El salario en caída libre: Los/as trabajadores/as ante el peor año desde 2002

Difundimos un informe del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma donde se sistematiza la evolución del salario en 10 actividades (servicios, industria, sector público) al cuarto trimestre de 2018 en comparación con el mismo período de 2015 y 2017. Para ello se incluyeron los aumentos salariales ya previstos para los próximos meses y la inflación estimada en el relevamiento de expectativas de mercado que hace el Banco Central.

En comparación con el IV trimestre de 2017 las pérdidas son de entre el 10% y el 17%, siendo los sectores más afectados la industria de la alimentación y la administración pública nacional, con caídas interanuales del 17%. Por el contrario, comercio y sanidad registran una caída de “solo” el 10%.
Si la comparación se realiza con el cuarto trimestre de 2015, los mayores retrocesos son en la industria textil y en la administración pública nacional, con caídas del 25% en términos reales, mientras que comercio y sanidad vuelven a registrar las menores caídas, en torno al 13%. Aquí también se destaca la evolución de algunas actividades como transporte automotor de cargas (camioneros) e industria metalúrgica (UOM), que registran caídas acumuladas en tres años cercanas al 20%.
En todos los casos, de no mediar una reapertura generalizada de las negociaciones salariales, el retroceso de los ingresos de los trabajadores y las trabajadoras durante el 2018 será el más importante desde la crisis de 2002.

El Informe del ODS-CTA-A

La caída del salario real de los trabajadores y las trabajadoras ha sido una característica distintiva
del modelo económico llevado adelante por el Gobierno Nacional. Los últimos datos oficiales
disponibles, correspondientes al mes de julio de este año, dan cuenta de un retroceso del 9,9%
en el sector privado registrado y del 20,2% en el sector público en comparación con octubre del
2015.

Si bien la caída del salario real ha sido persistente a lo largo de los tres años del Gobierno de Cambiemos, es posible distinguir tres momentos claramente diferenciados: una primera etapa de ajuste en el primer semestre de 2016; un período de relativo estancamiento entre mediados de 2016 y las elecciones de octubre de 2017; y una nueva fase de caída del salario real desde noviembre de 2017.

Este ajuste sobre los salarios reales no incluye el impacto de la inflación de los meses de agosto a octubre, que se ubicará en torno al 15%, por lo que a pesar de que en dichos meses se hicieron efectivos numerosos aumentos provenientes de las negociaciones salariales es posible inferir que el deterioro de los ingresos de los trabajadores y las trabajadoras continuará su tendencia decreciente.

Una forma complementaria de observar el comportamiento del ingreso de los trabajadores registrados en términos reales es analizar la evolución de los salarios de convenio, ya que ello permite apreciar distintas trayectorias sectoriales así como también dar cuenta de la magnitud del avance sobre aquella porción del salario que está protegida normativamente.

Los datos correspondientes al tercer trimestre de este año muestran retrocesos de entre el 4% y el 23% en comparación con el mismo período de 2015, situación que se agrava al proyectar los aumentos salariales ya previstos y la inflación esperada para el último trimestre (BCRA – REM).

Una parte importante de este deterioro se habrá producido a lo largo del 2018, tanto en aquellas actividades que ya llevaron adelante una revisión del primer acuerdo salarial como en aquellas otras que todavía tienen pendiente esta negociación.

En efecto, en comparación con el último trimestre de 2017 el retroceso del salario de convenio en términos reales en todas las actividades relevadas supera el 10%, y en algunas de ellas se acerca al 20%. Cabe reiterar que esta caída se registra a pesar de que muchos acuerdos salariales negociados en el primer semestre del año ya activaron las cláusulas de revisión previstas originalmente, incluso adelantando la fecha consignada en el acuerdo original. En tal sentido, algunas de ellas ya han previsto instancias de revisión de la revisión.

La información aquí consignada permite dar cuenta de la ineficacia de la dinámica de renovación anual de los acuerdos salariales para impedir un fuerte deterioro de los básicos de convenio en términos reales, frente al fracaso de la política anti inflacionaria del Gobierno Nacional. En otras palabras, si bien la negociación colectiva a comienzos de 2018 se ubicó en línea con las metas de inflación fijadas a fines de 2017, el fracaso de dichas metas y la virtual inexistencia de cláusulas de actualización salarial automática (“gatillo”) desvirtuaron por completo el contenido
de los acuerdos salariales y forzaron a una nueva ronda de negociación durante el segundo semestre, que aún se encuentra en curso.

El acortamiento de los plazos de vigencia de los acuerdos salariales, por vía de sucesivas revisiones, se convierte así en una herramienta defensiva no ya para sostener los básicos de convenio en términos reales, sino para morigerar
una caída cuya magnitud, hasta el momento, se encuentra dentro de las más altas de las últimas décadas.

En este contexto, es de esperar una reactivación de los reclamos por reabrir las discusiones salariales, adelantando las cláusulas de revisión previstas para los primeros meses de 2019, y un previsible incremento de la conflictividad salarial.