“Cacho” Formía: “CTA y ATE me corren por las venas”

Pura pasión, alegría y militancia, eso es el “Cachito”. Néstor Formía es Vocal dentro de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto y hace nueve años que milita en esta Central. Anteriormente le puso el cuerpo a la militancia estudiantil y política. A través de estas líneas recorremos la vida de una persona íntegra, que ha dedicado su vida a la militancia, la docencia y el bienestar del otro. Puro compromiso.

Por Florencia Guttlein

El “Cachito” Formía, como todos lo conocemos, es pura efervescencia y quizás sea esa cualidad la que lo acompaña desde que empezó a militar, allá por los años 80. Esa efervescencia que lo llevó a dar sus primeros pasos en la militancia: Primero en actividades de cooperativismo, en el colegio secundario y luego, una vez en la Universidad, a ser parte de la Juventud Peronista. Ese amor por la militancia que gestó en el seno familiar y que sigue, aún hoy, cultivando día a día.

Néstor Formía nació en La Palestina, un pueblo de la provincia de Córdoba, cerca de Villa María: “Nunca tuvo ruta ni tren, una cosa rara”, dice “Cacho”.

La familia Formía estaba constituida por tres hermanos, Néstor, Daniel y Diego, junto a papá y mamá. Padres laburadores y de familia netamente peronista. “Mi papá era muy peronista y en la mesa siempre se discutía de política. Él siempre quiso estudiar y nunca pudo, entonces leía mucho, era muy lector. Mi viejo siempre puteaba a la dictadura, mal. En el pueblo era muy querido, un personaje. Mi vieja era ama de casa y lo ayudaba mucho a mi viejo y después estaba mi abuelo, el papá de mi mamá siempre reivindicaba el “Grito de Alcorta”, de la Federación Agraria, no tenía campo pero …”.

Los primeros pasos en el mundo de la política y la militancia los da durante sus años en el colegio secundario, allá por el año 1979. Tenían clases de cooperativismo, donde realizaban actividades y “Cachito” conformaba esos grupos. Grupos que luego mutaron cuando él decidió venirse a Río Cuarto a estudiar Ingeniería Química. El camino desandado en su pueblo natal fue el puntapié de un largo trayecto de compromiso social que perdura hasta el día de hoy.

“Me gustaba la alimentación en general y en el bar que tenía mi viejo en el pueblo hacía dulces y demás por eso también cuando me vine a estudiar elegí la Ingeniería Química. Me vine en el año 1979. Me acuerdo que tenía un compañero, Alejandro Ambrogi, que venía de Rosario y estaba más formado y ahí empezamos a leer y discutir y en 1980 empezamos a armar los centros de estudiantes”.

La década del 80 comenzó a perfilarse como un escenario propicio para el resurgimiento de las organizaciones políticas, sociales y estudiantiles. Los años post dictadura serían claves en la historia argentina, pero también en la historia personal de “Cachito” Formía. “En el 80 me uní a la Juventud Peronista, me invitó Darío Poncio. Los años después de la dictadura fueron lindos porque fue como una apertura. Trabajamos dentro del peronismo y del sindicalismo, los derechos humanos, que era un tema tabú, estudiamos, leíamos a Hernández Arregui, John William Cooke. Cuando entró Alfonsín al Gobierno teníamos mucha efervescencia. Estaban los radicales pero nosotros discutíamos la Patria Socialista, la Patria Peronista”.

La vuelta del radicalismo lo encontró a “Cachito” militando en Intransigencia Peronista del Peronismo Revolucionario. Ya a finales de los 80 comienza una nueva vida, la vida de la familia y de los hijos. “En el 88 me casé y tuve hijos. Conocí a mi mujer en una fiesta, nos presentó una amiga en común. Una vez casado comencé a dejar un poco la militancia porque la construcción de la familia me llevó todo el tiempo … claro (risas)”.

Siempre ligado a la militancia y al peronismo, “Cacho” Formía fue afianzando esos valores que le fueron inculcados en su seno familiar, los valores del trabajo, del bienestar común, del amor y la pasión por lo que uno hace. Su padre, un claro referente para él, en lo político y en todos los aspectos de su vida. Un personaje, como dice él. Y también como ahora le decimos todos a “Cacho·. Ese personaje tan lleno de alegría, de ganas, de compromiso, de responsabilidad y, por sobre todo, de amor por lo que hace, por lo que milita, por lo que predica.

Sus referentes

“Uno tiene referentes, por ejemplo el “Pipón” (Giuliani), para mi es un referente, por más que en aquella época yo estaba cerca de él no militamos juntos, ahora sí. También mis referentes son John William Cooke, Germán Abdala. Un día me pasó lo siguiente: En casa nosotros teníamos una tía que murió y la llevamos a enterrar a Bell Ville, y ese sábado que la enterramos estaba la Asamblea de los Ocho en Villa María. Yo la había acompañado a mi mujer y ella me dice, bueno como premio anda a la asamblea y fui. Eran ocho diputados que se habían separado del Bloque Justicialista y criticaban al neoliberalismo de Menem. Ahí conocí personalmente a Germán Abdala”.

Su militancia en la CTA comenzó allá por los años 90 cuando se arma la Central en la que estaba Jorge Cardelli, la UEPC. “De todos modos, mi militancia principal con la CTA comenzó hace nueve años, más o menos. Yo creo ciegamente en el proyecto de la CTA. Primero porque se elige los representantes, se decide por asamblea y ATE es parte fundamental de eso. Para mí, en mi ideología, cabe justo eso”.

“Cacho” también es trabajador de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Allí también trasladó toda su pasión y militancia. Junto a ATE, en el 2006, acompañado por otros compañeros hicieron pie en la UNRC y conformaron el gremio, hoy con menos presencia y actividad, pero aún así “Cacho” sigue apostando a la democratización del sector no docente en la Universidad.

“Yo tengo compañeros que me dicen: “La vida sindical y política se termina en la Universidad”. Y para mí no, para mí es lo mínimo eso. Además, necesitamos un cambio de subjetividad en el sentido que tenemos que cambiar la matriz productiva, la matriz energética en el país, sobretodo la concepción humana: Los chicos en Argentina no pueden tener hambre. A mí me atrae la consigna “El hambre es un crimen” y toda la lucha de “Pocho” Lepratti que, en realidad, se tendrían que terminar los comedores y que cada jefe de familia tenga un trabajo digno.

La docencia en la vida de “Cachito”

Otra parte fundamental y no menos importante en la vida de “Cacho” Formía es la docencia. Él realizó el Profesorado en Química hace algunos años, luego de haberse recibido primeramente como Ingeniero Químico. Durante algunos años fue director del CENMA 24 y actualmente es docente allí y en el CENMA 24 Banda Norte y Anexo Alberdi. “Para mi la docencia, como decía Paulo Freire, es un acto de amor y militancia, es bien político y más en adultos”.

La vida de Néstor Formía ha estado y está colmada de desafíos, militancia, amor, política y mucha alegría. Ha sabido cultivar el compromiso y la empatía por el otro, cuando siendo adolescente comenzó con las actividades de cooperativismo, en el transcurso de su vida militando en el peronismo, asistiendo a los barrios, brindando apoyo y contención a cada compañero y compañera y, hoy en día, comprometido con las causas justas, las que él defiende y lleva como bandera. Esas que lo movilizan por dentro y lo llevan a estar presente en cada marcha, en cada actividad, en cada taller.

Colaborando con el apoyo escolar en los merenderos, haciéndose cargo de la Escuela de Boxeo Barrial en el Club Buena Vista. Solidario, ayudando, siempre ayudando a remar entre todos.

El “Cacho” es pura alegría, todo amor, un tipo querible, puro compromiso y solidaridad. Ojala todos tengamos un “Cachito” Formía en nuestras vida. La CTA-A Río Cuarto ya lo tiene y no saben qué lindo que es caminar con él codo a codo.

Fotos: Camila Petenatti