Por Mauro Federico*
Si bien la Argentina es uno de los países que, hasta ahora, ha logrado mantener a raya la cantidad de casos de Coronavirus, una estadística oficial arroja sombras sobre la efectividad de las medidas de protección para los trabajadores y profesionales de la salud. El catorce por ciento de los contagios corresponde al personal sanitario que se desempeña tanto en establecimientos públicos como privados, cifra que nos coloca al tope del ranking mundial. Mientras el Gobierno prepara un tardío plan para reforzar la protección de los principales soldados con los que cuenta en el frente de batalla contra la pandemia, la sociedad bascula entre el aplauso solidario para apoyar a los “héroes” que salvan vidas arriesgando las propias y las repudiables reacciones discriminatorias de quienes “marcan” a médicos y enfermeras como posibles propagadores de la enfermedad. Pasen y lean.
Suponer que si esas donaciones hubieran llegado a buen puerto la historia hubiese sido distinta, es un ejercicio contra fáctico. Pero lo que no puede negarse es que quienes comandaron aquella invasión y la posterior resistencia a la recuperación inglesa del territorio malvinense no cuidaron adecuadamente a la tropa que estaba dispuesta a dar su vida en el frente de batalla para combatir al enemigo. Y eso, junto a la falta de material bélico acorde a las necesidades que demandaba aquella guerra contra uno de los imperios más poderosos de la humanidad, limó las posibilidades de triunfo de esos chicos que dejaron sus vidas en aquellas islas australes. Si algo aprendimos de aquella tragedia es que sin soldados bien pertrechados y con espíritu de combate elevado, no hay triunfo posible.Aquella fría noche de otoño de 1982 muchas familias se acercaron hasta las plazas de sus barrios y sus ciudades para ofrendar desde una tableta de chocolate, hasta un par de alianzas matrimoniales. El objetivo era apoyar la causa en la que toda la ciudadanía estaba comprometida: la defensa de la soberanía argentina en las Islas Malvinas. El aporte solidario se destinaría a confortar a los aguerridos soldados que esperaban el ataque inglés en territorio recuperado. Nadie imaginaba por entonces que todo lo recaudado en aquellas gestas, terminaría repartiéndose indebidamente entre los mariscales de la derrota y que nada (o muy poco) de lo aportado solidariamente por millones de compatriotas para aliviar las penurias de aquellos jóvenes e improvisados guerreros, jamás llegaría a las manos de los verdaderos destinatarios.
Casi cuatro décadas después la Argentina enfrenta otra guerra, esta vez contra un enemigo invisible que no distingue fronteras, ni gobiernos para atacar. Por eso se disemina a lo largo y a lo ancho del planeta y mata sin usar armas de fuego, ni atómicas, ni químicas, pero provoca tantas bajas como si las utilizara. Y sus primeras víctimas, como en cualquier conflicto bélico, son los que están en el frente de batalla, en este caso, los trabajadores sanitarios. Según un informe de la cartera que conduce Ginés González García al que #PuenteAereo accedió en exclusiva, nuestro país tiene la tasa más alta de personal de salud infectado con Coronavirus. El porcentaje de contagios admitido oficialmente asciende al 14 % de los casos confirmados y es el más elevado del mundo, superando los de España y Estados Unidos.
Al respecto, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, afirmó a este portal que “en las conclusiones preliminares se han observado cadenas de transmisión en distintas instituciones y la explicación es que el equipo de salud trabaja en distintos sitios y muchas veces sin utilización de la protección adecuada”. En base a la investigación epidemiológica realizada, la principal vía de transmisión dentro del equipo de salud es horizontal “eso significa que es entre el personal de salud y no el 100 por ciento a partir de un paciente confirmado con COVID-19”. Por esa razón, “los trabajadores de salud que presenten alguno de los síntomas incluidos en la definición de caso sospechoso de COVID-19 deben quedarse en casa, contactar al sistema de salud y no asistir al trabajo”, solicitó la viceministra. En cuanto a las cadenas de transmisión en el personal de salud en La Rioja, Río Negro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Chaco, Vizzotti informó que se están llevando a cabo investigaciones cualitativas cuyos resultados serán publicados en el Boletín de Vigilancia Epidemiológica.
Por su parte, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA-CTA) expresó su preocupación por esta situación, a la que calificó como “alarmante” y exigió “medidas urgentes de testeo masivo, provisión de elementos de protección personal y acciones coordinadas para la fiscalización sanitaria del sector privado, así como la incorporación de los trabajadores a los comités de crisis”. A la vez, la organización cursó una carta al ministro González García pidiendo la convocatoria urgente del Consejo Federal de Salud para que junto a los representantes gremiales elabore un plan de contingencia destinado a frenar la propagación del COVID-19 en los establecimientos asistenciales.
A los casos ya conocidos del Hospital de Calafate, el “Perrando” de Chaco, el Sanatorio “Juan XXIII” de Rio Negro y el Sanatorio “Parque” de Rosario, se sumaron en los últimos días la Clínica “Norte” de Vicente López (clausurada por orden judicial) el Hospital Italiano, el “Gutiérrez” de La Plata, el “Belgrano” de San Martín y el Sanatorio “De la Providencia” de CABA. Además, por razones preventivas se dispuso el cierre de la terapia intensiva del “Zubizarreta” y la maternidad y neonatología del Hospital “Ramos Mejía”.
Al cierre de esta edición, el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires informó el deceso de un trabajador de salud de la ciudad de Brandsen, que vivía en San Vicente. Se trata de un enfermero de que trabajaba en el Instituto Médico de esta ciudad bonaerense que había sido diagnosticado como coronavirus positivo el 11 de abril. En total, unos 374 trabajadores de salud fueron confirmados como portadores del virus y otros 524 se encuentran siendo analizados como “sospechosos”, situación que obligó a cierres parciales o totales de los establecimientos en los que se desempeñan. “Los representantes de los trabajadores debemos ser parte de la elaboración y ejecución de un plan urgente que evite la progresión de los contagios y la pérdida de unidades de atención indispensables para enfrentar la pandemia”, destacó el Consejo Ejecutivo Nacional de FESPROSA.
Desde la organización sindical que nuclea a los profesionales que se desempeñan en las clínicas y sanatorios también expresaron su preocupación. Héctor Garín, Secretario General de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP), cuestionó a muchos empleadores del sector privado de la salud que “no proveen a los trabajadores de los elementos de protección personal, convirtiéndonos o en víctimas o en testigos estupefactos de casos de contagio masivo producto de la negligencia patronal”. La principal objeción del representante gremial de los profesionales que se desempeñan en nosocomios privados es que “no se suministra al personal los elementos indispensables para el tratamiento de pacientes infectocontagiosos, por lo que se los obliga a trabajar sin respetar los protocolos, sometiéndolos a un estado de absoluta vulnerabilidad”.
Para Garín, hoy los médicos son considerados “material descartable”, ya que “los empleadores y el Estado no están cumpliendo con su obligación de proteger a sus trabajadores de salud y en el interior del país el problema se eleva a la enésima potencia”. En un apelativo a la sociedad, el dirigente se refirió “a los que nos aplauden”, a quienes les solicitó “que no nos aplaudan más en agradecimiento por lo que hacemos, sino para que los responsables de darnos a los integrantes del equipo de salud los elementos de protección personal, lo hagan y eviten muertes innecesarias por falta de prevención, por ignorancia, por ahorro económico o por desidia”.
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Un plan en manos del Presidente
“Mandámelo por whatsapp que me lo pongo a estudiar ya mismo”, le dijo Alberto Fernández al diputado nacional Eduardo “Bali” Bucca en relación a una iniciativa para cuidar al personal de salud que este médico y ex intendente bolivarense esgrimió durante la reunión que el Presidente mantuvo este viernes con los legisladores nacionales. El presidente del interbloque Federal planteó al primer mandatario la necesidad de ser cautelosos en la salida de la cuarentena e hizo fuerte hincapié en la necesidad urgente de cuidar a quienes nos cuidan, es decir, al personal de la salud. “No podemos poner en riesgo la integridad física de los profesionales de la salud, son ellos los que están poniendo el cuerpo en la primera línea de batalla para darle pelea día a día a esta pandemia que nos acecha. Si no cuidamos a quienes nos cuidan hoy, ¿quién nos cuidará mañana?”, afirmó Bucca.
El proyecto –que ya está en manos del Presidente– propone declarar “prioritario para el interés nacional la protección de la vida y la salud del personal del sistema sanitario argentino y de los trabajadores y voluntarios que cumplen con actividades y servicios esenciales durante la emergencia sanitaria causada por la pandemia de coronavirus”. En tal sentido, establece la creación del Programa de Protección al Personal de Salud que tiene por objeto principal la prevención del contagio de COVID-19 entre el personal de salud que trabaje en establecimientos de salud de gestión pública o privada. Para ello se dispondrá de “medidas tendientes a organizarse de manera tal que sean los trabajadores de menor edad quienes estén a cargo, de forma prioritaria, de la atención de casos sospechosos, toma de muestras, atención y tratamiento de pacientes con síntomas de coronavirus” y que este personal “deberá utilizar un distintivo que permita su fácil identificación”.
Según la iniciativa del legislador nacional, “los establecimientos de salud deberán garantizar medidas de bioseguridad en las áreas de los establecimientos dedicadas específicamente a la atención y toma de muestras de casos sospechosos o confirmados, como así también en aquellas áreas en que haya un mayor riesgo de contagio”. Además, propone centralizar las compras del equipamiento de protección personal e insumos críticos a través de un Fondo para la Protección del Personal de Salud y garantizar la provisión de Equipos de Protección Personal e insumos críticos, de acuerdo a la situación epidemiológica de cada jurisdicción. Al respecto de las compras realizadas por este fondo, Bucca propone que no estén sometidas “al régimen de contrataciones de la administración nacional, debiendo proceder en todos los casos bajo el principio de transparencia y posterior publicación y control de sus gastos por los organismos correspondientes”.
*Periodista
Fuente: www.puenteaereodigital.com