Se reinician los trabajos del Equipo Argentino de Antropología Forense en la actual Reserva Natural de la Defensa, en el marco de la causa “Averiguación de Enterramientos Clandestinos”.
Por Adrián Camerano para La tinta
Ellas aún esperan. Llevan décadas aguardando un indicio, un dato, un hallazgo y respuestas de un Estado con largo expertise en mirar para otro lado. Suman cientos las familias en Córdoba y el resto del país con las que la democracia tiene una deuda pendiente: permitirles encontrarse con los cuerpos de sus seres queridos o, al menos, acceder a información certera que permita romper con la desinformación, la angustia, la duda eterna. “¿Adónde van los desaparecidos? Busca en el agua y los matorrales”, cantaba el panameño Rubén Blades en 1984, en simultáneo con los primeros relevamientos judiciales y de la CONADEP en la misma zona de La Perla donde, desde este martes 16 de septiembre, el EAAF reinició la búsqueda.
El sector en cuestión se denomina Las Lomitas, que incluye la Loma del Torito. Es la misma zona denunciada por el trabajador rural vecino, José Julián Solanille, ya en 1985, durante el Juicio a la Juntas o Causa 13. En aquellas históricas audiencias, Solanille relató que él trabajaba en un campo de 280 hectáreas dentro de lo que llamó “la cárcel” y que, en 1976, escuchó “muchos gritos desgarradores de ese cuartel, esa cárcel clandestina”. Y que días después, “empecé a encontrar algunas anormalidades, algunas tumbas chicas, en algunos sectores”. “Yo echaba los animales y donde los animales iban a comer son las partes blandas, lo que llamamos las praderas. Y empecé a ver tumbas, rastros de los camiones, botellas de 7Up, balas de itaka y de 45, cartuchos”, explicó ante los jueces y dijo que “un domingo, me tiraron una piba, dos chicas rubias jovencitas, en el suelo. Le habían pegado con el helicóptero; hicieron al lado unas tumbas y posiblemente las han sepultado ahí”.
Fusilamientos y grandes fosas clandestinas fueron parte del esclarecedor relato de quien también fue testigo en la megacausa La Perla-La Ribera (2012-2016). Un testimonio que ya es parte de la historia, pero una historia que sigue abierta, en tanto son proporcionalmente muy pocos los hallazgos que puede mostrar la democracia, de 1983 a esta parte, y hasta tanto no se encuentren los cuerpos, el delito de desaparición de personas se comete hasta hoy.
El antecedente concreto y más cercano en ese vasto campo que hoy conforma la Reserva Nacional de la Defensa data de 2014, cuando el EAAF halló los cuerpos de cuatro estudiantes de Ciencias Médicas y militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP): Lila Rosa Gómez Granja, Alfredo Felipe Sinópoli, Ricardo Enrique Saibene y Luis Agustín Santillán Zevi, secuestrados por el Comando Libertadores de América en el Parque Sarmiento, el 6 de diciembre de 1975. Fue en los hornos de La Ochoa, a unos seis kilómetros en línea recta de la zona que se interviene ahora.

Imagen: EAAF.
Meses atrás, hubieron algunos trabajos preliminares, en un predio escaneado con la tecnología LIDAR y estudiado con georradar, y donde a través de los años, en el marco de la causa “Averiguación de Enterramientos Clandestinos”, son muchos los puntos de interés marcados en el campo, con distinto grado de probabilidad. El que se aborda en esta nueva campaña de 70 días con máquinas aportadas por Caminos de las Sierras es solo uno de ellos y, desde los organismos de derechos humanos, existe la convicción no solo de que la búsqueda debe extenderse a otros sectores e incluso a otros territorios escenarios del terrorismo de Estado, sino que para ello debe conformarse una unidad de investigación permanente que aporte a esos trabajos. Emiliano Salguero, co-coordinador de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba, celebró el inicio de las tareas e insistió en que “debe ser puntapié para una búsqueda exhaustiva y permanente, a través de un equipo estable al modo de lo que, por ejemplo, conformaron en Colombia”.
“A casi 50 años del Golpe, esto es fundamental para la no repetición de estos crímenes y para la educación democrática de las nuevas generaciones actuales y las futuras”, abundó.
Originalmente, el predio donde funcionó el ex CCD “La Perla” formaba parte de un territorio compuesto por un conjunto de estancias expropiadas en 1942 por el Estado nacional para uso del Tercer Cuerpo de Ejército. Utilizado como centro clandestino de detención, tortura y exterminio a partir del mismo día del Golpe, por “La Perla” habrían pasado unos 2500 detenidos-desaparecidos, de los cuales sobrevivió un puñado.
Si La Perla es un gran cementerio, hay que señalar que se trata de un cementerio en riesgo, amenazado. En el marco de la campaña electoral, meses atrás, el gobernador Martín Llaryora anunció el asfaltado de un camino que atraviesa la actual Reserva Natural de la Defensa y que es el mismo que utilizaban los camiones del Ejército para llevar a los cautivos a una de las zonas de fusilamiento. La traza de tierra que une Malagueño y La Calera, mayormente usada por ciclistas y clientes del mercado de frutas y verduras San Miguel, estará a cargo de la misma Caminos de las Sierras que aporta la maquinaria para la búsqueda de cuerpos.
Además de la afectación ambiental, existe la convicción de que ese asfaltado reclamado por nadie es una inmejorable puerta de entrada al predio de un “desarrollismo” local ávido de tierras cercanas a la gran urbe, en un contexto político en el que es el mismo Estado nacional el que se va desprendiendo de inmuebles de indiscutible valor económico y, en este caso, ambiental.
Mientras tanto, el reinicio de la búsqueda es seguido con cautela, especialmente en el colectivo de 26 familiares que, a principios de año, logró que el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja los admitiera como querellantes. Este 11 de septiembre pasado, recibieron la notificación de las tareas a cargo del EAAF y la novedad es que hay dos querellantes nuevos, uno de ellos es la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, que logró recuperar ya a 140 niñas y niños apropiados, y que aún busca a más de 300 personas a quienes les robaron su identidad.
Imagen de portada: EAAF
Fuente: www.latinta.com.ar