No hay plata ¿para quién?

Por Carlos Ferreres*

Desde la asunción de Milei, varios reclamos se fueron abriendo paso y encontrando consenso en la población.

La movilización en defensa de la universidad pública fue multitudinaria y contó con un amplio apoyo en la opinión pública. La movilización de los investigadores en defensa del CONICET despertó la simpatía de numerosos sectores de la sociedad. El reclamo de los jubilados no fue doblegado a pesar de la represión contra abuelos, abuelas y periodistas. Respuesta tan salvaje como absurda, porque sumar el sufrimiento de la represión al sufrimiento de una jubilación que condena a la miseria sólo logró mayor empatía con las víctimas.

El ahogamiento presupuestario del Garrahan y el recorte brutal en discapacidad tocaron una fibra sensible: se están metiendo con los más débiles, con los más desprotegidos.

Las revelaciones sobre coimas para direccionar fondos del área de discapacidad, en el más alto nivel de gobierno, agregaron a la empatía con las víctimas la indignación por el negociado desvergonzado con los empresarios proveedores.

Empieza a verse con más claridad que el pregonado “ajuste” fiscal es una mentira hipócrita destinada a ocultar el ajuste verdadero: el que llevan adelante en la distribución de la riqueza. El ajuste que no está destinado a revertir sino a acentuar la desigualdad.

Cuando dicen “no hay plata” lo que están diciendo es: “no hay plata para la infancia, los jubilados, los trabajadores”, “no hay plata para la salud, la educación la investigación, la cultura”.

Cuando dicen “no hay plata” lo que están diciendo es: “La plata es para el puñado de los que siempre ganan, para que ganen más”.

Cuando dicen “no hay plata” lo que están diciendo es: “la plata (o nuestras riquezas naturales que es lo mismo) es para el FMI, los financistas y los fugadores de dólares”.

La oposición creciente a las políticas de Milei y el voto castigo en la provincia de Buenos Aires, son hechos que muestran la reacción de amplios sectores afectados en sus diversos intereses. Son justas reacciones a perjuicios sectoriales, pero no sólo eso. Además, son expresión de las reservas de conciencia, de empatía y de sentimientos de solidaridad que nuestro pueblo fue labrando a lo largo de muchos años.

La presencia de un mensaje altruista y fraterno abre la perspectiva de conformar una nueva mayoría, un nuevo consenso. No sólo hay que ponerle freno a Milei, también a esa minoría insaciable que lo inventó, lo aupó en la presidencia y lo apoyó (y apoya) en sus peores objetivos.

*Director del Departamento de Discapacidad ATE Nacional

Fuente: www.ate.org.ar