Sobre la fragmentación de la protesta social opera el fantasma de Vandor

Por Jorge Falcone

El Día Nacional de la Memoria amaneció radiante y con el trayecto que suele unir al Congreso y la Casa Rosada empapelado con afiches que, lejos de la fecha de su muerte, evocaban la figura del dirigente metalúrgico José Ignacio Rucci, mentor de la Concentración Nacional Universitaria (CNU)  y mano derecha del General Perón en su proyecto de Pacto Social.

Si cabe alguna interpretación para tal evocación (¿extemporánea?) quizá sea la de que el camino de nuestra debacle comenzó con la ejecución de aquel gremialista y continuó con una serie de “provocaciones” armadas que (¿inevitablemente?) condujeron a una nueva y trágica interrupción del orden constitucional.

En cualquier caso, queda claro que el encendido discurso de campaña producido por la Vice Presidenta en la localidad de Las Flores, que combinó la reivindicación de un compañero detenido – desaparecido con la presencia en las primeras filas del responsable del violento desalojo de la emblemática toma de tierras de Guernica, ensanchó la distancia con el moderado estilo de un Primer Mandatario que por aquellas horas anunciaba al Banco Mundial que “Argentina va a honrar sus deudas”.

La suerte está echada pues en este ex Granero del Mundo, y “cada maestrito con su librito” apura el paso hacia las elecciones legislativas de octubre.

Y si de esa deuda – que el pueblo de ajuste en ajuste viene pagando con creces –  hablamos, corresponde hacer foco en la perdidosa negociación que encara el Ministro Guzmán con el FMI,  al cabo de cuyo último encuentro el niño mimado de Joseph Stiglitz ordenó que se suspendiera (¿preventivamente?) toda nueva carga de programas sociales.

Como era de esperar, en el seno de la mayor parte de las organizaciones populares – las oficialistas, siempre pacientes, tienen la esperanza de que solo se trate de escarceos – la noticia cayó como la aparición de una cepa aún más fatal de COVID 19.

Pero ese oficialismo oportunamente quejoso de carecer de un solo interlocutor en la mentada ocupación de Presidente Perón, que sin embargo usufructúa la inédita y contraproducente fragmentación actual del campo popular, a continuación de conocida tal iniciativa no ha hecho otra cosa que citar a las organizaciones de mayor gravitación a sus despachos para negociar a la baja y por las partes la reactivación de dicho beneficio.

Volviendo a ejercitar la memoria, esa metodología – a la que apela una gestión condicionada por los acreedores internacionales y la necesidad de sostener sin sobresaltos la cada vez más endeble gobernabilidad burguesa -, para lxs vacunadxs contra el virus de la amnesia colectiva tiene marca registrada. Se llama Augusto Timoteo Vandor. Aquel otro dirigente de la UOM que osó enfrentar al propio Perón ganándose también el trágico destino que tuvo. Él consagró la conocida artimaña burocrática de golpear para negociar.

Si ha hecho falta traer a colación al referente cegetista nombrado al principio de esta nota y al de las 62 Organizaciones que acabamos de mencionar, es porque trazando una recta entre uno y otro será sencillo concluir que campea en el país lo peorcito del Movimiento Nacional Justicialista.

En tanto las fuerzas populares privilegien su interés particular fortaleciendo la ley de “divide y reinarás”, y contribuyan a que caiga en el olvido la que enseña que “la unión hace la fuerza”, las penurias cotidianas se convertirán en círculo vicioso… hasta que – como a la larga o a la corta siempre ocurre – “lxs condenadxs de la tierra” pongan en acto la vieja sentencia que reza “con lxs dirigentes a la cabeza o con la cabeza de lxs dirigentes”.

Fuente: La Gomera de David