La Deuda Interna

Por Juan Carlos Giuliani*

Todas las medidas que está adoptando el Gobierno en este primer tramo de su mandato están dirigidas a remediar el brutal endeudamiento en el que sumergió al país Macri y Cambiemos durante la pesadilla de los últimos cuatro años.

La Deuda tomada por el Macrismo fue la mayor en toda la historia del país. No sólo se tomó para pagar la antigua, no sólo se terminó fugando la casi totalidad, no sólo se nos endeudó a 100 años: Ni siquiera se cumplieron las normas burocráticas establecidas por las leyes argentinas, ni por el Estatuto del FMI. Es ilegal y fraudulenta por donde se la mire.

El acuerdo firmado por Macri con el FMI está plagado de irregularidades, no pasó para su aprobación por el Congreso de la Nación y podría ser objetado por la nueva administración que, pese a estos datos incontrastables, opta por seguir asumiendo el rol de pagadora serial.

No parece una buena medicina plantearse como única alternativa el pago de una Deuda Externa que es ilegítima e ilegal sin hacer previamente una Auditoría para saber a ciencia cierta qué es lo que se debe y en qué concepto. Porque como dice Claudio Lozano, las deudas se pagan, las estafas no.

La Deuda es con el pueblo.

Con los jubilados que ganan una miseria y a los que se les propone ser solidarios unos con otros –los que cobran más de 20 mil pesos con los que cobran la Mínima- mientras siguen invictos los privilegios de las cerealeras, los bancos y las mineras que gozan de total impunidad para llevarse la plata en pala.

Los últimos anuncios en la materia implican una Reforma Previsional de hecho, requisito impuesto por el FMI a Macri y que fuera sancionada en diciembre de 2017 -con el apoyo de buena parte del PJ- pese a la fuerte resistencia popular. El Gobierno actual, aunque sus voceros sostengan que se trata de una medida transitoria, ha cedido a esa exigencia en medio de una generalizada indiferencia.

Nadie puede estar en desacuerdo con subir las jubilaciones mínimas, pero sin afectar al resto de los jubilados y pensionados. Nos proponen hacer socialismo con los de abajo utilizando los magros ingresos de los sectores medios porque no se animan a tocar los intereses de los grupos concentrados, de los que mandan. Así de simple.

En el origen de la CTA está marcada a fuego la reivindicación por el 82% Móvil para nuestros jubilados y pensionados y la devolución del PAMI a sus legítimos dueños: Los trabajadores. El ejemplo de Elías Moure (foto) y tantos otros sostiene esta bandera irrenunciable, aunque ahora aparezcan algunos periodistas “progres” como José Natanson, editor de “Le Monde Diplomatique”, que se pronuncia en contra de esta conquista histórica de la clase por considerarla arcaica y regresiva.

En el periódico que dirige escribe: “Por eso establecer una suma fija que achate la pirámide es una forma de evitar que las desigualdades acumuladas a lo largo del ciclo activo se reproduzcan de manera automática durante la etapa de retiro, y por eso el 82 por ciento móvil es una construcción simbólica tan potente como regresiva”. Hay una decisión de los organismos internacionales de convertir la jubilación en una pensión a la vejez. El relato del director de “Le Monde” apunta en esa dirección. A propósito, Natanson -alguna vez kirchnerista confeso- siguió trabajando en la TV Pública durante el Gobierno de Macri y Lombardi sin que se le mueva un pelo, mientras se producía el fenomenal vaciamiento de los medios del Estado dejando un tendal de trabajadores de prensa y comunicación despedidos.

Muy distinto es lo que opina el Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Eduardo Semino: “Esto es cruel y grave porque vamos a entrar en una etapa de achatamiento. Hay un agravio a los derechos. Si fuera otro país, hablaríamos de abuso del Estado sobre los adultos mayores porque hay un maltrato estructural. Se viola el Tratado Internacional de los Derechos Humanos y la Convención Interamericana de Derechos Humanos que fue firmada en 2015 por muchos de los ministros que ahora las están violando”.

Hay que pagar la Deuda Interna.

Terminar con el hambre, combatir la pobreza, generar trabajo digno, construir viviendas sociales, poner la Salud y la Educación al alcance de toda la población. Esa es una deuda moral que hay que saldar más temprano que tarde.

El monumental endeudamiento que tuvo origen en la Dictadura Cívico-Militar, ya fue investigado por el Juez Ballesteros durante 18 años y resultó en un fallo judicial categórico en el año 2000, que ningún gobierno posterior acató. La denuncia fue realizada por el recordado patriota Alejandro Olmos y, a pesar de la sentencia que la declaraba nula y fraudulenta, nadie fue procesado ni encarcelado por ese delito.

Esa Deuda fraudulenta ya se pagó con creces. Es hora de reparaciones históricas. De decisiones valientes. En el tema de la Deuda no caben las medias tintas. Es tiempo de devolverle al pueblo lo que se le arrebató durante tanto tiempo: La esperanza de un futuro distinto, para vivir en una Patria para todos y todas.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la provincia de Córdoba