Nada está escrito en el dogma

Por Horacio Meguira*

Es muy difícil imaginar los cambios que se avecinan como consecuencia de la Pandemia. Pero de algo estamos seguros: Habrá cambios. Ya los hay.

Los trabajadores son, como siempre, el sector social que más se ve afectado en las crisis y va requerir de organizaciones sindicales y sociales dispuestas a visualizar dichos cambios. Nada está escrito en el dogma. Ningún sindicato concebido desde la lógica del modelo de “unicidad promocionada por la ley” y que dependa de la bendición estatal, va servir para la etapa que viene.

El Estado no va ser espectador de la relación capital-trabajo. Los trabajadores van a tener que recuperar derechos y adquirir nuevos, consecuencia de las mutaciones sociales y políticas. La CTA Autónoma fue concebida en la lucha por la libertad y democracia sindical y está preparada a los cambios de época.

Las reivindicaciones concebidas durante los tiempos fordistas van a ser piezas de museo. Hay que estar dispuestos a la imaginación. Cambiamos o morimos.

Desde ese punto de vista, la UIA y la CGT no son garantía para acordar soluciones productivas y distributivas para salir de la crisis. Por el contrario, son los actores responsables de la concentración de poder económico y sindical.

Fueron los responsables del acuerdo de 1994 que generó un período intenso de pérdida de derechos. Comités de Crisis es justamente lo contrario. Son espacios en cada fábrica, en cada barrio, en cada empresa donde participen trabajadores, empresarios, organizaciones territoriales, iglesias y autoridades municipales, provinciales y nacionales para deliberar, con visibilidad y claridad.

No puede ser que en una situación tan compleja y tan grave sean consultados los mismos actores que son responsables de sucesivos fracasos.

La urgencia más apremiante es el aislamiento, pero a la misma altura el hambre y el trabajo, el salario y la comida. El hambre duele y el despido o suspensión ahoga.

*Abogado Laboralista. Director del Departamento Jurídico de la CTA Autónoma