiento.

Atrás quedó la imagen que intentó dar al principio, que se trataba de un exponente de una derecha moderna y republicana, respetuosa de la división de poderes y expresión de una gestión transparente y sin atisbo alguno de corrupción.

El intento de designar dos integrantes de la Corte Suprema de Justicia por decreto, la presión sobre los jueces para  que procesen a los funcionarios del anterior gobierno y el apoyo a un fiscal que desacata un llamado a prestar declaración indagatoria en un proceso penal, rebelan cuál es su criterio respecto a la “independencia” del Poder Judicial.

En cuanto al Parlamento, la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que prácticamente pone la conducción de la economía en manos de este organismo, sin intervención del Congreso. A lo que se suma, entre otros, el reciente decreto, claramente inconstitucional,  que para favorecer al sector financiero –las ART- disminuye  las indemnizaciones por muerte y accidentes de trabajo, ponen al desnudo su concepción respecto al supuesto “Tercer Poder”.

En cuánto a la transparencia, el negociado del Correo, de Autopista del Sol, el blanqueo de capitales de los funcionarios y la fuga de divisas al exterior, entre otros escándalos, muestran que el hecho de tener un importante patrimonio no asegura que no se produzcan hechos de corrupción.

El llamado “Grupo Macri” figura entre las 50 principales fortunas en el país conforme a la lista elaborada y dada a conocer por la revista “Forbes”. En la Argentina del siglo XX  el principal quiebre fue el período de la Dictadura Cívico–Militar y los años anteriores del gobierno de Isabel Martínez de Perón -Triple A mediante- secuestrando, haciendo “desaparecer”, manteniendo en las cárceles u obligando a salir al exilio a miles de compatriotas, el Partido Militar y sus cómplices civiles elaboraron un diseño de país del que fue el gran arquitecto José Alfredo Martínez de Hoz.- El mismo, conforme a la división internacional del trabajo, diagramaba un desarrollo económico nacional fundado en la agro-industria.  En este, el Estado no tendría ningún rol en la actividad productiva y apuntaba a que se primarizara  el comercio exterior.

Nosotros venderíamos  comodities y los países industrializados nos enviarían productos manufacturados. La industria se reduciría a la automotriz, la de maquinarias agrícolas y la alimenticia. Se aseguraba la total hegemonía del sector financiero y una Ley de Entidades Financieras –aún vigente- les aseguraba importantes ganancias. Sus consecuencias fueron una gran inequidad social que trajo como consecuencia el incremento de la pobreza al mismo tiempo que aumentaba, sideralmente, la deuda externa y se  afirmaba la dependencia.

Este esquema, aún vigente, es el verdadero pasado y  el escenario actual muestra cómo los continuadores de ese diseño son los que hoy ocupan la Casa Rosada. Casi un 38 % de los compatriotas en  la miseria, un 12 % de desocupados, miles de establecimientos industriales cerrados, una inflación que este año superará el 60 %, una caída del salario real y una Deuda Externa que supera los 259 mil millones de dólares es la carta de presentación de un gobierno que tiene en su conducción a los mejores discípulos del Martínez de Hoz.

No puede ser de otra forma ya que gran parte de la fortuna de la familia presidencial se forjo durante los “días de noche y niebla”.

Mientras nuestros compañeros eran masacrados en los campos de exterminio, el Grupo que encabezaba el padre del Presidente pasaba de tener seis empresas a 67 y lograba transferirle al Estado una deuda estimada en más de 200 millones de dólares de aquella época -para darnos una idea un departamento de dos ambientes en la ciudad de Buenos Aires costaba $U4.500-.

Carlos Saúl Menem, Mauricio Macri y los principales ejecutores de las políticas públicas en estos cuatro años, son los  continuadores del proyecto que las clases dominantes consolidaron con el genocidio del régimen militar y de sus soportes civiles.

Este es el verdadero pasado al que debemos dejar atrás y proponernos refundar otro país libre, independiente y con una sociedad de iguales.

Ilustración: Jericles

*Abogado y periodista. Ex Director del Diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20″