Se cumplen 24 años de las denominadas “segundas explosiones” de Río Tercero

El domingo se cumplirán 24 años de las explosiones que ocurrieron el 24 de noviembre de 1995, con los proyectiles que se habían acumulado luego de la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero, el viernes 3. La Comisión de Damnificados invita a participar de una misa en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes.

Son conocidas como las “segundas explosiones” de 1995. Ocurrieron exactamente dos semanas después de la voladura de la Fábrica Militar, hecho determinado por la Justicia como un atentado.

Se trataba de los proyectiles esparcidos por los potentes estallidos de la jornada del viernes 3, en el interior de la planta. Los mismos, habían sido apilados en el Polígono de Tiro de la industria, en cercanías del Ctalamochita.

Primero se informó que habían tomado fuego, comenzaron a escucharse detonaciones y luego una potente explosión, similar a la de hacía dos semanas, conformó un hongo de humo en el horizonte fabril.

Si bien, la potencia de esa gran explosión, no era como las de hacía dos semanas, el impacto en la sociedad, que suponía que nada peligroso quedaba ya en la industria, se multiplicó y acentuó.

La presencia, en aquel momento, del material que detonó, sorprendió a la mayoría de la sociedad riortercerense.

Algunos días antes, en un programa de televisión, el director de la industria, había aseverado que nada quedaba en la misma que pudiera representar un riesgo. No era real.

Como en la mañana del viernes 3, pero conscientes de lo que podía suceder, los vecinos comenzaron a autoevacuarse, marchándose una vez más a las afueras de la ciudad, poblaciones vecinas y campos de la zona.

El recuerdo, el temor y la bronca

Fue en horas de la tarde. Y el calor era similar al de hacía dos semanas. Las detonaciones de los proyectiles, programadas, no cumplían con la secuencia de tiempo que se había anunciado por los medios.

Debe recordarse que se había decidido, en cárcavas ubicadas al oeste de la ciudad, hacer detonar los proyectiles que se habían recolectado en el sector urbano.

Se había informado que en diferentes horarios, se escucharían detonaciones, para destruir progresivamente esos elementos. Pero algo en aquella tarde, no estaba bien: las explosiones eran seguidas y cercanas.

Luego, una columna de humo comenzó a elevarse en dirección de la industria. Por la radio señalaban que se trataba de un incendio en el interior del predio.

Ante la carencia de informaciones oficiales, un móvil de la emisora LV 26, al observarse humo en el lugar, se había acercado a las inmediaciones del sitio.

Allí, el cronista a cargo del mismo, pudo constatar la presencia de aquellos proyectiles, desmembrando la versión oficial de que nada peligroso quedaba en en el interior del predio.

En las calles, se percibían escenas no solo de temor, sino de indignación entre los habitantes, que habían dejado sus viviendas, en muchos casos, apenas con lo puesto. “Nos siguen mintiendo”, era una frase que se reiteraba.

Por alguna razón (se especula que por la fisura en algunos de los proyectiles), estos habían tomado fuego, al entrar en contacto con el aire sus contenidos, ayudados por el intenso calor.

En el interior de la fábrica intentaron, siempre según la versión oficial y conocida, apagar el incendio, pero no sería posible.

A esa altura, con las detonaciones cada vez más potentes, los vecinos, alarmados y angustiados, conociendo que podía suceder, como está señalado, considerando el antecedente de hacía apenas dos semanas, comenzaron a dejar la ciudad.

A horas de lo sucedido, no pocas fueron las familias que decidieron marcharse, inclusive por algunos días, a otras poblaciones, en donde tenían parientes y amigos.

Nadie podía aseverar que “algo”, en el interior de la planta, no estallaría, ni las propias autoridades nacionales de las que dependía la industria.

El después inmediato

Esa noche, era relevado de su cargo quien era director de la planta, Jorge Cornejo Torino. Llegaba interinamente para ocupar ese puesto desde la DGFM, otro militar, Edberto Gonzáles de la Vega.

El entonces responsable de la fábrica señalaría años después que ese sector, el del segundo gran estallido, no estaba a su cargo, sino que era responsabilidad de Gendarmería Nacional.

Tanto Cornejo Torino como Gonzáles de la Vega, serían condenados, 19 años después, pero por lo sucedido el viernes 3, no por lo del 24, por “estrago doloso agravado por la muerte de personas”, junto a otros dos exmilitares, Carlos Franke y Diego Gatto. En el año 2018, luego de diferentes apelaciones, la Justicia ordenó la detención de los mismos.

Entre la tarde y la noche de aquella segunda jornada en donde los riotercerenses nuevamente soportaban los estallidos, llovería en la ciudad.

Después de aquella jornada

El sábado 25, unas cinco mil personas marcharon reclamando por lo sucedido y por lo que podía ocurrir. Se entremezclaría el temor, la impotencia y la bronca.

En una conferencia de prensa, en la dirección de la planta, Gonzáles de la Vega, con una maqueta de la fábrica, intentaba explicar el cuadro de situación. No brindaba la seguridad de que todo estuviera controlado.

Luego, los proyectiles comenzaron a ser llevados a un predio militar ubicado en José de la Quintana. Día a día, los mismos eran retirados entre los hierros retorcidos y otros elementos, que se encontraban en el predio fabril.

Ya no habría detonaciones programadas de los mismos. El impacto de su sonido, era demasiado. Inclusive, el término “explosión”, generaba temor. Para evitar esa sensación en las personas, en los medios, cuando se abordaba el tema, se utilizaban metáforas, como “deflagración” o “estallidos”.

Progresivamente las familias, con los días, retornarían a sus hogares, pero el impacto emocional había sido demasiado fuerte, perdurando el temor por años, en muchos de los casos, hasta el presente.

Si bien lo sucedido el 24, en su dimensión, había sido, en lo material, menos potente que lo acontecido dos semanas antes, como está expresado, fue socialmente demasiado traumático.

Una misa

La Comisión de Damnificados, a través de un comunicado,  invitó a participar de una misa que se oficiará el domingo a las 10.30 en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, por lo sucedido hace 24 años en la ciudad.

Señalan en el comunicado: Con la convicción de haber hecho todo para que los daños sean resarcidos y haber logrado una ley que deberá cumplirse a la brevedad”.

Fuente: www.3rionoticias.com.ar