Peripecias de una caravana inolvidable (Episodio I)

Por Marcelo Paredes*

Quince militantes de ATE y la CTA acompañaron a Evo Morales en su regreso a Bolivia a lo largo de más de 1.000 Km. Diario de viaje de una experiencia tan accidentada como emotiva.
El tour político arrancó el domingo 8 de noviembre a las 3 de la matina en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Ocho militantes de ATE, APM y CTA Autónoma debían tomar el vuelo de Aerolíneas Argentinas con destino a San Salvador de Jujuy para unirse allí con una comitiva tucumana y salir en combi para la frontera con Bolivia.
El objetivo: Acompañar a Evo Morales en su regreso a Bolivia tras el triunfo electoral del MAS y al asunción de Lucho Arce como presidente. El líder sindical ingresaría por Villazón y en una numerosa caravana atravesaría los departamentos de Potosí, Oruro y Cochabamba para llegar a Chimoré, su lugar en el mundo, exactamente un año después de haberse ido a refugiar en México. Y con él, la comitiva que representaba con su presencia a todo ATE, CLATE y CTA-A.
Todos imaginaban, a esa altura, una semana a pura emoción y alegría. No exenta de cansancio, falta de sueño, alojamientos inciertos y virus acechantes. En los planes de nadie estaban las mil y una peripecias que debieron sortear a lo largo de los siete días que duró la travesía.
Los 8 del AMBA eran Leo Vásquez (Organización CDP Provincia de Buenos Aires. Responsable político por ATE), Franco Armando (Organización CTA-A Capital. Responsable político por CTA), Germán Molginer (Finanzas CDP bonaerense), Mariano Casado (AAPM y CTA Quilmes), Walter Pintos (ATE Lanús), Walter Cravero (ATE Moreno), Mariano Vázquez (Prensa CTA y Canal Abierto) y Marcelo Paredes (Prensa ATE Nacional).
La sorpresa de que era necesario mostrar una credencial de prepaga u obra social en el chequeo (que todos ignoraban) y las dificultades que tuvo para entrar al aeropuerto el compañero Casado (a partir de ahora: “Warning”) por un “CUIDAR” dudoso, no hacían presagiar la carrera con obstáculos que les esperaba.
Tras el arribo en Jujuy y la amable visita de bienvenida de Rodrigo Guerrero (Adjunto CDP Jujuy) en el aeropuerto, la comitiva se agrandó con la llegada de los tucumanos en una combi de 15 asientos ploteada para la ocasión.
Desde el Jardín de la República venían Christian Sánchez (CDP Tucumán y fercho oficial), Ale Muntaner (ATE Yerba Buena), Litzi Sequeiros (Comunidad boliviana en Tucumán) y los prenseros Cami Pasti Jerez y Esteban Brandán.
Un buen desayuno en la sede de ANUSATE Jujuy, una rueda de presentación, relatos de la experiencia “electoral” reciente de cada uno, abrazos de despedida con barbijo y se largó el “Rally del regreso” atravesando la Quebrada del Humahuaca para llegar a La Quiaca.
Un alto en el camino para apoyar y registrar la lucha de las mujeres contra el femicidio y la violencia en Abra Pampa y llegada a la frontera a media tarde.
Ahí empezaron los problemas y la guerra de nervios. La frontera La Quiaca-Villazón llevaba 8 meses cerrada con barreras y cadenas. Solo se iba a abrir el lunes 9 en horas de la mañana para que pasen Evo Morales, Álvaro García Linera y una comitiva de 70 personas. Nadie más.
Cuando el grupo se acercó a “chusmear” a la oficina de Migraciones para ver si todo estaba en orden, se enteró que no estaba en la planilla de los autorizados. O sea: no podía pasar…a menos que cruzara el río La Quiaca a pie como lo hacía mucha gente en ese momento a menos de 200 metros del puesto de Gendarmería.
Llamados de urgencia, pataleos, ruegos y mensajes de WhatsApp salieron en todas las direcciones con intenciones de solucionar el problema. Al rato apareció la lista de los autorizados con los nombres de todos….menos uno: el agente de propaganda médica.
No había garantías aun de que los iban a dejar pasar pero, si así fuera, solo pasarían doce. Mientras 2 o 3 se quedaron haciendo lobby, el resto fue a buscar un hotel especulando que cruzarían la frontera al otro día.
Warning (alejado del grupo) decidió caminar un rato pensativo y se volvió a la frontera sin poder aceptar la idea de que tenía que volverse. Llegando a la oficina de Migraciones se encuentra con un viejo amigo, actual capo de la repartición, que tras la sorpresa y los abrazos, arregló todo los problemas. Pero con una condición: había que pasar esa misma noche.
Tras un tramiterío que duró cerca de 6 horas, las barreras se levantaron por primera vez en 8 meses y la combi cruzó la frontera con todos arriba.
Una vez concluido el papeleo del lado boliviano, el propio alcalde de Villazón le dio la bienvenida a la comitiva. El mismo que al otro día fue chiflado por toda la plaza en el acto de recibimiento a Evo.
Búsqueda de hotel, cena apurada, ducha ultrasónica y a la cama que al otro día comenzaba el verdadero baile.
*Escritor. Director del periódico “El Trabajador del Estado”. Responsable de CTA-A Ediciones