Alejandro Olmos: La Deuda es con el Pueblo

Alejandro Olmos nació en Tucumán el 1º de mayo de 1924. Estudió Derecho en la década de 1930 y aunque no concluyó su carrera, su comprometida militancia política lo convirtió en “Fiscal Insobornable” de la República. Su labor de años aportó claridad sobre la deuda externa argentina.

A él se debe la creación del Foro Nacional de la Deuda Externa como así también diversas investigaciones en materia de finanzas públicas. Su interés por las cuestiones nacionales lo ubican en la línea de hombres como Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche.

Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón realizó un informe sobre irregularidades cometidas por la empresa ARMCO, pero el Congreso Nacional no profundizó la denuncia, con el argumento de que Olmos era un “irresponsable”, “nazi” o “comunista”.

Participó de la Comisión Popular Argentina para la Repatriación de los Restos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, hecho que confirma su inclinación por la historia y la justicia.

A partir del golpe militar de 1955 que derroca al gobierno constitucional de Perón, pasa a formar parte de la llamada “Resistencia Peronista”. En esos años, publica su periódico “Palabra Argentina”, desde donde formula fuertes críticas al gobierno de facto de la llamada “Revolución Libertadora”.

A principios de 1959, se involucra en los conflictos de la industria de la carne siendo detenido y permaneciendo en la cárcel durante varios meses. En esa época, sostuvo la necesidad de crear una universidad sindical, idea que no llega a concretar pero demuestra su compromiso para con la clase trabajadora.

A pesar de los secuestros de ediciones y allanamientos que sufre, en 1965 vuelve a editar “Palabra Argentina”, reiterando sus planteos antiimperialistas. Producido el triunfo electoral del 11 de marzo de 1973, se le ofrecen cargos diversos, pero no los acepta. Prefiere mantenerse independiente –a pesar de las dificultades de la supervivencia- y sólo en 1975, se desempeña, por escaso tiempo, como asesor del ministro Roberto Ares.

En la época de la dictadura militar, indignada su pasión patriótica, ante el endeudamiento externo y la política económica colonial de Martínez de Hoz y sus “chicago boys”, centra sus esfuerzos en conseguir documentación probatoria de las irregularidades cometidas. Así, a mediados de 1982, inicia juicio contra todos los economistas y funcionarios intervinientes en la implantación de un modelo de especulación que atenta contra los intereses de la economía argentina, centrando especialmente la cuestión en el fabuloso crecimiento de la Deuda Externa, que califica de ilegítima. A partir de ese momento, entrega sus mayores esfuerzos para denunciar esa estafa de la Deuda, agregando nuevos aportes al expediente judicial y difundiendo el tema en conferencias ya artículos, cuando consigue algún resquicio en la prensa.

En 1990 publica “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quiénes y cómo la contrajeron”. La cuarta edición de esta obra en el año 2004 es la prueba del interés que despierta un tema fundamental de la realidad nacional y que Olmos puso a la luz de la justicia.

La década de 1990, tan rica en irregularidades privatistas, lo encuentra a Olmos nuevamente cerca de los trabajadores, en este caso, los telefónicos. Así salió a la luz “El fraude del programa de propiedad participada. Las acciones telefónicas. La trampa al personal del Estado y al Estado”. También expuso las irregularidades del famoso Plan Brady. Desde el Foro de la Deuda Externa, para difundir desde allí las principales críticas al proceso de endeudamiento.

El juicio llevado adelante por Olmos dura 18 años. El 13 de julio de 2000, el juez Ballesteros dicta sentencia sobreseyendo a los imputados, por el transcurso del tiempo, pero, considerando que las denuncias de Olmos significan imputaciones muy graves respecto a irregularidades, ilícitos, etc. relacionados con el endeudamiento externo, decide informar al Congreso de la Nación y transferirle copia de toda la documentación, por tratarse del organismo al que, según la Constitución, le corresponde intervenir en este tema.

Para entonces, la República había perdido a su fiscal insobornable y de vida austera. Aquejado por una grave enfermedad, Olmos había fallecido el 24 de abril de 2000, poco tiempo antes de la sentencia. Pero había dejado en ese juicio –y en el libro donde explica la deuda- los elementos probatorios sobre una ilegitimidad que sigue pesando sobre la vida de los argentinos.

La gesta de Olmos fue propia de un Quijote, pues carecía, tanto de medios económicos, como de ayuda por parte de organismos o partidos políticos. En soledad –solo apoyado por un grupo de amigos- no cejó un momento durante tantos años en esa pelea alrededor de una cuestión fundamental para la soberanía argentina. La respuesta de la maquinaria de difusión de ideas que domina en el país fue silenciarlo. Resulta suficiente con indagar en los últimos diccionarios sobre hombres y mujeres de la Argentina o enciclopedias sobre el país, para comprobar que no le dispensan la más mínima mención. Un “maldito”.

(J. C. Navarro, Los Malditos, vol. I, pág. 151, ed. Madres Plaza de Mayo)

Fuente: www.pensamientodiscepoleano.com.ar