El agua de Córdoba, cada vez más contaminada

Un nuevo estudio de contaminación del agua de la red de la ciudad de Córdoba detectó 17 veces más toxinas que las aceptables por la OMS para agua de bebida. El médico sanitarista Emilio Iosa explica por qué es el problema de salud ambiental más importante que se haya vivido en la historia de Córdoba. Qué riesgos representa para la salud, cuáles han sido las respuestas del Estado y por qué los especialistas exigen un estudio sistemático e independiente de las canillas cordobesas.

Por Julieta Pollo para La tinta

En abril, el científico Di Tofino encontró 1.92 microgramos de microcistinas -toxinas generadas por la acumulación de algas en el lago San Roque- por litro cuando el nivel máximo aceptable en agua de bebida es de 1 microgramo por litro. La respuesta estatal fue presentar estudios propios en donde nunca se detectaron microcistinas. Por su parte, la Asamblea Provincial por los Derechos Humanos Córdoba realizó un solo análisis al azar en junio y encontró 17 microgramos por litro. El agua, 17 veces más tóxica que lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Frente a esta situación, el 8 de septiembre, los especialistas ambientales Dr. Medardo Ávila VÁzquez, Dr. Emilio Iosa y Lic. Exequiel Di Tofino brindaron una conferencia de prensa para difundir la grave crisis sanitaria y ambiental que atraviesa Córdoba.

Pese a numerosas notificaciones y denuncias, el Estado no ha hecho declaraciones públicas para alertar a la población sobre la toxicidad del agua del dique San Roque, con consecuencias preocupantes tanto para quienes lo usan con fines recreativos como para la enorme cantidad de hogares que se abastecen de esta fuente contaminada, con niveles de cianobacterias que están muy por encima de los parámetros establecidos como aceptables para el agua de beber. Los especialistas denuncian el silencio estatal y exigen, una vez más, que se realice un estudio amplio y sistemático del agua que llega a las canillas de Córdoba.

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“Hay momentos del año en los cuales el agua no está pudiendo ser potabilizada dentro de los parámetros que requiere la Organización Mundial de Salud y las normativas de uso seguro de agua para bebida. Es muy importante lo que estamos proponiendo: la declaración de emergencia ambiental sanitaria o, por lo menos, un estudio sistemático de distintos puntos del agua de red en Córdoba, que nos permita advertir a la población en los momentos en que las microcistinas estén por encima de las normativas”, explica Emilio Iosa a La tinta.

El agua, diecisiete veces más tóxica

Emilio Iosa fue convocado por Ávila Vázquez a partir de una muestra aislada de agua tomada de una canilla del domicilio de un escribano público, que accedió a documentar el procedimiento para que tenga valor legal. “La muestra no fue tomada del agua que baja del tanque de su casa, sino directamente de la red que provee Aguas Cordobesas, sin previo contacto con otra fuente que pueda ser contaminante. El escribano pudo constatar también que la muestra fue tomada en un recipiente inviolable y, luego, fue enviada al laboratorio de la Universidad de La Plata donde científicos del CONICET la analizaron, encontrando un valor de 17 micras por litro de agua, que corresponde a 17 veces más al máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud para el uso de agua de bebida. Más allá de que sea una muestra aislada, tomada en presencia de un escribano público y analizada por un ente nacional, es importante tener en cuenta que una muestra de una sola canilla de Córdoba con ese valor de microcistinas es preocupante. Es muy contundente y expresa la necesidad de hacer un estudio más amplio y más sistemático de las canillas de Córdoba”, dice el especialista en salud pública.

“No decimos que el agua de Córdoba es tóxica los 365 días del año, sino que hay necesidad de realizar un estudio sistemático, independiente, generalizado y sostenido en el tiempo para poder informar a la población. El agua de Córdoba ha demostrado, en muestras aisladas, presencia excesiva de cianobacterias -ya documentada en el lago San Roque-, que impacta en la potabilización del agua al punto de que hay momentos del año en los que hay muestras positivas, fuera de lo permitido para el uso de agua de bebida”, agrega el médico.

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El agua del San Roque: Ni para beber ni para nadar

Iosa investiga hace años la presencia de cianobacterias y cianotoxinas en las gotitas del agua vaporizada del embudo y la cola de novia del Lago San Roque, una fuente de exposición a turistas y las personas que trabajan en ese lugar. Las denuncias, notificaciones y alertas han sido muchas, pero no se han tomado medidas contundentes para frenar el problema o, al menos, para alertar a la población de los riesgos a los que está expuesta.

“Hay un antecedente muy importante que es una denuncia penal que hemos hecho con el patrocinio del Dr. Fresneda y el Dr. Biafore, a través de la legisladora Luciana Echeverría, contra funcionarios provinciales -entre ellos, el secretario de Turismo de la Provincia y el ministro de Salud-, porque teniendo conocimiento y habiendo sido notificados en varias oportunidades de esta situación de contaminación del embalse, de la presencia de cianobacterias muy por encima de las directrices del Ministerio de Salud de la Nación y de la OMS para el uso seguro de aguas recreativas, y más aún, actualmente, durante una alerta nacional emitida por el Ministerio de Salud de la Nación por cianobacterias en este y otros lagos del país, no se tomaron medidas. Hay numerosas advertencias previas a este hallazgo sobre los riesgos de la contaminación del agua para usos recreativos y de bebida. La empresa Aguas Cordobesas ha asumido públicamente el 14 de febrero 2021 que la planta Suquía, que proviene del lago San Roque, tuvo que cerrar el paso de agua a más de 200 barrios de la ciudad de Córdoba -prácticamente la mitad de la ciudad- por el arribo de algas a dicha planta, manifestando la dificultad de filtrar el agua. Esto implica claramente una conexión epidemiológica sanitaria-hídrica”, sostiene Iosa.

Los especialistas expresan preocupación por el silencio de los gobiernos municipal y provincial, que “a pesar de numerosas notificaciones y reuniones, no han realizado ninguna alerta, advertido a los cordobeses ni notificado a la empresa de manera pública. No se ha visto ninguna actitud que pueda dar fe de que están ocupándose del tema”. Sobre este punto, Iosa agrega: “Es preocupante esta voluntad del Estado de demostrar que no hay cianobacterias cuando la fuente del lago San Roque, en el verano, ha tenido un afloramiento cianobacteriano tóxico documentado por el Instituto Nacional del Agua y con fotografías de satélites de la Agencia Espacial Europea y de la NASA, una imagen satelital que abarca el 62% de la superficie cubierta del embalse. Nos llama poderosamente la atención lo sistemático que es el gobierno para indicar que el agua de los cordobeses está bien, cuando claramente tenemos una fuente que está absolutamente deteriorada con cianobacterias tóxicas. Es necesario realizar un estudio sistemático para poder realmente brindar la tranquilidad necesaria a los cordobeses en los momentos en que se pueda brindar esa tranquilidad y poder también expresar la alerta necesaria en los momentos que haya que cuidar la salud”, destaca.

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El especialista indica que, en este momento, no hay un manejo sanitario adecuado del lago San Roque, un lago hipertrófico, ya que presenta contaminación fecal humana con un aporte de fósforo y nitrógeno tan grande que no le permite al mismo lago poder absorber semejante cantidad de nutrientes. En este contexto, crecen organismos unicelulares que en otro ámbito no podrían crecer, ayudados por el cambio climático -el aumento en la temperatura del agua- y por esa enorme cantidad de nutrientes.

“Estas condiciones pueden generar situaciones de crecimiento exponencial que generan afloramientos cianobacterianos tóxicos masivos. La principal causa es la falta de servicios de saneamiento en toda la cuenca. Más allá de que ahora el Gobierno anuncia con bombos y platillos el comienzo de la obra de cloacas, durante los últimos 40 años, no ha habido una priorización de los servicios de saneamiento en los lagos San Roque y Los Molinos, los dos lagos principales que proveen agua a la ciudad más grande de la provincia, Córdoba capital”, sostiene el médico sanitarista.


En cuanto a los riesgos, el especialista es contundente: “La situación epidemiológica y sanitaria es, a mi modo de ver como sanitarista, el problema de salud ambiental más importante que se haya vivido en la historia de Córdoba”. 


“Tenemos dos lagos con una contaminación fecal y cianobacteriana muy por encima de las normativas permitidas, y, sin embargo, la provincia de Córdoba permanece en silencio. Este silencio impacta en la salud de las personas que, desconociendo la toxicidad del contacto con las cianobacterias, ingresan al agua con fines recreativos y toman contacto a través de la piel y mucosas. Por otro lado, tenemos dos situaciones sanitarias muy relevantes que fueron informadas al gobierno, también con un silencio estatal profundo como respuesta: una es la documentación de cianotoxinas en las gotitas de agua del embudo y la cola de novia, que fue informada al Ministerio de Salud de la Provincia, pero no fue notificado a los cordobeses; y la otra situación es el arribo de cianotoxinas a las canillas de los cordobeses, ya que hay indicios de que los niveles de toxinas están por encima de la normativa en el agua de bebida. Me parece que sería importante que el gobierno pueda oficializar una postura un poco más firme respecto a la situación tanto de uso recreativo de los diques San Roque y Los Molinos como del agua de bebida”, advierte.

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Contaminación política: Silencio y obras ecocidas

El especialista entrevistado sostiene que “hay una contaminación política que no se menciona nunca, que tiene que ver con el tabú de los gobiernos de hablar de su tanque de agua, que son estos lagos”, y destaca la contradicción entre los discursos de sostenibilidad y economía circular del gobierno, y el silencio y la inacción frente a la contaminación del agua.

Además, Iosa agrega otro dato alarmante: “Es muy importante resaltar que, como solución a esta situación tan dramática que vive en Córdoba, el Gobierno ha anunciado la creación de un canal de 440 millones de dólares, mediante convenios con países árabes, una obra que va a traer agua cuesta arriba del río Paraná, uno de los ríos más impactados en el mundo por el cambio climático y por la deforestación del Amazonas, y uno de los ríos más contaminados por toda la cuenca que genera el campo a nivel de agrotóxicos”.

“Esta obra, según el estudio de impacto ambiental, aportaría solamente un 12% de caudal a una zona de Córdoba. También es una obra que impactaría profundamente en la Reserva del Parque Nacional Ansenuza, una laguna endorreica -es decir, que no tiene salida al mar-. Hacer un bypass desde un río amazónico a una cuenca endorreica tiene un impacto que vale más de tres renglones en el estudio de impacto ambiental que hizo la provincia respecto de este tema”, concluye Iosa.

Fuente: www.latinta.com.ar