Por Sergio Coria*
En una jornada que quedará grabada por la importante movilización, la Cámara de Diputados le propinó un golpe doble al Gobierno: Ratificó por amplia mayoría las leyes de Financiamiento Universitario y de Emergencia Pediátrica, dejando sin efecto los vetos presidenciales que buscaban frenar estas iniciativas.
El revés llega en medio de la Tercera Marcha Federal Universitaria y expone, sin medias tintas, la creciente fragilidad del oficialismo y la fuerza de una oposición que logró mostrarse unida.
Los números no dejan lugar a dudas: 174 a 67 para la Ley Universitaria y 181 a 60 para la de Salud Infantil. No es solo un triunfo en el recinto; es una señal de que la estrategia del Poder Ejecutivo, basada en decretos y vetos, choca con un Congreso que ya no se deja manejar con facilidad y que acusa recibo de la movilización popular.
La derrota evidencia la falta de consensos internos y, al mismo tiempo, muestra cómo la oposición puede alinearse cuando se tocan temas que golpean fuerte en la sociedad.
Cuando el pueblo se expresa en las calles
Ahora, con las leyes rumbo al Senado para su tratamiento final, queda claro que la calle marcó la agenda. Miles de personas frente al Congreso y un sin número de ciudades en el resto del país, defendieron la Educación y la Salud Pública, y eso respaldó a los legisladores —incluso a algunos aliados del oficialismo— a desafiar la voluntad presidencial.
Y vale la pena preguntarse ¿este tira y afloje entre la ciudadanía, el Parlamento y la Casa Rosada desgasta la imagen de un Gobierno inflexible en su obsesión por el “déficit cero”?
Para los analistas, este episodio marca el fin de la “luna de miel” con buena parte de la sociedad. El Ejecutivo sigue contando con su núcleo duro, pero vetar leyes tan sensibles como las que impactan en las universidades y el Hospital Garrahan generó rechazo amplio, visible en encuestas y en la movilización popular.
Frente a esto, el Gobierno tiene dos caminos: Negociar y buscar acuerdos, o arriesgarse a una confrontación que podría debilitarlo aún más.
El mensaje desde Diputados es contundente: El veto no puede ser la única herramienta de gestión. La victoria de la oposición en un tema sensible abre un capítulo de mayor conflictividad política, donde el Congreso y la sociedad civil se posicionan como contrapesos a un Gobierno que ya no puede gobernar solo.
*Periodista. Ex dirigente del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren-CTAA)