Luis Zas: “No importa la tecnología sino a quién beneficia y a quién perjudica”

Luis Zas, Secretario de Nuevas Tecnologías de FOETRA, el sindicato de las telecomunicaciones, analiza el impacto de la Inteligencia Artificial en la evolución de la organización laboral y los desafíos que plantea en el mundo del trabajo.

Por Mariana Portilla

El mundo ya no es el mismo desde el abrupto desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), que introdujo el procesamiento del lenguaje, el aprendizaje no supervisado, la generaciòn de texto coherente, el  reconocimiento de imágenes y la toma de decisiones, entre otras técnicas que permiten a las computadoras y robots realizar tareas que antes solo podían realizar los seres humanos.

Esto planteó rápidamente  una serie de desafíos éticos y sociales, incluyendo cuestiones de privacidad, seguridad, sesgo en los algoritmos y por supuesto, el impacto en el empleo.

FOETRA, el sindicato de las telecomunicaciones que integra la CTA Autónoma, viene debatiendo activamente sobre la necesidad de pensar un marco regulatorio para la aplicación de la IA en el mundo del trabajo con una mirada estratégica. En entrevista con Malas Palabras , el Secretario de Nuevas Tecnologías, Luis Zas, conversó acerca de la capacitación como oportunidad para el desarrollo colectivo y la necesidad de garantizar los derechos laborales.

-En los últimos años surgió el debate sobre si la Inteligencia Artificial (IA) creará o eliminará puestos de trabajo. ¿Pensás que esta tecnología puede ser aliada o enemiga de los trabajadores?

-Ambas cosas, porque depende de quién la use y qué intereses persiguen. Este debate no es nuevo: cuando aparecieron las máquinas a vapor y después la automatización de las fábricas favorecieron al Capital, porque era el que las ponía en juego. No importa la tecnología sino quién la usufructúe, a quién beneficia y a quién perjudica.

También es cierto que el capitalismo formó al movimiento obrero. Lejos en el tiempo, los trabajadores textiles en las industrias inglesas eran artesanos, tenían un gremio, pero eran cuentapropistas. Esos artesanos pasaron a ser trabajadores bajo un sueldo y bajo ciertas reglas, perdiendo todo control con lo que producían y empezaron a tener conciencia de que eran una clase.

Uno no puede negarse al avance tecnológico. La pregunta es si los beneficios pueden ser socializados o si se sectorizan a un grupo poderoso. En mis exposiciones trato de plantear que hay dos proyectos de humanidad: uno que con, quizá, 1.500 millones de habitantes del mundo le alcance y sobre, y vería con mucho agrado que el resto de los 5.500 millones desaparezcan; y otro proyecto que quiere una humanidad para todos.

-En el número pasado hablamos con Natalia Zuazo, especialista en política y en tecnología, quien advertía que el sindicato que se capacite en IA va a estar adelantado al resto. Como referente gremial, ¿qué opinás?

Me parece bien la capacitación siempre y cuando eso redunde en trabajo. Es decir, yo puedo capacitar mucho, pero si no tengo acuerdos con las empresas para que eso permita que compañeros menos calificados suban a puestos calificados, no sirve de mucho.

Entonces, digo, la capacitación siempre es importante, yo la rescato y en el gremio tenemos varios ámbitos de capacitación, pero también tiene que tener una consecuencia en el puesto de trabajo, tiene que haber un plan de carrera, una ocupación de los espacios vacantes porque las empresas, por lo menos en el área de telecomunicaciones, tratan que los puestos de los oficios digitales queden fuera de los convenios gremiales. A veces se las peleamos, ganamos alguno, perdemos otros, pero lo que intentan hacer es que no pasen por un plan de carrera. Es como, cómo te podría decir, una política de casta.

Todas las empresas tienen la política de restarle poder al gremio. ¿Cómo se le resta el poder al gremio? Cuanto menos afiliado, mejor. Cuanto menos acuerdo, mejor. La capacitación per se es importante, sí, pero queda como una especie de mejoramiento individual. Ahora, si esa capacitación se refleja en una mayor movilidad interna de las empresas, para acceder a puestos calificados y tener acceso a lo que nosotros llamamos oficios digitales, entonces ahí sí la capacitación tiene un sentido importante. Si no, pasa a ser un currículum más personal que no tiene ninguna incidencia en el puesto de trabajo y en el día a día.

– Uno de los mayores temores suele estar relacionado con el desplazamiento laboral debido a que ciertos trabajos y tareas pueden ser automatizadas. ¿Cómo creés que cambiará esta transformación digital la forma en que trabajamos? 

-Te la puedo resumir en menos fierro más software. Por ejemplo, antes en telecomunicaciones la administración de las redes de conectividad se manejaba a través de distintas tecnologías. Hoy se manejan a través de un software que te da alarma y te dice cuándo y dónde fueron las fallas. Antes lo sabíamos por la experiencia de los compañeros, ahora por algoritmos. Es decir, los fierros siguen estando, pero cada vez hay más software.

-En base a este análisis que venís haciendo, ¿cuáles son los desafíos del área de las telecomunicaciones frente al avance de la IA?

Lograr una regulación. Por ejemplo, hoy los call centers  tienen un derivador automático que si no pueden resolver la inquietud del cliente, lo pasa a una persona. Pero va a llegar un momento que pueden reemplazar a un compañero e, incluso, hacerlo mejor a través de lo que llamamos “machine learning”, es decir, sistemas que aprenden y van recopilando a través de la experiencia de los humanos.

Entonces, está bien que eso lo hagan con servicios automatizados siempre y cuando haya una experiencia satisfactoria para el cliente y los compañeros pasen a puestos mejores calificados, con un plan de carrera y con mejores salarios. No que pasen a un desgaste para que algún día la única salida sean los retiros voluntarios.

-Entonces, ¿cómo puede convivir la IA con los trabajadores?

-El avance de la IA es interesante. Toda tecnología trae beneficios, pero si se la llevan siempre los mismos, es un problema. Si vamos al pasado, la creación del martillo, de la rueda, el aeroplano y el auto, del automóvil fueron formas de superar los límites humanos. Es decir, pegar más fuerte, producir más, volar, ir más rápido. Pero la IA ya no es un reemplazo que viene a superar los límites físicos humanos. Hablar de IA es hablar de un proceso de evolución y de reemplazo cognitivo. Estamos ante una nueva especie inteligente con la que uno convive cotidianamente, por ejemplo, hoy todos los sistemas operativos tienen Alexa (NdelaE: un asistente virtual).

Entonces, ¿cómo convivir con este avance? Yo creo que tenemos que usarlo para un salto cualitativo en el crecimiento de la humanidad, como un trampolín. Muchas veces escuchamos decir que las máquinas nos van a dominar. Eso dejémoslo a la ciencia ficción. La verdad es que no pueden reemplazarnos en muchos aspectos, pero sí tienen una capacidad de almacenamiento, de procesamiento y de aprendizaje que no tienen los humanos.

Fuente: www.malaspalabras.org