La larga huelga marítima

Por Laura Caruso

Luego de trece meses de lucha, la Federación Obrera Marítima levantaba triunfante la huelga por el control sindical del trabajo a bordo contra la naviera más poderosa de la región: la compañía Mihanovich. Fue éste un acontecimiento clave en la disputa entre capital y trabajo en la Argentina agro-exportadora.

En 1920 todos los trabajadores mercantes del país, -tripulantes, oficiales y capitanes-, unidos en un Comité de Huelga, sostuvieron una acción huelguística en defensa del control del trabajo a bordo. Para espanto de las compañías navieras, desde finales de 1916 y luego de una huelga general del sector, la FOM había impuesto a sus federados como única mano de obra, controlando así la contratación de tripulantes. Como inmediata respuesta patronal se desató una intensa campaña por el derecho al trabajo “libre”.

En pos de eludir la injerencia gremial, la compañía Mihanovich cambió la bandera de sus embarcaciones. También agitaron el miedo al peligro rojo, avivado por los sucesos de la Semana Trágica: un manifiesto de la patronal Asociación del Trabajo aseveraba que la FOM era el soviet del puerto de Buenos Aires. El Estado, por su parte, había organizado por decreto en 1919 un registro de tripulantes, sin mayor éxito ante la continuidad del control fomista.

El 12 de febrero de 1920, la Federación inició la huelga en solidaridad con otras luchas portuarias y contra el lockout declarado por Mihanovich. Rápidamente la situación se transformó en una protesta abierta en defensa del control del trabajo a bordo. La solidaridad con la huelga incluyó otras secciones provinciales de la FOM, trascendiendo barcos y puertos: involucró a la comunidad barrial de La Boca y sus comerciantes, y a sindicatos de la central obrera FORA IX.

Para sostener la medida en el tiempo se desplegaron distintas acciones. El Sindicato de Mozos y Cocineros de a bordo organizó un comedor para huelguistas y sus familias. Se organizó también un sistema de turnos para que 4 mil huelguistas rotaran por otras flotas y cobraran así un salario. Quienes no rotaban, como los maquinistas y técnicos, contribuirían con un monto mensual. La huelga mostró también la potencia de la unidad y solidaridad lograda entre los trabajadores de la tripulación y aquellos de mayor calificación y jerarquía, los capitanes y oficiales. Una alianza inédita que iba contra la tradicional disciplina patronal y laboral a bordo.

El acuerdo finalmente alcanzado con la empresa en marzo de 1921 involucraría el reconocimiento de la FOM y su atribución sobre el control del trabajo. No obstante, dos meses más tarde, una nueva ofensiva patronal y estatal militarizaría el Puerto de Buenos Aires, expulsando a los obreros federados, imponiendo por la fuerza el trabajo “libre” y sumergiendo en una crisis a la conducción de la federación. Con todo, la larga huelga marítima fue una verdadera demostración del poder colectivo de los trabajadores, sus familias, sus organizaciones y su comunidad.

Fuente: www.historiaobrera.com.ar