El médico y el general

Por Jesús Chirino*

El 6 de julio de 1884, en la estación ferroviaria de Villa María, falleció Juan Saá. El médico que constató la muerte de este general puntano, fue el Dr. Dionicio Vaz y Elena, quien tenía su consultorio en la vecina Villa Nueva.

Médico establecido en Villa Nueva

Este cirujano fue el primer médico que se radicó, en forma efectiva, en esa localidad. Así lo sostiene Roberto Sayago en su libro “La medicina en Villa María y la región. Investigación para una historia sanitaria”. Vaz y Elena nació en España, el 8 de octubre de 1836.

No se tiene dato certero acerca de la fecha en la cual este profesional se estableció en Villa Nueva. El escritor Pedro Martínez supuso que lo hizo en 1877, fecha que a Sayago le pareció factible. Los datos que se esgrimen para establecer la misma, es que en 1879, la autoridad competente, le otorgó la habilitación correspondiente para su consultorio médico.

Por otra parte, en el libro “Handbook of the River Plate Republes” (Libro de mano de la República del Río de la Plata), de G. y E. T. Mulhall, los autores sostienen que en Villa Nueva, durante 1875,  “a veces se carece de médico”. Estos datos hacen probable que el establecimiento de Vaz y Elena haya sido posterior a 1875 y anterior a la habilitación de 1879, quizás en 1877 como se especula. Antes el municipio contrataba a profesionales de la salud para que se desempeñaran de manera transitoria. Vaz y Elena se había recibido en España, en la Facultad de Medicina de Zaragoza, revalidando su título, el 11 de agosto de 1884, en la Universidad de Córdoba.

En Villa Nueva su consultorio estaba ubicado sobre la calle Deán Funes, frente a la plaza principal de esa ciudad. Su actividad en esa localidad se extendió hasta 1894. Años antes, en 1886, tuvo reconocimiento en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Córdoba al ser propuesto, junto a los doctores Carlos Revellini y Gerónimo del Barco, en la terna para designar profesor titular de Terapéutica. Otro reconocimiento que tuvo fue el de la Sociedad Científica de París, filial Córdoba, que le otorgó una medalla de oro por su labor humanitaria. Vecinos de Villa Nueva y Villa María habían elevado una nota a esa Sociedad solicitando se le reconociera al médico sus actitudes de bien público.

En su libro, Sayago escribe que este médico “fue un destacado profesional, reconocido como una persona solidaria y bondadosa y siempre dispuesta a la beneficencia, muy querido, que atendía gratuitamente a quienes no podían pagar sus honorarios…”.

En los avisos que publicó en la prensa escrita de la época puede leerse que tenía días reservados para la atención de los vecinos sin recursos económicos. También solía hacer campañas de vacunación y llevaba adelante, según Sayago en la obra citada,  “la eficiente solución de problemas médicos complejos para la época, como una cirugía oftalmológica realizada en colaboración con el doctor Fuster, profesional extranjero (Francia) que se había radicado transitoriamente en la Villa de aquella época y que constituye la primera cirugía local (probablemente se trate de una operación de cataratas)”.

Pedro Viñas, el primer intendente de Villa María, en 1884 lo designó presidente de la Comisión de Higiene Municipal de esta localidad. En ese organismo, Vaz y Elena desarrolló una importante tarea en cuanto a la prevención de enfermedades y, en especial, cuando se esperaba la segunda epidemia de cólera. Cuando ese peligro pasó, el médico recibió el reconocimiento público por su actuación profesional.

El caudillo puntano

En aquella jornada del 6 de julio, Vaz y Elena respondió al requerimiento que le hicieron para concurrir a la estación ferroviaria de la pequeña localidad de Villa María. Allí había respirado por última vez el caudillo federal Juan Saá, conocido como “Lanza seca”. Ese apodo surgió de una victoria que logró en 1861, cuando derrotó “a lanza seca”, sin que la caballería tuviera que usar las lanzas, a Antonio Aberastain en la Batalla de Rinconada del Pocito, cuando Saá había sido nombrado interventor en la provincia de San Juan.

Juan Saá fue un importante militar que, entre otras cosas, participó de la Revolución de los Colorados que se desarrolló entre noviembre de 1866 y abril de 1867, en una época contemporánea al nacimiento de Villa María.

Ese fue el último alzamiento del Partido Federal en el oeste de nuestro país. Aquel fue un movimiento que, desconociendo la autoridad del presidente Bartolomé Mitre, pretendía liberar a las provincias de gobiernos impuestos desde Buenos Aires. También se oponían a la Guerra del Paraguay.

Esa revolución logró controlar tres provincias y contaban con la promesa de apoyo de otras dos, bajo la condición de que salieran ganadores. Córdoba era una de las provincias que prometía su apoyo. Pero el movimiento fue vencido en abril de 1867, solo quedó peleando Felipe Varela, que guerreó un año más hasta caer derrotado. Aquella revolución, iniciada en Mendoza  por el levantamiento de soldados que iban a ser mandados a la Guerra del Paraguay, fue la caída del Partido Federal que, desde entonces, desapareció en el oeste y norte del país.

El primer médico establecido en Villa Nueva extendió el certificado de defunción de un gran federal que, entre otras luchas, peleó contra el centralismo porteño.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar