San Martín, Malvinas y algo más que las imágenes en los billetes del país

Por Fabián Menichetti

El cambio de figuras e imágenes históricas por animales o árboles, sin dudas respondió a una política monetaria, pero también a una manera de observar la historia o de no querer observarla. No solamente fue una cuestión simbólica

Y llegó el turno del “Padre de la Patria”, José de San Martín. Desde febrero quien liberó a tres países, Argentina, Perú y Chile, ya no estará en los billetes de cinco pesos. Solo estarán en circulación las monedas de ese valor, con la imagen de un árbol del sur de nuestro país, los Arrayanes.

Otro de los máximos próceres, Manuel Belgrano, seguramente correría la misma suerte, en no mucho tiempo, cuando las monedas con un Calden, lo reemplacen.

El billete de 5 pesos, con el rostro de San Martín, saldrá de circulación, como está señalado en febrero, por el deterioro, se argumentó desde el Banco Central, que presenta por ser los de mayor circulación.

La medida no fue cambiada por la nueva gestión, aunque se aclaró, que una nueva familia de billetes se pondrá en marcha, con nuevas series, en donde no solo estén próceres innegables del país, sino, además, figuras que hayan realizado un aporte social. Lo confirmó el nuevo presidente del Banco Central, Miguel Pesce.

El funcionario adelantó que tanto San Martín como Belgrano, estarían en las futuras series, que serán, inclusive con nuevos billetes de mayor denominación.

Contextos

En los billetes, hasta ahora, estaban figuras históricas, más o menos queridas. El primero en dejar de observarse en el papel moneda, fue Bartolomé Mitre, con el billete de 2 pesos.

Mitre, un personaje cuestionado de nuestra historia, guste o no, fue eso: un personaje histórico. En el caso de San Martín y Belgrano, ¿quién puede dudar de lo que hicieron por la emancipación y libertad del país?

Sí, es una cuestión simbólica, pero es algo más que eso. A la devaluación del peso nacional, es indudable, se le agregó, un proceso de devaluación histórica, proceso conocido como “deshistorización”.

Cuando en 2016, quien era presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, justificó el nuevo diseño, señalaba: “Nuestro país es mucho más que hombres y mujeres. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro medio ambiente”.

Era real, pero hombres, mujeres y determinados lugares, con el respeto por los animales y los árboles, fueron quienes hicieron la historia de nuestro país. ¿Fue ese, el de cuidar el medio ambiente, el motivo?

Dejando de lado las simpatías o antipatías con una gestión o con la otra, es un tema, el del cambio de las imágenes en los billetes, que generó malestar, especialmente en quienes consideran que si no se recuerda el pasado, la historia, puede que no podamos comprender el presente y caminar, por lo menos, hacia el futuro.

Siempre estuvieron

La decisión de emitir nuevos billetes y monedas, con animales y árboles, respondió, sin dudas, a un cambio de política oficial en ese sentido. Siempre, se adoptaron, en los billetes, como está señalado, personajes y hechos que marcaron, de alguna manera, a nuestro país.

San Martín, por ejemplo, no solo figuró en los nuevos billetes de cinco pesos, cuyo diseño en las últimas ediciones dejó bastante que desear, sino en otras denominaciones, como cuando fue el peso moneda nacional.

La emisión de los billetes, de 100 pesos, con una Taruca; 200 pesos, con la imagen de la ballena franca austral; el de 500 pesos, con un yaguareté; el de 1.000 pesos, con un hornero, fueron las novedades en la política monetaria desde 2016.

¿Alguien puede oponerse a que se refleje en el papel moneda de un país, animales autóctonos del mismo? No, pero en todo caso no se trata de eliminar a figuras respetadas como San Martín y Manuel Belgrano.

San Martín

Lo de José de San Martín, por lo menos, fue llamativo. O, en ese contexto, tal vez no. Se alude al prócer, como está señalado, junto a Manuel Belgrano, más reconocido no solo en la Argentina.

Es más, suena ilógico, que en Perú, que en 2021 celebrará el bicentenario de su independencia, se haya propuesto que el billete de 200 Nuevos Soles, lleve su imagen, mientras que en la Argentina, más allá de la degradación del papel moneda con su rostro, por la extrema circulación y deterioro del mismo, dejará de estar.

San Martín falleció el 17 de agosto de 1850 en Francia. “Desearía que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires”, fue su voluntad póstuma. Así se hizo. No solamente eso: en muchos de los billetes de la ciclotímica economía argentina, en diferentes series, su figura estuvo presente. Y lo está, hasta febrero, claro.

No obstante, eso podría cambiar, considerando las últimas declaraciones del nuevo presidente del Banco Central, incluyendo su imagen y la de Belgrano, en las nuevas ediciones de billetes con mayor valor.

Sus monumentos adornan plazas en cientos de ciudades del país. Sin embargo, la decisión era que ya no estuviera más en el papel moneda, que si bien, para muchas y muchos que entonan el himno a viva voz, le rinden homenajes, entre otras acciones, puede que ese hecho, el de los billetes, no resulte importante.

Lo es. Por supuesto que lo es. Y que resulte claro: no se trata de patrioterismos ni de una opinión chauvinista.

En todo caso, es una cuestión de conciencia de cada quien. Precisamente, una de sus frases célebres, fue: “La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien”.

Malvinas

Otro hecho llamativo y hasta molesto (para quienes consideramos que la historia no debe sepultarse), fue el cambio en la imagen de los billetes de 50 pesos.

Las nuevas series comenzaron a reemplazar a las Malvinas, al cementerio de Darwin, al Gaucho Rivero y al ARA Belgrano, por un Cóndor.

Entre lo discutible a reprochable, existe algo de distancia. Lo primero puede ingresar en el terreno del debate, si es correcto o no lo es. Lo segundo, es cuestionar, definitivamente, algo que, quien lo plantea, considera incorrecto.

Los veteranos de la Guerra de Malvinas, están entre nosotros. Y los familiares de los caídos, también. Cada 2 de abril, se los honra y reconoce, a quienes retornaron y a quienes se quedaron para siempre en las islas y en el mar de nuestro país.

Son la historia presente. Apenas transcurrieron 37 años de aquel conflicto. El “apenas”, es porque en términos históricos, ese lapso, es un suspiro para una sociedad y un país.

En cada abril, se genera no solo el reconocimiento a quienes participaron de aquel conflicto y a los caídos en el mismo. También se ensaya, progresivamente, una autocrítica social y dirigencial, necesaria, por el olvido y desamparo, que durante años, soportaron los veteranos y los familiares de los caídos.

Las imágenes, tomando dos momentos de la historia, marcan un contraste de una sociedad influenciada, por supuesto, por el gobierno dictatorial de entonces.

La primera, fue la del 2 de abril de 1982, con miles de personas que se reunieron en la Plaza de Mayo, aclamando a Galtieri; y luego los comunicados oficiales, que referían a aviones británicos derribados por la artillería antiaérea, que eran celebrados como los goles de la selección que jugaba el mundial en España.

La segunda, fue la posterior al 14 de junio, finalizado el conflicto, con la misma sociedad, enfurecida, exigiendo el fin de la dictadura cívico-militar, otorgándole luego, además, la espalda a los veteranos, a los caídos, a quienes habían estado y combatido en Malvinas, como si la guerra nunca hubiera sucedido.

Pocos días después de finalizar el conflicto, los excombatientes retornaron al continente siendo ocultados. Cerca de 7800 soldados fueron llevados a Puerto Madryn, Chubut, en un transatlántico británico entre el 18 y 27 de junio de 1982.

El gobierno no facilitó el encuentro entre los soldados y la sociedad. Ordenaron que el regreso se hiciera sin aglomeraciones de público y prácticamente a escondidas. El objetivo: que no se hablara del tema.

Desde la posguerra hasta los primeros años de la democracia, hubo una política de ocultamiento deliberada hacia los veteranos, hacia los caídos, hacia el conflicto, como si nunca hubiera existido; pero había existido, y estaba muy fresco en la memoria, especialmente de quienes habían participado del mismo.

Eso fue cambiando. Con el transcurrir del tiempo, comenzó a aumentar el número de homenajes a los caídos, veteranos, y a la causa Malvinas, con la construcción de monumentos, museos y memoriales.

El 11 de diciembre de 2008 se sancionó el decreto que declaró lugar histórico nacional al cementerio de Puerto Darwin. Luego, se lo volvió a declarar lugar histórico nacional a través de la ley nacional 26.498 del 4 de junio de 2009.

Luego de años de trabajo de investigaciones junto con familiares de caídos y veteranos de guerra, Juan Carr, fundador de la ONG Red Solidaria, anunció a principios de 2012 la presentación de un “pedido humanitario” para poder identificar a los 123 soldados desconocidos que yacían en el cementerio de Darwin.

Sí, es el mismo Juan Carr, cuestionado por algunos, por promover en el invierno duro de 2019, la atención de aquellas personas en situación de calle.

La solicitud de Carr fue presentada al Ejecutivo el 13 de marzo. La idea había surgido en 2008 con motivo del viaje a las islas de un veterano de la guerra, Julio Aro. El trabajo se inició con la búsqueda y contacto de las 123 familias.

El 2 de abril de 2012, por los 30 años de la Guerra de Malvinas, el gobierno anunciaba que había realizado un pedido a la Cruz Roja Internacional para que mediara ante el Reino Unido para poder identificar a los caídos.

En ese trabajo, realizado por el equipo de Antropología Forense de nuestro país, entre el año anterior y 2019, se identificaron a los soldados caídos de esta zona.

En octubre de 2014, el gobierno anunciaba, además, que los Documentos Nacionales de Identidad de los Veteranos de Malvinas tendrían incorporada la leyenda “Ex combatiente, héroe de la guerra de las Islas Malvinas”.

En septiembre de 2015, el Ministerio de Defensa entregaba a excombatientes un informe sobre la guerra, elaborado con documentos militares desclasificados.

Las Malvinas y la guerra que se libró por las mismas, ya no eran un tema olvidado para la sociedad. Ramas del arte, con distintas miradas, se comenzaron a expresar.

Los debates, también surgieron, claro, inclusive entre los propios veteranos, lo que no hizo más que solidificar el tema, colocarlo en la agenda social, no solo como histórico, sino como algo del presente y que no debía ser obviado en el mañana.

Actos, a lo largo y ancho del país, se celebraron, con la presencia de más y más personas. A ese nuevo proceso histórico se lo conoció como “remalvinización”.

En ese nuevo contexto, es que surgió el billete de 50 pesos, con una imagen de Malvinas, el Gaucho Rivero, el Cementerio de Darwin, y el ARA Belgrano, que no solo alude a la razón de un reclamo que tiene rango constitucional, sino, además, a la historia más reciente, a la de la guerra.

Pero, como está señalado, se decidió, reemplazar esas imágenes en las recientes series. Un Cóndor, apareció en el lugar de un sitio que simbólicamente representa demasiado en la historia reciente y el presente.

El intento de devaluar a la historia

Lo del billete, puede ser una casualidad, pero también una causalidad, como está señalado, en un proceso denominado “deshistorización”; que es borrar lo ocurrido de la memoria colectiva.

La historia se intentó devaluar, como sucedió con el peso nacional, el que fue cambiando figuras, hechos y sitios que representan demasiado, por animales, como si ese pasado, que en ocasiones es presente, no hubiera existido.

Ahora, se anunció que los animales, también en un país que no se caracteriza precisamente por sus políticas de estado, inclusive en lo monetario, en las nuevas series, serán reemplazados por próceres y personas que hayan aportado en lo social. Y que son parte de nuestra historia como país.

El Yaguareté, la Taruca, el Hornero, los Arrayanes, la Ballena Franca Austral, el Calden, y el Cóndor, nada tienen que ver con ciertas decisiones, claro, pero no se puede ocultar un bosque con un árbol, ni tampoco borrar la historia de un plumazo, porque aunque no les guste a ciertos sectores, ese pasado, es parte del presente.

Y también del devenir.

*Periodista. Escritor

Fuente: www.3rionoticias.com.ar