El baile de moda: Un pasito adelante, otro para atrás

Por Carlos Saglul

El lockout de la Mesa de Enlace y la contramarcha oficial sobre las restricciones a la exportación del maíz reabrieron el debate sobre la real capacidad de negociación del Gobierno y la fuerza de extorsión de los grupos de poder. La historia, las internas y el hambre, en juego.

La Junta Nacional de Granos funcionó entre 1933 y 1991. Su misión era ser intermediaria entre productores y exportadores para, por un lado, asegurar precios mínimos ante una caída de los precios internacionales y, por otro, proteger el autoabastecimiento ante el crecimiento de la demanda externa.

No fue su única importancia: La estabilidad cambiaria depende en primera instancia de la inmediata liquidación de divisas y de cosechas y de la capacidad del Estado para controlar lo que efectivamente se exporta y se liquida.

Creada por el gobierno conservador de Agustín P. Justo, la Bolsa alcanzó la plenitud de su funcionamiento durante el gobierno peronista. Fue puesta en la jurisdicción del Instituto Argentino para el Intercambio (IAPI) donde se coordinaba a todos los organismos que tenían que ver con la producción, la exportación y la entrada de divisas al país.

Había una vez un Estado

No es casual que el funcionamiento de la Bolsa comenzó a flaquear y perder poder el 24 de marzo de 1976 con el golpe genocida. Tampoco que el gobierno de Carlos Menem liquidará lo poco que quedaba de ella. Silos de almacenamiento, barcos, puertos, todo quedó en manos privadas. Un puñado de multinacionales controla ahora el mercado argentino.

Cerrar las exportaciones de maíz y después dar marcha atrás, no es la única medida posible para combatir la suba de precios en el mercado interno.

En su discurso de fin de año la vicepresidenta Cristina Fernández marcó la necesidad de alinear precios y salarios. Lo que dijo en otras palabras es “Alberto, nos pusieron para redistribuir la riqueza y para eso nos votan, cuando nos votan”.

La empresas de medicina prepaga aumentaron un 330 por ciento sus cuotas durante el gobierno de Macri y precisamente están siendo auditadas por la SIGEN porque esos incrementos no guardan relación con la inflación ni los costos. Además, entre otras perlas, no pagaron un mango a los hospitales públicos.

Durante la pandemia, el Estado -es decir nosotros- les pagó a sus empleados porque sus finanzas estaban “al límite”, ¿vio?

Es correcta la medida del gobierno de anular el aumento que ya les había concedido. El tema es que nunca lo debería haber otorgado. Estas marchas y contramarchas dañan su imagen. Paso lo mismo cuando el Senado (Cristina Kirchner) corrigió el aumento a los jubilados. Uno no puede menos que preguntarse, ¿hacen mal los cálculos o hay diferencias políticas respecto a dónde va la guita? Pequeño problema.

Sobre llovido mojado, los dueños de la comunicación comunican que aumentaran los abonos del cable aun sin permiso oficial, y el maíz desaparece o lo que es peor se vende a precios siderales empujando los precios de los alimentos. “Acuerdan” con el Consejo Agroindustrial Argentino. Oficialmente se informa que está garantizado el abastecimiento pero nada dicen de los precios. Y ese es el tema: el precio. Igual, la medida de congelar las exportaciones no se llega a concretar. La Mesa de Enlace, en cambio, no dio marcha atrás e inició medidas de fuerza, aunque con poco acatamiento.

Para colmo, se anuncia un monitoreo diario de las ventas de maíz al exterior, pero luego -también ante la presión- lo dejan de lado.

Acordar no siempre es gobernar

Los precios no dejan de subir. Ir de compras da escalofríos. Hoy por hoy, el oficialismo parece tener ganadas las próximas elecciones legislativas, pero si no logra contener los precios, mejorar los salarios -como advirtió la propia vicepresidenta- se puede ir todo al diablo.

Se preguntaba un amigo ruralista “¿qué pasaría si el gobierno dejara de ser tan tibio y, por ejemplo, reabriera la Junta Nacional de Granos?”. “No jodas -contestó un colega-, estos son capaces de cerrarles los puertos provocando una huelga con los gremios del sector, empujar los precios de los alimentos en el mercado interno, hacerle la vida imposible no liquidando dólares, inventarle un fake news cada día…”

Complicado negociar con alguien que diariamente te pone zancadillas. Y tiene muy claro que con vos jamás va a acordar nada a largo plazo. En todo caso, la idea es simular que negocia mientras te desgasta. ¿Sirvió de algo sacarle las retenciones a los exportadores?  A ellos sí, pero ¿al Estado y la gente?

Se firman listas de Precios Cuidados. Se dice que tienen un cumplimiento del 80 por ciento. Suena “progre” en los despachos. ¿Usted, consumidor, sabe de qué productos se trata? A diferencia de lo que se vio en el anterior gobierno peronista -a pesar de que las herramientas del Estado no estaban tan desmanteladas como las dejó el macrismo- ahora no hay difusión masiva de precios, militancia controlando del cumplimiento de los acuerdos. Y el resultado es visible. No hay política, organización popular.

Cristina Fernández mencionó otro sector estratégico, la salud. Fue antes de que tuvieran la certeza de estar ante un recrudecimiento de los contagios de la primera ola o entrado en la segunda. Por otra parte, la ex presidenta debe saber que en el mundo de los especialistas ya no se discute si habrá una nueva pandemia sino cuando vendrá. Esto hace necesario reformular el sistema de salud, entre otras cosas terminar con la concentración de medios en las zonas ricas dejando gran parte del país a la buena de Dios.

Vení, charlemos un ratito

El viejo sistema solidario ha sido reemplazado por otro donde los grupos privados se llevan la crema de los aportantes y el Estado y las obras sociales sindicales pequeñas se quedan con los que menos contribuyen, es decir los laburantes de bajos sueldos. Esta pandemia, que fue prevista -como está documentado- mucho antes de su inicio, pudo haber sido enfrentada si los estadistas pensaran más en la salud pública y no priorizarán la necesidad de seducir al electorado sin enfrentarse con el poder económico cuya consigna es: “mano de obra es lo que sobra, si se muere, menos gasto social”.

La mesa de conducción de la CGT fue la primera que reaccionó ante los dichos de la ex jefa de Estado. Antonio Caló (UOM-Grupo Olmos) fue su vocero: “que se dedique a legislar, el presidente es Alberto Fernández”.

En ese marco llama la atención la convocatoria al Consejo Económico y Social que será presidido por Gustavo Beliz. ¿Cuál es la idea, acordar la reactivación del mercado interno, el consiguiente mejoramiento salarial e incremento de la producción con la Asociación Empresaria Argentina, Clarín, Techint, la Sociedad Rural y el Consejo Empresario Argentino?

Un paso adelante, otro para atrás. Este baile del gobierno en el ring ¿es parte de las contradicciones entre el presidente y su vice? Posiblemente no. Ambos saben que el principal capital del oficialismo sigue siendo la unidad. Igual, es evidente que la gestión actual flota sobre un gobierno en disputa en cuyo seno existen grupos que en realidad tienen proyectos antagónicos. Tan amplio, el peronismo siempre representó mucho más que al campo popular. Dentro de él, por supuesto, existen relaciones de fuerza que van marcando el rumbo.

Foto: Grupo La Provincia

Fuente: www.canalabierto.com.ar