Crónica de un Golpe anunciado (II)

Por Manuel Justo Gaggero*

No es la “Crónica de una Muerte Anunciada” como la novela de Gabriel García Márquez sino el relato de los pormenores o los días previos a aquél siniestro 24 de marzo de 1976 -hace 44 años- en que se inició el período más  oscuro y dramático de la historia moderna argentina.

30 mil compatriotas fueron secuestrados, torturados y asesinados, miles detenidos durante años sin causa y sin proceso, centenares, para salvar su vida, eligieron el camino del exilio, decenas de miles perdieron su trabajo y una parte de nuestro pueblo ingresó a la fracción que se encuentra por debajo del nivel de pobreza.

Todo ello para que esta Dictadura Cívico, Militar, Clerical elaborara un diseño de país agro industrial exportador que adecuara el mismo a la división internacional del trabajo impuesta por el Imperio y por las clases dominantes  locales.

Como fueron los días previos y como se trataron de articular respuestas a esta anunciada asonada militar es lo que veremos en esta nota. A mediados del año 1975 los compañeros de Inteligencia del Partido .el PRT-ERP- hicieron llegar a nuestra dirección la información que se confirmaba que la cúpula de las Fuerzas Armadas –Videla, Massera y Agosti- había decidido ocupar la Casa Rosada y desplazar al Gobierno Constitucional de María Estela Martínez de Perón pese a las facultades que ésta había otorgado a los militares en el mal llamado “Operativo Independencia” para  “aniquilar a la guerrilla que operaba en el Norte del país con epicentro en Tucumán”.

La resistencia obrera, expresada en el “Rodrigazo” en junio de ese año, le demostraba a las clases dominantes y al imperialismo que no sería factible, sin el terror, imponer un diseño del país acorde con sus intereses por lo que era indispensable dar el Golpe. Frente a este panorama. el Buró de nuestra organización planteó la necesidad de que  todas las fuerzas y partidos democráticos, populares y revolucionarios confluyeran en un gran Frente Antigolpista; al mismo tiempo que se le ofrecería al Gobierno una tregua con determinadas condiciones.

Para  concretar esa decisión nuestro  frente tomó la tarea de organizar encuentros de Mario Roberto Santucho -nuestro Secretario General y Comandante- con los más destacados dirigentes democráticos. De esa forma se les trasmitió a los mismos la información sobre la inminencia de la asonada castrense y la necesidad de enfrentar la misma. Entre otros, se concretaron las reuniones con Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Horacio Sueldo, Bernardo  Alberte y Alicia Eguren. En el caso de Ricardo Balbín, a la sazón Presidente de la Unión Cívica Radical, no fue posible ya que este insistió en la “denuncia” a lo que él llamaba la “Guerrilla Industrial”. Recuerdo que en la entrevista estaba acompañado por Antonio Tróccoli y me resultó sumamente desagradable  escuchar sus argumentos que en realidad ocultaban su apoyo a los proyectos de los genocidas.

Al mismo tiempo, se decidió que viajara a Córdoba para reunirme con Agustín Tosco a fin de conversar con él sobre la posibilidad que viajara a Buenos Aires para impulsar el Frente. Estaba clandestino, por la persecución desatada en su contra por el Gobierno Nacional y sus delegados en la provincia de Córdoba. Me recibió con el afecto de siempre y aceptó el convite por lo que armamos los detalles del viaje para impedir sorpresas. Unos días después lo esperamos en Retiro. Llegó con Tomás Di Tofino y dos compañeros del Sindicato de Luz y Fuerza. Los trasladamos a la casa que habíamos elegido para hospedarlo en la que vivían dos entrañables colegas abogados, Liliana y Gustavo, que integraban el Equipo de Solidaridad del que era responsable mi hermana Susana. Hicimos todas las entrevistas programadas y se volvió a su provincia convencido que habría resistencia a los golpistas. Nosotros no compartíamos su optimismo.

Como parte de todo este  accionar se decidió que participáramos en el acto que se realizaría en la localidad de San Andrés de Giles para lanzar la fórmula “Cámpora-Alende” ya que la Presidenta había anunciado que adelantaría las elecciones y la entrega del Gobierno. Este fue impedido por la Gendarmería y la Policía Provincial que cercó el lugar revelando, una vez más, las contradicciones del oficialismo isabelino. En la misma dirección fue rechazada nuestra oferta de tregua, al mismo tiempo que se incrementaba la represión para estatal a cargo de la Triple A. Más de 1500 luchadores populares fueron asesinados por este “Somaten” sugerido y propuesto por el “General en su Laberinto” al regresar al país y a la Presidencia en octubre de 1973.

En esas condiciones llegamos a aquel otoño del 76. En la madrugada de ese 24 de marzo las marchas militares anunciaban la llegada al gobierno formal del país de la Junta Militar al mismo tiempo que se anunciaba la suspensión de la actividad política, sindical y estudiantil. La intervención a los sindicatos y a las universidades y la prohibición de toda expresión cultural considerada “subversiva” formaba parte de la serie de medidas que preanunciaban el Terrorismo de Estado que se extendería hasta el 10 de diciembre de 1983. En aquel  fatídico día fue asesinado, por una “fuerza de tareas” del régimen, nuestro amigo y compañero el Mayor Bernardo Alberte.

¿Cuál fue la razón que no lográramos la unidad necesaria para oponer una sólida resistencia al golpe?. Por una parte, el descrédito y la decadencia del Gobierno que encabezaba María Estela Martínez de Perón y, por otro lado, la  complicidad de parte de la dirigencia política con los militares. Ambos partidos mayoritarios -radicales y peronistas-  aportaron entre el 33 y el 35 % de los funcionarios que ocuparon la administración, en diferentes organismos del Estado, durante el período  dictatorial -1976 a 1983- y esos, sin duda, no ayudarían a organizar la resistencia.

A 44 años de aquel nefasto día falta aún revisar estas conductas y el papel del empresariado y de la jerarquía de la Iglesia Católica. Solo cuando logremos ese paso habremos concretado el objetivo que nos proponemos cuando hablamos de Memoria, Verdad y Justicia.

*Abogado y periodista. Ex Director del diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”