Un estudio indica que ocho de cada diez niños que viven en hogares beneficiarios de la AUH, se encuentran en condición de pobreza.
Por Ismael Bermúdez
“Al analizar la pobreza por provincia, se observa que Chaco y Santa Fe tienen las mayores tasas de pobreza infantil del país (66% y 62% en el primer semestre de 2020, respectivamente), mientras que en las provincias patagónicas y CABA se observan las menores: Neuquén (46%), Santa Cruz (39%) y CABA (25%)”, indica la Dirección de Estudios de la Seguridad Social (junio 2021).
Esos altísimos niveles de pobreza infantil toman en cuenta las ayudas que brinda el Estado a las familias de bajos recursos, en especial laAsignación Universal por Hijo (AUH). De ahí se infiere que sin esas ayudas, los niveles tanto de indigencia como de pobreza infantil serían mayores.
Al mismo tiempo, se pone de manifiesto que esas ayudas son insuficientes y no resuelven el flagelo de la pobreza que se extiende por todo el país.
El propio estudio oficial reconoce que “las cifras de los últimos cuatro años permiten ver, en primer lugar, que son los hogares perceptores de AUH los que más sufren la pobreza. Ocho de cada 10 niños que viven en estos hogares se encuentran en condición de pobreza”.
La AUH tiene algún efecto en la indigencia. “El rol de la AUH es aún más importante en términos de contención de la indigencia. En el tercer trimestre de 2020, el 29% de los niños/as perceptores de AUH vivía bajo la línea de indigencia. Sin la AUH, dicho porcentaje podría haber trepado a un 46%”.
Es que el estudio oficial dice que “el empobrecimiento de los más chicos reviste de un carácter estructural. La niñez se encuentra históricamente en peores condiciones que el resto de la población y fue la más afectada por la crisis económica de los últimos años y por la crisis desatada por la situación inédita que representa la pandemia por COVID-19”.
El valor de la AUH a junio de 2021 es de $4.504, percibiéndose el 80% de este valor de forma mensual y el 20% restante una vez constatado el cumplimiento de requisitos de educación y salud.
De acuerdo a la última información disponible, el programa cubre a 4,4 millones de niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad. “Esto representa más de un millón de niños, niñas, adolescentes que al momento de su implementación, en noviembre de 2009. El 49% son niñas y el 51% niños. El 72% tiene hasta 11 años, un 27% entre 12 y 17 y cerca de un 1% más de 18”, dice el estudio.
En tanto, “respecto de la situación laboral de sus padres, un 7% de los/as titulares se encuentra inscripto/a en el monotributo social, un 3% son hijos/as de trabajadoras/es de casas particulares y el 90% restante son titulares inactivos/as, desocupados/as o trabajadores/as informales”.
En definitiva, que más familias necesiten el asistencialismo del Estado es un claro reflejo del incremento de la pobreza. No es una expresión de “avance o inclusión social” sino de “exclusión social” que se evidencia en el crecimiento de la precariedad e informalidad laboral, de los 2.260.000 subocupados a través de “changas” o empleos ocasionales y de los 1.853.000 desocupados urbanos, según los datos del primer trimestre de este año del Ministerio de Economía. Son más de 4 millones de personas con problemas de empleo porque están desocupados o trabajan pocas horas “changueando”, como cartoneros, limpiaparabrisas o como servicio doméstico sin aportes a la Seguridad Social.
Fuente: www.airedesantafe.com.ar